Guayabazo
Nuestra remendada Constitución Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com Este 5 de febrero conmemoramos el aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Como antecedentes, se tiene el dato de que en enero de 1824 un nuevo Congreso estableció el Acta Constitutiva de la Federación. Dos meses después, inició el debate que llevó […]
3 de febrero de 2022

Nuestra remendada Constitución

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com
Este 5 de febrero conmemoramos el aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Como antecedentes, se tiene el dato de que en enero de 1824 un nuevo Congreso estableció el Acta Constitutiva de la Federación. Dos meses después, inició el debate que llevó la promulgación, el 3 de octubre de ese año, de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos que dio vida en México al federalismo.

En enero de 1835, con Antonio López de Santa Anna en la presidencia por segunda ocasión, el Congreso, de mayoría conservadora centralista, inició la elaboración de las bases para una nueva Constitución, conocida como ‘Las Siete Leyes’, que pondría fin al sistema federal. La primera ley se promulgó el diciembre de 1835, la segunda en abril de 1836 y las restantes en diciembre de ese año.

Con este ordenamiento se dividía al país en departamentos, éstos en distritos y los distritos en partidos. Entre otras disposiciones, fijó el periodo presidencial en ocho años y estableció un Supremo Poder Conservador, sólo responsable ante Dios, con atribuciones para declarar nulidad de una ley o decreto y la incapacidad física o moral del presidente de la República.

En junio de 1843 se sancionó una nueva Carta Magna, llamada Bases Orgánicas de la República Mexicana que solo estuvieron en vigor tres años, reiteraron la independencia del país, la organización política en República Centralista, y suprimieron al Supremo Poder Conservador que encabezaba Santa Anna. Se instauró la pena de muerte y se restringió la libertad de imprenta, ratificando que el país protegía y profesaba la religión católica.

La elección de los representantes era indirecta, esto es, se dividió a la población en secciones de 500 habitantes, mismos que elegirán un elector primario; éste nombraba los electores secundarios, los cuales formaban el Colegio Electoral que a su vez elegía a los diputados al Congreso. El ejecutivo tenía un demostrado derecho de veto de leyes.

Se restablecía el federalismo de manera formal, puesto que la Constitución del 24 había sustituido a la Constitución centralista conocida como Bases Orgánicas desde agosto de 1846, pero con diversas modificaciones para evitar caer nuevamente en situaciones de conflicto político. Por ejemplo, contemplaba que los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial «solo pueden y deben hacer lo que la Constitución otorga como facultad e impone como obligación».

El Acta Constitutiva y de Reformas estableció las garantías individuales para todos los habitantes de la República, suprimió el cargo de vicepresidente y adoptó elecciones directas para diputados, senadores, presidente de la República y miembros de la Suprema Corte. Además, facultó al congreso para anular las leyes de los estados que implicasen una violación al pacto federal, e implantó los derechos de petición y de amparo.

El 5 de febrero de 1857, fue aprobada y jurada la nueva constitución por el congreso constituyente y el presidente Ignacio Comonfort. «Los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales», señala el documento rector, y entre sus preceptos resaltan el mantenimiento del federalismo, la abolición de la esclavitud, las libertades de trabajo, de propiedad, de expresión de ideas, de imprenta, de asociación, de petición y de comercio. Igualmente, se establece que son ciudadanos con derecho a voto todos los mexicanos varones que hayan cumplido 18 años si son casados y 21 si no lo son.

Por su contenido social ha sido definida como la primera Constitución social del siglo XX en el mundo. La legislación incluía una gran parte de los ordenamientos de la de 1857, especialmente lo referente a los derechos humanos, ya como «garantías individuales». La forma de gobierno siguió siendo republicana, representativa, demócrata y federal; se refrendó la división de poderes en Ejecutivo, Judicial y Legislativo, si bien este último dejó de ser unicameral para dividirse en cámaras de Diputados y Senadores.

Tras la llegada de Porfirio Díaz al poder y su permanencia por más de 30 años, se desató un levantamiento social que dio luz a la Revolución Mexicana y como colofón, fue acuñada la Constitución de 1917 que está vigente y se conforma de 136 artículos. En la tarde del 4 de febrero de 1917 tuvo lugar una de las sesiones más agitadas del Congreso Constituyente a la que fue invitado el general Álvaro Obregón, entonces secretario de Guerra. Tomaron parte en el debate especialistas en Derecho como el tabasqueño Rafael Martínez de Escobar, Félix Fulgencio Palavicini, Mújica, Heriberto Jara, Ramírez Villarreal, González Torres, entre otros, promulgándose en la primeras horas del 5 de febrero de 1917.

A partir de ahí, nuestra Carta Magna ha recibido una serie de remiendos que sólo han favorecido a los gobernantes en su ambición por el poder y servido de ‘puente vacacional’ del oficialismo. Toda parchada y violada en sus más íntimas partes, la Constitución Política Mexicana celebra este sábado un aniversario más de su nacimiento.

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