Guayabazo
Farmacéuticas, ¿culpables del ‘coronavirus’? Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com El terrible mal del ‘coronavirus’ (Covid-19) que se está diseminando por todo el mundo ha registrado en el continente americano 185 casos, de los cuales ha habido 11 muertes (Estados Unidos del Norte). En general, de 96,483 confirmados hasta el mediodía de este jueves, 3,308 han fallecido […]
6 de marzo de 2020

Farmacéuticas, ¿culpables del ‘coronavirus’?

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
El terrible mal del ‘coronavirus’ (Covid-19) que se está diseminando por todo el mundo ha registrado en el continente americano 185 casos, de los cuales ha habido 11 muertes (Estados Unidos del Norte). En general, de 96,483 confirmados hasta el mediodía de este jueves, 3,308 han fallecido en el planeta y la cifra crece día a día.

No obstante que los países europeos y asiáticos se manifiestan en crisis y en permanente guerra total contra esta pandemia, calificada como la peor del siglo, en México, sólo 5 han sido confirmados y no se ha registrado decesos. En tanto, en Tabasco se continúa con la ‘bandera blanca’ a toda asta al no registrarse ningún brote.

¿Por qué surge este tipo de virus en estos tiempos de modernidad? Remontémonos a los registros de pretéritos tiempos:

El escritor austriaco, Hans Weiss, en una de sus crónicas afirma: ‘A la hora de probar medicamentos nuevos, los grandes laboratorios farmacéuticos no dan demasiadas vueltas: falsifican los resultados, ocultan los efectos colaterales. Pacientes con enfermedades graves reciben placebos. Los médicos se transforman en cómplices’.

En un texto escrito en los años 80s del siglo pasado con el título ‘El libro negro de las marcas’, los autores Klaus Werner-Hans Weiss, narran el lado oscuro de las empresas globales y refieren que las farmacéuticas: ‘Bayer’, ‘Boehringerm Merck’, ‘Shering’, entre otros, han sido factor de críticas por los turbios negocios que ocasionaron asesinatos, desocupación juvenil, catástrofes ambientales e incluso financiamiento de guerras que diezman día a día a la población más desprotegida del planeta.

Hojeando la novela ‘El jardinero fiel’ best-seller del británico John Le Carré, nos enteramos que los laboratorios internacionales llevan a cabo peligrosos ensayos clínicos y la forma en que los pacientes africanos son utilizados como ‘conejillos de Indias’.

Así pues, laboratorios occidentales, como ‘Bayer’ –una de las empresas más grandes del mundo dentro de la industria química y farmacéutica–, financia ensayos clínicos no éticos y mañosamente pone trabas a la fabricación y comercialización de medicamentos vitales. Así también, mediante una de sus filiales, la ‘IG Farben’, colaboraron con los crímenes del nazismo, y fabricando el gas ‘Zyklon B’ para aniquilar judíos en los campos de concentración.

En la década del 90, ‘Bayer’ financió dos grandes ensayos clínicos en los cuales se probó el antihipertensivo llamado nitrendipina. Durante años, miles de pacientes no recibieron ningún medicamento eficaz, sino un placebo, es decir, sólo suministraban sustancias que carecían de actividad farmacológica. ‘Bayer’ y los médicos involucrados se arriesgaron así a que numerosos pacientes sufrieran ataques de apoplejía o infartos de miocardio.

Pero no sólo fármacos, través de su filial ‘H. C. Starck’, ‘Bayer’ produce y comercializa polvos metálicos y cerámicos, entre otros, tántalo, metal utilizado en la fabricación de teléfonos celulares, computadoras y otros productos de alta tecnología. Alrededor de una quinta parte de las existencias mundiales se obtienen en el Congo –por lo general en condiciones inhumanas– a partir de un mineral llamado coltan. Dueño de minas, no le importa masacrar a la población, a la que explota indiscriminadamente.

Tenemos también los laboratorios ‘Bristol-Myers Squibb Company’ con sede en Nueva York, que en 1996 manipuló a la población de Nigeria que padecía una epidemia de meningitis infantil, por lo que la empresa aprovechó la oportunidad para utilizar a los niños enfermos como ‘conejillos de Indias’ a los que se les inyectó trovafloxacina, antibiótico de ‘Pfizer’ que producía efectos colaterales como daños hepáticos y casos fatales.

Pero volviendo al llamado ‘coronavirus’, históricamente especialistas chinos han hecho prácticas de investigación regando virus a la población. Por ejemplo, a mediados de los años noventa, médicos chinos inocularon deliberadamente el germen de la malaria a pacientes con VIH para investigar sus efectos sobre la enfermedad. Estos experimentos fueron financiados por la fundación privada ‘Eleanor Dana Charitable Trust’, una organización de caridad de origen norteamericano.

Otro caso registrado es en 1998: El médico norteamericano Peter R. Breggin denunció públicamente que la ‘Food and Drug Administration’ otorgó permiso para que se realizaran experimentos en niños neoyorquinos con la fenfluramina, medicamento que ese mismo organismo había prohibido su comercialización, ya que sus efectos colaterales incluían valvulopatías con riesgo vital y destrucción de células del cerebro.

Los menores utilizados como ‘conejillos de Indias’ por los investigadores de las universidades de Nueva York y Oueens, no eran niños elegidos al azar: Eran de origen negro o latino, de familias pobres cuyos miembros seguramente no formularían ninguna pregunta incómoda.

En general, el juego sucio de las farmacéuticas, claramente se observa que son las que históricamente han producido la inoculación de virus de todo tipo para posteriormente realizar turbios negocios en los que aumentan su fortuna. Es el cuento de nunca acabar en el que la Organización Mundial de la Salud, por ‘equis’ o por ‘ye’ no actúa en contra de ellas.

Lo cierto es que si nos cae el ‘coronavirus’, tenemos que aprender a convivir con él y no nos queda de otra que caer en las garras de las grandes farmacéuticas; o en dado caso continuar como clientes asiduos del multimillonario ‘Dr. Simi’. Nos leemos en la próxima.

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