Roto el tejido social, aflora la enfermedad

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com
Cuántas veces hemos escuchado de parte de políticos y de religiosos que en México se ha roto el tejido social, pero nadie entiende a ciencia cierta si esto es realidad o simplemente es una de las trilladas frases que acostumbran decir líderes ocasionales en busca de clientelismo electoral. Sin embargo, esto se escucha con mayor fuerza en diversas latitudes del mundo a consecuencias de los estragos de la pandemia de coronavirus y de otras calamidades, como droga, criminalidad, incluso de tipo climática y ecológica que las azota.

Algunas universidades consideran que para corregirse debe accionarse el restablecimiento de la confianza colectiva como paso elemental para la reconstrucción social y solidaria, a través de comités vecinales, de las iglesias, de las autoridades gubernamentales de manera central, iniciativas que deben desarrollarse articuladamente, hasta donde sea posible, con los programas de gobierno en seguridad, educación, recreación, salud, empleo y proyectos productivos y con los presupuestos claramente asignados a esas áreas; pero también reeducando nuevos liderazgos sociales mediante la participación de jóvenes universitarios.

Pero, he aquí una de las claves para solucionar de raíz el problema. Nuevamente un grupo de científicos que trabajan en proyectos de integración comunitaria, lanzan la invitación al Gobierno e iniciativa privada para ayudar a escuelas, comunidades y empresas que tengan problemas psicosociales, mediante la integración de un nuevo modelo de la ‘Teoría de la Identidad’ que ya ha sido aprobado en Estados Unidos y diversos países de Europa y Latinoamérica.

En conferencia desde Puerto Rico, el eminente doctor José D. Batista, creador de la llamada ‘Teoría de los valores’, dice que por primera vez en la historia cuentan con un material que puede ayudar al ser humano a integrarse, indistintamente cual sea la situación por la que está pasando, porque los ayuda a integrar valores, normas, derechos, deberes, salud física, mental y social.

Fue explícito en su invitación a médicos, sicólogos, políticos, maestros, policías, etc., que cuando el tejido social se rompe la enfermedad aflora; y asegura que en la actualidad no ha visto a nadie, ningún comité, ni religiones trabajar la integración del tejido social porque no tienen capacidad de sentarse a dialogar en cómo van a ayudar a las comunidades. Es decir, no se tiene un concepto integrador porque se piensa solamente a partir del dogma y no a partir del amor que es necesario llevar a nuestros conciudadanos en esta época.

Durante su intervención de cada inicio de semana, consideró que los valores son la estructura del ser que comunica a todo ser humano, los cuales forman el carácter que ayuda a la integración con el otro ser humano y a bloquear las heridas que se manifiestan en forma de ira, tristeza y amargura.

Respecto a ello, especialistas concuerdan que las enfermedades de hoy son producto del cambio profundo que está ocurriendo en la sociedad y que los actuales dirigentes en diversos países carecen del conocimiento de los valores, de cómo se impacta una sociedad, por lo que los cambios lo que han traído es más depresión, más criminalidad, más violencia, más divorcio, más niños abandonados.

La interesante conferencia a la que se conectaron –vía internet– especialistas en psicología, psiquiatría y eminencias latinoamericanos, considera que se ha roto la homeóstasis del ser humano y es lo que está causando grandes enfermedades; es decir, no funcionan los valores que rigen el pensamiento, emociones y conductas, incluso el ambiente, porque planificadores y quienes toman las decisiones, sólo ven su propio beneficio sin importarles el impacto que están creando.

Por tanto, dice, hoy se necesita entender en cada movimiento que hacemos cuál es el deterioro social que causamos, y que los médicos trabajen mediante sistemas, porque ninguno de ellos se comunica, es decir, no hay una armonía entre ellos, porque la medicina no cura sola, sino corrige problemas de funcionamiento biológico, porque este es impactado por la problemática del desarrollo interior para utilizar a los valores como muro de contención ante los estímulos.

De lo contrario, médicos y especialistas van a trabajar con el desbalance total del cuerpo, y se podrán gastar millones de dólares en medicinas si tener resultados satisfactorios, porque además el paciente está recibiendo otro tipo de estímulos, como huracanes, pérdida de trabajo, compensaciones, seguridad social, aumento de la criminalidad, las filas largas que hay que hacer en los centros de atención, en fin, es una problemática seria que puede desatarse en una gran crisis.

Batista culminó su conferencia explicando que todos los hombres que escribieron las teorías de psicología que se usan en universidades, dijeron que para este siglo se iban a necesitar los valores y la vida espiritual, tal como lo dijo desde un principio Jesús de Nazareth: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Así pues, recalcó el portoriqueño: “No se puede separar la espiritualidad de la ciencia, ni del gobierno”.