Guayabazo
¡Luz de esperanza para México! Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com La grata noticia es que un grupo de matemáticos e investigadores mexicanos consideran que, si continúa todo mundo en casa, unos a partir del 15 de mayo y otros, donde la enfermedad está arraigada, en el mes de junio regresaríamos en forma paulatina a la vida […]
17 de abril de 2020

¡Luz de esperanza para México!

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
La grata noticia es que un grupo de matemáticos e investigadores mexicanos consideran que, si continúa todo mundo en casa, unos a partir del 15 de mayo y otros, donde la enfermedad está arraigada, en el mes de junio regresaríamos en forma paulatina a la vida normal.

Lo anterior se considera una ¡luz de esperanza para el pueblo de México!, que está ávido de redoblar esfuerzos para levantar al llamado ‘elefante reumático’, porque ahora sí que quedará cholenco ante la inactividad productiva.

Atrás quedaría el documento elaborado por el Consejo de Salubridad General del país que sería clave para determinar quién vive y quién muere en tiempos del Covid-19, y donde prácticamente dictaba sentencia de muerte a miles de personas de la tercera edad (los consentidos del presidente Andrés Manuel López Obrador), en caso de que la atención hospitalaria se viera rebasada. Se trata de una “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica” redactada por los doctores: María de Jesús Medina Arellano, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y César Palacios-González, investigador y coordinador de la Maestría en Ética Práctica del Centro Uehiro de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oxford, así como diez especialistas más.

La información difundida por la máxima autoridad en salud en México, está consignada en un documento de 11 páginas (http://csg.gob.mx/descargas/pdf/index/informacion_relevante/GUIA_Bioetica_FINAL_10_Abril2020.pdf), que aterroriza al pueblo mexicano, fue rechazada en primer término por la UNAM, que se deslindó de ese texto en voz del doctor Enrique Graue Wiechers, quien tomó la decisión de deslindarse de los términos y contenidos de la peligrosísima orden que consideraba ‘muerte súbita’ para los de la tercera edad.

La guía, que consideramos como un documento fatal y terrorista, favorece a los jóvenes por sobre las personas mayores. Es decir: “Paciente A de 80 años necesita de un ventilador, paciente B de 20 años necesita de un ventilador. Si paciente A recibe el ventilador ella vivirá 7 años más, si paciente B recibe el ventilador ella vivirá 65 años más. Se tiene que introducir un principio adicional: salvar la mayor cantidad vidas-por-completarse”. Si hay empates, se preferirá a mujeres por sobre hombres porque ellos resultan ser los más afectados por la pandemia hasta ahora. Si nada desempata, lo dejarán… ¡al azar!: “por ejemplo, lanzar una moneda”.

La “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica”, señala que hay criterios que NO deben ser tomados en cuenta al asignar medicina crítica (…): “características como afiliación política, religión, ser cabeza de familia, valor social percibido, nacionalidad o estatus migratorio, género, raza, preferencia sexual o discapacidad, lo cual es un error que ha de evitarse a toda costa asumir que tener cualquier discapacidad es sinónimo de tener una prognosis médica desfavorecedora, o de tener mala salud”.

Un aspecto doloroso está asentado en la página 9 del documento: “Proveer soporte psicológico requiere que los recursos materiales existan para acompañar lo mejor posible al paciente en el proceso de muerte y facilitar, considerando las condiciones de precaución para evitar contagios, que pueda darse la despedida entre paciente y familiares. Cuando no sea posible, por cuestiones sanitarias, que los familiares estén presentes se debe de recurrir a la tecnología, por ejemplo, llamadas o video llamadas”.

En general, de echarse a andar lo que dicta el documento en cuestión, sería el fin de una generación de adultos mayores que marcaría al gobierno con un final holocaustico.

Aun cuando esta guía fue elaborada para hacer frente a la pandemia de COVID-19, también podría ser utilizada durante otras emergencias de salud pública que generan una sobredemanda de medicina crítica.

Así pues, esa guía debe ser incinerada y perdida en los confines de los archivos de la nación, pues es nociva para los de la tercera edad que estamos en manos de un equipo de ‘triaje’ que decidirá quién vive o quién muere; y para ello se escudan en los términos del artículo 128 de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 Y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en caso de que se soliciten suspensiones por vía de amparo respecto de las decisiones tomadas con apego a la guía, las mismas deberán ser denegadas, ello en virtud de lo establecido por la fracción II del artículo en mención, ya que por tratarse de una pandemia, así decretada por la propia Organización Mundial de la Salud, debe imperar el interés colectivo sobre el interés particular.

Lo que se ratifica, además, en los artículos 129 fracción V, 131 en su parte final y muy particularmente en el artículo 138 de la citada ley, mismo que establece que: “Promovida la suspensión del acto reclamado el órgano jurisdiccional deberá realizar un análisis ponderado de la apariencia del buen derecho, la no afectación del interés social y la no contravención de disposiciones de orden público…”

Por fortuna, las matemáticas, que son exactas, nos indican que la curva de la pandemia en México no llegará tan alto, y la masacre, auspiciada y tramada legal y médicamente por el Consejo General de Salud quedará en el olvido. Nos leemos en la próxima, si el Señor nos presta vida.

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