La espectacular ceremonia de inauguración de Río 2016 hizo olvidar, al menos por tres horas y media, los numerosos problemas de los primeros Juegos de Sudamérica

Río de Janeiro, Brasil
Agencias
Después de multitud de críticas desde diversas esferas del país y de los serios problemas que han marcado los días previos a los Juegos, por fin Brasil vibró con sus Juegos Olímpicos en una ceremonia de inauguración que tuvo lugar en un repleto y remozadísimo estadio de Maracaná que ha concentrado la atención de todo el mundo durante cuatro horas.
Brasil sorprendió con una fiesta llena de luz y de música, así como con varios números con un significado muy marcado. Hubo baile, algo de samba y, sobre todo, una enorme celebración en las gradas. Antes del inicio de la ceremonia, el mayoritario público brasileño que llenó las gradas coreó el nombre de su país en la primera muestra multitudinaria de cariño hacia unos Juegos demasiado denostados.
Y tras el baile y la algarabía generales, turno para el encendido del pebetero, que corrió a cargo del exmaratoniano Vanderlei de Lima en el mejor final posible para una noche sensacional. El delirio comenzó minutos antes al aparecer con la llama el extenista Gustavo “Guga” Kuerten, una figura que despierta una gran admiración en todo el país.