Guayabazo
¡No les falló! Este lunes 6 de febrero, la clase indígena tabasqueña estuvo de plácemes. Por fin se hizo realidad el sueño acariciado de la población de Quintín Aráuz, Centla, con la entrega del puente –el más grande de Tabasco—, con la representación presidencial, puso en funcionamiento el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. […]
7 de febrero de 2023

¡No les falló!

Este lunes 6 de febrero, la clase indígena tabasqueña estuvo de plácemes. Por fin se hizo realidad el sueño acariciado de la población de Quintín Aráuz, Centla, con la entrega del puente –el más grande de Tabasco—, con la representación presidencial, puso en funcionamiento el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Hoy vino a rescatar la palabra empeñada en 2020 y ¡No les falló¡.

Quintín Aráuz, comunidad ‘yokot’an’ con cerca de 1,500 habitantes, es la más poblada del municipio que la mayor parte del año permanecía inundada y, para llegar a ella,sólo era por brechas y había qué atravesar el río en una vieja panga de las que se desecharon con la construcción del puente Frontera. Se encuentra ubicada en el corazón de uno de los seis humedales del país, hoy convertido en reserva de la biósfera, donde perviven 39 especies de peces, 50 de anfibios y reptiles, 60 mamíferos y 125 de aves como la cigüeña, el jabirú, pato real, halcón peregrino y águila pescadora, entre otros.

La primera petición del puente tiene su origen desde aquél 1 de junio de 1991, cuando el entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, visitó Centla con motivo del ‘Día de la Marina’. Recordamos que en ese entonces llegó acompañado del gobernador Salvador J. Neme Castillo y de su invitado especial, Roberto Madrazo Pintado.

Previo a ello, Neme había acordado con el delegado del Instituto Nacional Indigenista, Andrés Madrigal Hernández, para que programara una reunión con las etnias tabasqueñas en ese poblado, pues había la intención de apoyarlos debido a que en esos días padecían un exagerado atraso y pobreza extrema. Y así sucedió: fue un evento donde Salinas explotó en su ego, pues hubo una asistencia de cerca de 4 mil indígenas choles, chontales y tzeltales.

Y es que Andrés Madrigal –como lo hizo AMLO hace más de 40 años cuando fungió como delegado del INI (1977) y como lo hizo también Baldemar Hernández que lo suplió– había apoyado a las comunidades marginadas de Centla, Nacajuca, Tacotalpa y Tenosique, llevándoles apoyos a la vivienda, albergues, descansaderos de ganado y asesoría pedagógica, entre otras acciones. Al menos en Quintín Aráuz también los apoyó en la gestión de un primer autobús para que los comunitarios tuvieran un medio para transportarse al puerto de Frontera y a la capital del estado.

Recordamos que en la reunión Salinas-indígenas, el orador fue el líder chontal de Nacajuca, Miguel Salvador Pérez, que planteó las principales necesidades de todos los pueblos. Y claro, lo que más motivó a Salinas fue el puente que comunicaría a Quintín Aráuz con la colonia Nueva Esperanza y de ahí la carretera que los conduciría al puerto de Frontera. Ahí, en esa fecha y ante la comunidad étnica de Tabasco, el presidente hizo el compromiso de realizar las obras en mención, pero, para decepción de los lugareños, incumplió… no hubo puente, ni carretera alguna.

18 años después del engaño, se logra la pavimentación de los 48 kilómetros que hoy unen a la colonia ‘Nueva Esperanza’ con la cabecera municipal. Y así pasaron muchos gobiernos; Carlos Salinas en tiempos de Salvador Neme y Manuel Gurría; Ernesto Zedillo Ponce de León con Roberto Madrazo y Víctor Manuel Barceló Rodríguez; Vicente Fox Quesada con Enrique Priego Oropeza y Manuel Andrade Díaz; Felipe Calderón Hinojosa con Andrés Granier Melo; Enrique Peña Nieto con Arturo Núñez Jiménez, presidentes que sólo engañaron a los indígenas, porque presupuesto tuvieron para hacer eso y más.

Después de 31 años de falsas promesas, por fin regresó a esas tierras el presidente indígena, Andrés Manuel López Obrador. La fecha histórica fue el año bisiesto (29 de febrero de 2020), donde ante chontales de la ribera del Usumacinta, anunció la construcción del ansiado puente.

En esa memorable fecha, el presidente se hizo acompañar del gestor principal de la obra, el gobernador Adán Augusto López Hernández, además de prometer otras obras como la construcción de un nuevo hospital.

La llegada del presidente humanista a Quintín Aráuz, lo llenó de sentimientos, porque años atrás había caminado por esos pueblos con los que convivió mucho tiempo. “Todos sus planteamientos serán atendidos, pero primero se dará respuesta a los que involucran beneficios para todos”, les dijo a sus hermanos chontales.

Les recordó que, en esta tierra, que fue escenario de la épica Batalla de Centla protagonizada por los indígenas chontales y las tropas españolas invasoras, e hizo gala de su congruencia aseverando que siempre luchará por las causas justas.

Los indígenas “no están solos, voy a cumplirles, no les voy a fallar” … “ya comenzó la Cuarta Transformación del país y ahora los beneficios serán para todos los mexicanos, para los que viven en el campo y en la ciudad, en todas las regiones, para el pueblo” … “la única regla de la nueva transformación es primero los pobres. Se atiende a todos, se escucha a todos, se respeta a todos, pero tienen preferencia los más humildes”.

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