Guayabazo
Los bemoles del presidencialismo Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com El presidencialismo mexicano es una joya de contrastes y luchas por el poder que se ha basado siempre en las reformas a la Constitución, la que en estos tiempos está severamente cuestionada. Fue en el último cuarto del siglo pasado cuando dio inicio la disminución […]
28 de junio de 2021

Los bemoles del presidencialismo

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com
El presidencialismo mexicano es una joya de contrastes y luchas por el poder que se ha basado siempre en las reformas a la Constitución, la que en estos tiempos está severamente cuestionada. Fue en el último cuarto del siglo pasado cuando dio inicio la disminución de facultades de un presidente hasta llegar al nuevo régimen en funciones.

Así pues, esto inicia desde 1924 con la redacción de nuestra Carta Magna que creaba las secretarías de estado y de despachos como colaboradores del Ejecutivo.

De ahí vendrían las dictaduras de Benito Juárez y Porfirio Díaz, bajo el amparo de la Constitución de 1857, para dar paso a la de Venustiano Carranza con la nueva Constitución de 1917 que da un nuevo reforzamiento al Poder Ejecutivo; y a partir de ahí, con el obregonismo, inicia una lucha de reformas al documento rector del país, seguido del callismo que de 1928 a 1936 propugnó que México dejara atrás la época de los caudillos para pasar al de instituciones y leyes, por algo le llamaron ‘Jefe máximo de la Revolución’ que da fin a la jefatura máxima.

Plutarco Elías Calles, se convirtió en la figura predominante de la política mexicana, Maximato que duró hasta 1936 cuando el presidente Lázaro Cárdenas lo envía al exilio, claro, después de fundar el Partido Revolucionario Institucional que marcaría un reinado de más de 80 años en el país y la creación de diversas instituciones.

A partir de ahí, México ha sido escenario de cruentas luchas intestinas en el afán de poder, porque había acuerdos para heredar la estafeta presidencial: De 1940 con Manuel Ávila Camacho se la pasa a Miguel Alemán y este se la rota a Ruiz Cortines y continúa con Adolfo López Mateos, hasta rematar con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez que en los años 60s y 70s gobernaron con represiones al pueblo.

De ahí vendría el presidente José López Portillo al que calificaron como ‘el perro’ por aquello de que dijo defender el peso como un perro, mismo que cuando fue destapado como candidato no le conocían por su nombre sino sus letras iniciales de ‘Jamás Lo Pensé’. De ahí heredaría el trono a Miguel de la Madrid que emergió de la Secretaría de Programación y Presupuesto.

De 1988 en adelante, con la asunción al poder de Caros Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, se registra en México una época de terror, muertes de políticos, sindicalismo charro, elecciones de Estado y una aumentada corrupción con la fuga de miles de millones de pesos en la privatización de bancos, el llamado Fobaproa y creación de infinidad de fideicomisos, entre otras tantas más artimañas, para que el presidente y funcionarios salieran del poder multimillonarios.

Después se inaugura una época de alternancia del presidencialismo con 12 años de atraso en el país, con los mandatarios panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa quienes obtuvieron el poder con acuerdos bajo la mesa de gobiernos priistas, en vías de disfrazar una falsa democracia que salió a la verdad poco tiempo después, con la asunción al poder de Enrique Peña Nieto que se voló barda con un sexenio de alto contenido de corrupción.

A partir de 2018 asume el Poder Ejecutivo el primer mexicano del trópico, producto de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador después de haber sufrido un par de fraudes electorales por parte de lo que él ha dado en llamar el conservadurismo. Su gobierno lo ha basado en atender de manera prioritaria a los que menos tienen, indígenas, personas discapacitadas y de la tercera edad y a ello se debe que la alianza PRI-PAN-PRD hoy estén empeñados en debilitarlo políticamente. Sin embargo, su puntuación en las preferencias nacionales, no bajan del 58 por ciento.

A ello se debe también, que López esté empeñado en una serie de reformas constitucionales para culminar con diversas obras, como la refinería del Puerto de Dos Bocas, el Tren Maya que comunicará gran parte del sureste mexicano, entre otras, para lo cual urge que el Congreso de la Unión vote mayoritariamente a favor. Claro que los partidos del centro-derecha unidos continúan en el afán de echarle abajo los proyectos de importancia y es ahí donde existe el peligro de una descomposición social.

En las intermedias, es un hecho que arriba del 50 por ciento de los mexicanos votaron más a favor del obradorismo que del morenismo. Lo cual nos lleva a considerar, si las tendencias continúan de esa manera, la izquierda mexicana continuará en el poder un sexenio más, con lo que igualaría al presidencialismo panista que duró 12 años. Así las cosas.

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