Guayabazo
Muchos criticamos… pocos reciclamos Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com Las lluvias de los últimos días han provocado serios encharcamientos y taponamientos del drenaje en diversas áreas del municipio de Centro, Chontalpa chica y Macuspana, según se observa en las redes sociales. Y por tanto, toda la culpa del agua que cae del cielo se […]
8 de febrero de 2022

Muchos criticamos… pocos reciclamos

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com
Las lluvias de los últimos días han provocado serios encharcamientos y taponamientos del drenaje en diversas áreas del municipio de Centro, Chontalpa chica y Macuspana, según se observa en las redes sociales. Y por tanto, toda la culpa del agua que cae del cielo se la atribuyen a la llamada 4T.

Sin embargo, los analistas no toman en cuenta que somos los propios vecinos quienes coadyuvamos a empeorar el problema de inundaciones porque no tenemos la cultura del reciclaje de la basura, pero principalmente nuestras autoridades que no prevén cómo solucionarlo.

Observamos, cómo los tiraderos de basura que no se recogen a tiempo en las colonias de Villahermosa y Nacajuca y demás municipios tabasqueños, se convierten en un gran foco de infección, además de provocar el azolve de la tubería de drenaje con la consecuente inundación de viviendas.

Así pues, la falta de una adecuada cultura del reciclaje, tiene a la población en un ambiente contaminado ante la indiferencia de las autoridades municipales que poco han hecho para tratar con seriedad el problema.

Vemos cómo montones de la inmundicia crecen apresuradamente convirtiéndose en enormes montañas infecciosas que los encargados de la recolección se resisten a llevar a lugares adecuados, primero, porque desde muy temprano los perros callejeros despedazan y, segundo, porque las bolsas cerradas la terminan rompiendo los llamados ‘pepenadores’ que se han convertido en una amenaza social.

Al menos en la zona conurbada de Bosques de Saloya, Nacajuca, Tabasco, tienen convertida la avenida ‘Las Torres’ en un tiradero de toda la colonia, pues los vendedores de pollos y taqueros de la zona a deshoras de la noche tiran residuos de plumas, tripas y osamenta que, al paso de las horas, generan un mosquerío, y el agua sangre corre por toda la calle despidiendo olores nauseabundos, aparte de provocar taponamiento del drenaje y la consecuente inundación de viviendas.

¿Qué lejos estamos de aprender a cuidar nuestro entorno?… porque ni autoridades ni amas de casa conocen qué hacer para preservar nuestra naturaleza. Y la respuesta surge de inmediato: La Secretaría de Educación no contempla que maestros dediquen cuando menos 5 minutos de sus clases para inculcar a los niños la mentalidad de luchar para salvar el planeta.

Aunque en Tabasco parezca un sueño, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas no lo es, porque allá sí existe la cultura del reciclaje. Ahí ya realizan acciones de minimización y aprovechamiento de la basura. Luego entonces, ¿por qué en la entidad no se ocupan de sensibilizar y capacitar a la población en el cambio de conductas que propicien una generación mínima de residuos, separándolos y reaprovechándolos en forma independiente según su tipo?.

Aprendamos a reciclar para evitar contaminación, conservemos los recursos naturales y ahorremos energía, para tener ciudades más limpias y con mejor calidad de vida.

Así pues, hay que atacar de raíz el problema en los sitios donde se generan residuos orgánicos, plástico, papel, vidrio, baterías, aceites, reactivos vencidos, son: domicilios, comercios, industrias, hospitales que tiran residuos corrosivos, reactivos, explosivos, tóxicos, inflamables y patógenos, que pueden causar daño a la salud de las personas o ambiente.

Pocas personas saben que el plástico está hecho con uno de los recursos no renovables más valiosos, como lo es el gas natural o petróleo crudo, que se transforman químicamente en formas sólidas que se llaman resinas. Sin embargo, también se han convertido en uno de los principales problemas para la humanidad, pues van a parar a arroyos, lagunas y ríos y finalmente al mar.

Y da tristeza ver cómo en nuestros ríos nadan garrafones de agua purificada, botellas de limpiadores, envases de shampoo, enjuagues, envases de leche, botellas de refresco, de jugos, de gaseosas, bolsas de detergentes, mangueras, juguetes, etc., además de bolsitas de frituras, de galletas, radiografías, envases desechables, discos, que finalmente provocan una descomunal contaminación de nuestro planeta.

Hoy más que nunca se requiere de tomar cartas en un problema que afecta a todos por igual y que, si no se enfrenta, el medio ambiente y la naturaleza nos cobrarán esa factura con fiereza, porque le estamos quitando su esencia.

Repetimos: desde nuestros hogares podemos iniciar las acciones para controlar el exceso de generación de residuos. Al igual como se educa en hábitos como lavarse las manos antes de comer o después de ir al baño, se puede aprender a usar mejor los recursos y minimizar la generación de residuos, así como aprender a almacenar la basura por separado, evitando de esta manera la generación de un mayor volumen de residuos peligrosos.

Es todo. Léenos en diario Rumbo Nuevo y síguenos en: Facebook y Twitter @GuayabazoGarcia. Sean felices.

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