Guayabazo
Los corruptos de hoy Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com-guayabazo@gmail.com El tema de la corrupción se puso de moda con un político neoleonés que cayó en manos de la justicia. Quiso ser presidente, prometiendo ‘cortarle las manos’ a quienes se adueñan de los dineros del pueblo, pero el acusador resultó acusado: “Presentaré una iniciativa al Congreso porque […]
17 de marzo de 2022

Los corruptos de hoy

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com-guayabazo@gmail.com
El tema de la corrupción se puso de moda con un político neoleonés que cayó en manos de la justicia. Quiso ser presidente, prometiendo ‘cortarle las manos’ a quienes se adueñan de los dineros del pueblo, pero el acusador resultó acusado: “Presentaré una iniciativa al Congreso porque necesitamos mocharle la mano al que robe en el servicio público, hay que poner el ejemplo”, afirmó contundente el candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, conocido como ‘El Bronco’, en aquél histórico debate presidencial en el que participaron el candidato morenista, Andrés Manuel López Obrador y el panista-priista Ricardo Anaya.

Hoy, el exgobernador de Nuevo León, porta el número 10634 del Cereso de Apodaca, por su probable participación en hechos con características de delitos electorales. Ello, tras la denuncia penal en 2018 por el entonces senador y actual gobernador, Samuel García, que lo acusa de haber destinado fondos públicos a la recolección de firmas que avalaron su aspiración presidencial. Jamás se imaginó que sus palabras serían su sepulcro político, porque, como él aseguró: ‘hay que poner el ejemplo’ y, aunque está prohibido en México, los mexicanos exigen ¡que se moche la mano!.

Las raíces de la corrupción en México datan de la época colonial con la monarquía española dominante y el enriquecimiento de oficiales que propiciaban la “venta de oficios”. Los liberales de la Reforma, crearon una Constitución que limitaba las fallas de un posible ejecutivo dispendioso o corrupto, por tres vías: la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, la Suprema Corte de Justicia y una prensa libérrima. Con esa característica, llamaron a cuentas al expresidente Manuel González en 1885, por negocios ilícitos en la construcción de los ferrocarriles y por déficit fiscal escandaloso.

En el ‘río revuelto’ de la Revolución, muchos humildes pescadores se hicieron millonarios. Quizás el primer estadio de la corrupción fue el botín de guerra… Obregón se apodera de la imprenta de El País y la obsequia a uno de sus amigos […] las propiedades son ocupadas y pasadas por saco, las oficinas cateadas y despojadas de cuanto en ellas hay […] Los palacios y palacetes de las aristocráticas colonias Juárez, Roma, Cuauhtémoc, Paseo de la Reforma, Condesa y otros cuarteles y suburbios están en gran parte habitados por los generales, coroneles y oficiales del constitucionalismo […] La fastuosa finca del Jockey Club se convierte en dormitorio de papeleros; la casa de Joaquín Casasús en cuartel general de Lucio Blanco […] El pillaje y destrucción alcanzan lo inverosímil cuando se abre una caja fuerte de Lucio Blanco en el Banco de Londres y México y se hallan: un anillo imperial de Maximiliano, de oro y brillantes, con el monograma del archiduque, un reloj de oro y esmalte con el monograma del mismo; 66 onzas de oro con la efigie de Maximiliano: dos paquetes […] conteniendo […] 247,645 pesos, dieciséis sacos con plata […] fistoles, mancuernillas… Todo mundo ‘carranceaba’, es decir, robaba, hasta los militares decían: “la Revolución me ha hecho justicia” cuando incautaban haciendas.

Vicente Lombardo Toledano declaró en 1952: “Vivimos en el cieno”, “[…] la mordida, el atraco, el cohecho, el embute, el chupito, una serie de nombres que se han inventado para calificar esta práctica inmoral. La justicia hay que comprarla, primero al gendarme, luego al ministerio público, luego al juez, luego al alcalde, luego al diputado, luego al gobernador, luego al ministro, luego al secretario de Estado.

Ruiz Cortines ejerció una administración honesta y eficaz. La corrupción creció mucho en tiempos de López Mateos y tendió a limitarse un tanto en los del austero Díaz Ordaz. Con Echeverría se inauguró la etapa de los economistas en el poder, esos cachorros de los cachorros de la Revolución, perfectamente preparados para servir a la Patria, destruyendo la economía y cobrando millones por el trabajo de demolición. En los tiempos petroleros de López Portillo, las historias de enriquecimiento incomprensible se volverían lugar común. Con Miguel de la Madrid y su “renovación moral” no fue ajeno a sospechas de corrupción. Con Carlos Salinas llegaron los tiempos de la corrupción. Con Peña Nieto se incurrió y alentó la corrupción, desde la presidencia hasta el último funcionario, llegándose al extremo de proclamar que la corrupción era “parte de la cultura mexicana”. Y con López Obrador, se enarbola la bandera de “No mentir, no robar, no traicionar al pueblo».

Y Precisamente, hojeando el libro ‘Cara a cara’ del periodista James R. Fortson, invaluable obsequio de mi colega y compadre Erwin Macario, me encuentro una entrevista con Carlos Madrazo Pintado, donde el abogado toca el tema de la corrupción en el periodismo y su bajo nivel causados por la mala información, ha sido propiciada y patrocinada por el gobierno.

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