Guayabazo
La hora del Sureste Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com Hacía muchísimos años que la región Sureste se consideraba olvidada, pues las visitas presidenciales sólo servían para prometer y prometer y nunca cumplir. Y sobre todo que quienes gobernaban las entidades, entre ellas Tabasco, sólo se limitaban a ser alcahuetes presidenciales. Hace dos años (1 de julio […]
3 de julio de 2020

La hora del Sureste

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
Hacía muchísimos años que la región Sureste se consideraba olvidada, pues las visitas presidenciales sólo servían para prometer y prometer y nunca cumplir. Y sobre todo que quienes gobernaban las entidades, entre ellas Tabasco, sólo se limitaban a ser alcahuetes presidenciales.

Hace dos años (1 de julio de 2018), un hijo de Tabasco realizó la hazaña que nunca nadie había hecho: vencer en las urnas a los eternos grupos políticos que detentaban y se pasaban de mano en mano el poder durante más de 80 años: Andrés Manuel López Obrador, quien a partir de esa fecha dio el banderazo para el despegue económico de los sureños.

Y no es que seamos lambiscones. Eso no, porque lo conocemos desde los años 80s y sólo nos hemos saludado con sana distancia. Sin embargo, hay quienes nada más ven que uno habla bien de alguien, y saltan como fieras con su crítica mordaz.

Sabido es que Andrés Manuel no es ‘monedita de oro’ para caerle bien a todos. Sus enemigos políticos no cesan en su empeño de derrocarlo del poder que hoy tiene en sus manos; pero honor a quien honor merece y sus programas sociales son dignos de encomio, pues millones de mexicanos se encontraban desprotegidos sin tener algo seguro con qué pasar sus últimos años y hoy, es un programa que quedó para siempre porque fue elevado a rango constitucional.

Vaya pues mi felicitación al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador por cumplir 730 días de haber iniciado la Cuarta Transformación de México.

La masacre de San Carlos
En la entrega anterior, por falta de espacio no pudimos continuar narrando algunos hechos sobre la Guerra Cristera en Tabasco, y a petición de algunos lectores, ahí le va algo sobre la ‘masacre de San Carlos’:
Ocurrió en el poblado “Epigmenio Antonio” (nombre del fundador de esa comunidad del municipio de Macuspana), que antes del ‘garridismo’ se llamó San Carlos. Pues bien, en ese asentamiento de la raza chontal, se celebraba la ‘Gran Feria de la Yuca’, organizada por la Liga Central de Resistencia del 27 al 30 de agosto de 1929.

Y como Don Tomás Garrido Canabal había difundido la idea de que las fiestas religiosas fuesen cambiadas por ferias destinadas a mostrar los productos agropecuarios, pues trataba de suplantar las festividades religiosas por las civiles, algo que los ‘sancarleños’ no estaban muy de acuerdo porque le cambió el nombre del poblado y porque era un pueblo altamente religioso.

El caso es que al grito de «Viva Cristo Rey», un grupo había atacado al jefe de la escolta federal. 30 gendarmes llegaron y dispararon a mansalva sobre la multitud que se encontraba dentro del templo, lugar hacia donde corrieron para refugiarse. El saldo fue de 22 personas muertas: nueve fueron fusiladas en el acto y doce más quedaron prisioneras y llevadas al puerto de Álvaro Obregón, hoy Puerto de Frontera.

Y como la policía estaba empeñada en atropellar a los indígenas quitándoles sus imágenes para destrozarlas, darles palos y conducirlos a la cárcel, la población tabasqueña envió sendas cartas al presidente de la república, Emilio Portes Gil, donde pedían el castigo para los responsables de la agresión, y solicitaban una investigación para aclarar la masacre de mujeres y niños, así como los incendios del templo y de algunas casas de los vecinos.

El suceso fue informado por el sacerdote Macario Fernández Aguado (un religioso perseguido por el garridismo) al arzobispo mexicano Pascual Díaz Barreto, quien supo entonces que hombres y mujeres expusieron su vida por la libertad religiosa y con inútiles armas de combate hicieron retroceder a los policías de Villahermosa que llegaron al templo a impedir la ceremonia religiosa.

La masacre de San Carlos sufrió atropellos, violaciones, quema de personas y fusilamiento de algunos otros, tan sólo por el hecho de festejar a su Santo Patrono, el cual fue quemado por las autoridades estatales junto con sus imágenes religiosas.

El padre Macario Fernández Aguado, Iba y venía por los pueblos de Tabasco. Este personaje en el que Graham Greene se inspiró para su libro ‘El Poder y la Gloria’, sufrió persecución instaurada por Tomás Garrido Canabal, que lo obligaba a andar escondiéndose y huyendo en forma permanente.

Defensor de los indígenas y de las clases menesterosas, el Padre Macario consideraba a Tabasco como un estado mártir por soportar los atropellos del garridismo.

En la mayoría de las veces se refugiaba en la línea divisoria de Tabasco con Chiapas, en un poblado conocido como Reforma, lugar donde compartió el pan con los campesinos a quienes le dio sanos consejos.

La persecución contra éste personaje fue permanente. El mismo gobernador Ausencio C. Cruz denunció que tenía pruebas de que Fernández continuaba en abierta oposición a las instituciones del país. Y todo porque las actividades religiosas que Macario mantenía por las riberas y rancherías tabasqueñas, lugares donde asistía a católicos que pusieron en peligro hasta su vida por defender los sacrosantos derechos de Dios.

Macario realizaba misas clandestinas y su persecución fue por su abierta oposición al gobierno. Varios años se mantuvo escondido en inhóspitos lugares de Tabasco. Finalmente, el 8 de septiembre de 1935 fue aprehendido y exiliado en Guatemala. Es todo, nos leemos en la próxima, el lunes me interno para que me sea colocado un marcapaso. Espero salir bien en el nombre de Dios.

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