Guayabazo (4) 2023
Creen los ‘agalambaos’ que el pueblo es ‘totoreco’ “Siempre lo he dicho, el pueblo no es tonto, tonto es el que piensa que el pueblo es tonto, la gente sabe muy bien. A lo mejor el pueblo no sabe lo que quiere, pero tiene perfectamente claro lo que no quiere”. La frase la ha repetido […]
16 de enero de 2023

Creen los ‘agalambaos’ que el pueblo es ‘totoreco’

“Siempre lo he dicho, el pueblo no es tonto, tonto es el que piensa que el pueblo es tonto, la gente sabe muy bien. A lo mejor el pueblo no sabe lo que quiere, pero tiene perfectamente claro lo que no quiere”. La frase la ha repetido infinidad de veces el presidente Andrés Manuel López Obrador, en alusión a opositores que tratan de confundir a la población.

La palabra tonto, suele asociarse con una persona boba, tarada, idiota, torpe, retrasado, demente, desequilibrado. En Tabasco se dice al tonto que está ‘shisho’ o ‘menso’; pero más lo llaman ‘agalambado / agalambao’. En cambio, en Chiapas, a los tontos les llaman ‘totorecos’, y en la región maya de Yucatán, para referirse a una persona que no se acuerda de nada: “ma’ na’at”.

En cuba, por ejemplo, si uno es tonto o lo parece, lo señalan como «guacarnaco». En Nicaragua, «jaime», y en Argentina y Uruguay, «magallanes».

La Real Academia de la Lengua Española considera al tonto como una persona falto o escaso de entendimiento o de razón, que padece una deficiencia mental, o cuando alguien se comporta de manera pesada o molesta se dice que se pone muy tonto, o algún presumido o vanidoso, en fin, hasta se califica de tonto a alguien que dice tonterías.

Refiero lo anterior ante el circo, maroma y teatro que ha montado el conservadurismo en contubernio con autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para despojar de su título como abogada a la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel Mossa, a quien acusan de plagio, porque su tesis presentada en 1987, es similar a la del estudiante, Édgar Ulises Báez Gutiérrez, ex alumno de la facultad de Derecho.

En este descarado montaje –por cierto, dolosamente justificado porque el esposo de Yasmín fue contratista del gobierno de la Ciudad de México en tiempos de AMLO–, el rector de la UNAM, como Poncio Pilatos, se lavó las manos afirmando que no tiene competencias para anular el título y, ya hecho el daño, le tiró la piedra a la Secretaría de Educación.

Ahora bien, cómo es posible que la ministra cache los odios hacia su esposo y de que, a casi 40 años, la UNAM no se haya dado cuenta del error, y ya, cuando la señora está a las puertas de su senectud, una caterva de ‘agalambaos y totorecos’ trate de invalidar lo que estudió sin que el presunto agraviado haya interpuesto demanda alguna.

Y peor aún, cuando la abogada ha dedicado toda su vida a la carrera de la jurisprudencia en forma brillante y por disposición de algunos quieran borrar de un plumazo un título universitario, sobre todo, despedazar la moral de esa persona… Como dicen mis paisas de Jalpa: “Haiga sido o no haiga sido”, con título o sin título, la ministra se ha desempeñado con una honestidad ejemplar y, según sus propios compañeros ministros, de manera imparcial y profesional.

Que no nos salga la dichosa universidad con que a ‘chuchita la bolsearon’, pues son buenísimos para cobrar impuestos por los títulos en mención, pero más malos que la sarna prieta para defender la posición de la ex alumna en cuestión. A ver si también se atreven a quitarle el Diplomado en Administración Pública, el título de la Universidad Panamericana como Master en Derecho Administrativo y Fiscal y en el Sistema Financiero Mexicano, su maestría en Administración de Instituciones Educativas, o el doctorado en derecho otorgado por la Universidad Anáhuac en convenio con la Complutense de Madrid… Esperemos el desenlace de este penoso asunto para ver de qué cueros salen más correas.

El hombre del sureste conquistó Puebla y Veracruz
La presencia del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en los diálogos y unidad por el bien de México realizados en los estados de Veracruz y Puebla demostró que, sin hacer campaña, la gente se arremolina para expresarle sus saludos. La magnífica jornada, dio muestra de la capacidad de convocatoria del tabasqueño que fue claro y preciso en su explicación sobre la reforma electoral y gobernabilidad del país. En Veracruz, donde el gobernador le levantó la mano ante un nutrido grupo de porteños, hasta se dio el lujo de alternar con un grupo de marimbistas, con quienes ejecutó el zapateado tabasqueño ‘El hombre del Sureste’.

Por otro lado, en el evento poblano de más de 5 mil personas, vimos al diputado federal, Marcos Rosendo Medina Filigrana acompañando al funcionario y hasta se tomaron la foto. Ello nos recordó tiempos pasados cuando, en campaña a favor de AMLO, Adán guiaba al jalpaneco en la política por los caminos de Tabasco. Así pues con un maestro así puede hacerse realidad lo que muchos comentan que Medina Filigrana es el ‘caballo negro’ para la gubernatura de Tabasco.

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