Guayabazo
La cueva de las sardinas ciegas (parte IV última) Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com En entregas anteriores habíamos hablado de que se observa la clara asociación entre el murciélago, el jaguar y las cuevas, lo cual nos da una idea de la importancia que estos tuvieron en la religión zoque. En este caso, la ‘Cueva de […]
8 de junio de 2020

La cueva de las sardinas ciegas
(parte IV última)

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
En entregas anteriores habíamos hablado de que se observa la clara asociación entre el murciélago, el jaguar y las cuevas, lo cual nos da una idea de la importancia que estos tuvieron en la religión zoque.

En este caso, la ‘Cueva de la Sardina Ciega’, nos da una idea de la importancia de la naturaleza para este grupo étnico y vivirla con los actuales descendientes de los antiguos, es regresar en el tiempo para conocer la historia.

El uso de las cuevas como lugares sagrados tuvo su origen desde antes de la era cristiana, continuó a lo largo de la época prehispánica, se extendió durante la colonia y ha trascendido en la actualidad.

Vivir esta ceremonia en el ‘Domingo de Ramos’ es una experiencia inolvidable. Se realiza en el poblado de Villa Luz, perteneciente al pueblo mágico de Tapijulapa y para llegar al sitio hay que recorrer casi dos kilómetros, cruzar antes los ríos ‘De la Sierra’ y el ‘Puxcatán’ provenientes del ‘Pichucalco’ y ascender por el mismo unos 150 metros para llegar a una planicie del cerro.

Posteriormente, el recorrido es entre veredas, pasando después por un manantial de aguas sulfurosas hasta llegar a la cúspide del cerro, donde se ubica la “Cueva de la Sardina Ciega”.

Ahí frente al río que crece, el grupo de zoques, liderados por el patriarca Patricio Ocaña Cruz, inician un ritual en punto de las 12:00 horas, acompañados de un grupo de tamborileros.

Se colocan frente a la cueva, se danza en círculo alrededor del ‘Abuelo’, con pasos al son de la música, llevando canastos con flores silvestres y velas atadas a la orilla del mismo, y el material principal: plantas de barbasco envueltas en hojas blancas llamadas cuisahults. (El barbasco es una planta que crece a modo de enredadera, tiene hojas en forma de corazón y raíces similares a un camote. Algunos laboratorios lo usan para la producción de anticonceptivos).

En un tiempo determinado cesa la música y todos los danzantes (10 en total) se arrodillan en señal de reverencia. Mientras el ‘Abuelo’, llevando también flores silvestres, vela e incensarios, bendice a los cuatro puntos cardinales y, en círculo, bendice a los participantes, se arrodillan en el centro del círculo para elevar una plegaria en silencio y al término de ello se colocan de pie y levantando su canasto.

Lo prodigioso de esta ceremonia se da cuanto habla el Abuelo en su lengua materna:
Oyes jama Tatawelo/ Oyes jama Tatawelo/ Oyes jama Tatawelo: Pyajkachonu ujtan kyonukju y famatonayu lkokh tiyn mihutsy a kehu: ñaijtu yuj ujtan familiara, ñaijtu yuj ujtan une y en nay de renjara y naj y en nay del jama.Y en nay de ujtan nanaj nas wakhy mit tajuin tzakn tajkayu a mith tak kapa tyuju las cuesa en mith jojpak, ¡winira yajyamokyuy tatwelo! En mith naj ñaminu yunju wake, mumuhra uyuta tzokoy.

Buenos días Abuelo/ Buenos días Abuelo/ Buenos días Abuelo: Recibe nuestro saludo y escucha lo que te venimos a pedir Tienen hambre nuestras familias, tienen hambre nuestros hijos y el agua, y en nombre del sol y de la luna, y en nombre de nuestra madre tierra, regálanos tu sardina, déjanos entrar a tu casa para tirar ‘la cuesa’ en tu arroyo, ¡muchas gracias ‘Abuelo’, muchas gracias ‘Abuelo’! En tu nombre traemos esta ofrenda con todo nuestro corazón.

Terminada la petición hecha por el patriarca de la tribu, se deja escuchar un silencio y todos de rodillas elevan plegarias. Hijos míos: su petición está autorizada… De pronto el silencio se interrumpe con el murmullo del viento y el correr de muchas aguas y entre ellos se deja oír una voz que concede el permiso a toda la tribu. Los patriarcas zoques Dionicio Ocaña Cruz y Felipe Mendoza, se encuentran en el rito de la tercera generación.

Desde lo alto del cerro, tiran el barbasco en las corrientosas aguas, lo que provoca una especie de adormecimiento al producto que permite la captura de las sardinas. El grupo entra a la cueva y esperan un lapso de media hora para poder, con sus canastos, atrapar a las sardinas ciegas y, dependiendo de la cantidad, el patriarca observa que la cosecha será importante este año. Las sardinas son puestas en un canasto y repartidas entre la población zoque.

La Naturaleza
Del cerro brotan aguas sulfurosas. La zona es visitada por turistas de todas partes del país y el mundo.
Después del rito de la ‘Pesca de la Sardina’, se desatan aguaceros en la zona Sierra, y en particular en Teapa, donde el río llamado ‘Pichucalco’ desborda, bañando las sabanas y plantaciones de plátano. Una inundación en plena sequía y Semana Santa.

Gracias colega José de Jesús Carrera, por obsequiarnos este interesante trabajo periodístico, digno de comentarlo con motivo del ‘Día de la Libertad de Expresión’. Nos leemos en la próxima.

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