Taladran la mentalidad de los tabasqueños
Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com – guayabazo@gmail.com
Las elecciones del próximo 6 de junio y sus controladores del Instituto Nacional Electoral, tienen a 25 millones de mexicanos entre dos fuegos. Tan sólo en Tabasco, en 38 radiodifusoras y 16 canales de televisión abierta y privadas, diariamente esparcen 4 mil 992 impactos (96 por emisora) que, cual poderosa arma de odio y rencor partidarios, taladran la mente de más de 2 millones de personas en una confabulación política que arrastra división, sufrimiento, desgracia, rencor y hasta violencia.
Por un lado, la llamada Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales de México, A.C., conocida también como RED México que agrupa 50 sistemas de radio y TV, en lugar de estar dedicadas a difundir las 24 horas del día a la enorme audiencia de 25 millones de mexicanos con contenidos regionales y culturales para paliar la problemática de salud y social existente, también caen en lo que por ley tienen la obligación de lanzar al aire el tiempo dedicado a los partidos políticos que rara vez propagan sus plataformas políticas dedicándose por completo a lanzar improperios y acusaciones a sus oponentes.
En tanto, por el otro la radio y televisión privadas, prácticamente la mayor parte de su tiempo están dedicadas a noticias sobre lo mismo y a promocionales que coadyuvan al enfrentamiento entre las familias, a causa de contenidos que invitan a la ambición de poder.
Y es que, el INE se ha convertido en el mayor censor del país, dado que puede callar a los ciudadanos, a los candidatos, al presidente de la República y a los medios de comunicación. Quizá por ello, Andrés Manuel López Obrador haya calificado la actuación del organismo electoral como antidemocrático y que atenta contra la libertad, de ahí que debe desaparecer.
En ese mismo tenor, el presidente de Grupo Salinas, Ricardo Benjamín Salinas Pliego, considera que el INE atraviesa la mayor crisis de credibilidad y confianza que se recuerde; por tanto, el empresario cita cuatro puntos esenciales para que muera y desaparezca.
1.- Por su comportamiento oscuro, opaco, no democrático y no representa de ninguna manera los intereses de la sociedad. Es más bien una figura muy lejana de las personas, incluso más que las figuras de los políticos.
2.- Porque los partidos políticos —los dueños— que controlan al INE no son verdaderos vehículos de representación ciudadana. Son una clase de burócratas que viven de nuestros impuestos, se autoasignan más de siete mil millones de pesos por año y solo buscan proteger sus intereses.
3.- Porque los consejeros del INE elegidos por estos mismos dueños, encarnan un sistema donde la democracia se maneja a través de negociaciones políticas y no como voluntad expresa de la sociedad.
4.- Porque la legislación que da vida al INE lo ha vuelto una pesada máquina burocrática que lo obliga a entrometerse en ámbitos que no le corresponden: robarse los tiempos de los medios de comunicación; aprobar cada uno de los spots y campañas electorales; validar procesos en la vida interna de los partidos. Todo lo anterior es “legal”, debido a la equivocada reforma del 2007, pero de ninguna manera es justo, ni es correcto.
Pero aparte de todo ello, pobre de aquella emisora que se le haya pasado difundir un solo impacto promocional y no hayan dado aviso al organismo electoral, porque le aplican la ley y lo multan con estratosféricas sumas de dinero. Eso sí, los señores del INE (IEAT en el caso de Tabasco) sí pueden equivocarse y hasta se dan el lujo de enviarle requerimientos de información, incluso amenazas a periodistas que nada tienen que ver con este asunto. Así lo hicieron con el colega Jacinto López Cruz y otros compañeros.
Por esa razón, hace algunas semanas dediqué en esta columna espacios similares y cité que conforme va subiendo la temperatura que marca el acercamiento de las elecciones intermedias, los nervios alteran a la paisanada y su mentalidad se atrofia. Al menos en Tabasco, padres e hijos, hermanos y hermanas, amigos y compadres se encuentran ya enfrascados en una estéril guerra de dimes y diretes, corrompiéndose mutuamente y despedazando la moral de quienes se han atrevido a cruzar el charco hacia la política.
Lo lamentable es que los tabasqueños se dividan y ha habido casos en que se registran enfrentamientos entre las mismas familias, y todo por un candidato que, a final de cuentas, ni los pela, porque sus promesas de campaña jamás se ven cumplidas. Cité, además, que los tabasqueños padecemos el complejo social de rechazo identificado como ‘malinchismo’, que da preferencia al extranjero y menosprecia lo de casa. ¡Por Diosito Santo que así está sucediendo!.
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