Por Ferdusi Bastar Mérito

Una gigantesca proeza de la ingeniería china es la construcción del ferrocarril al Tibet, Xining-Lhasa, con una longitud de 1956 kilómetros, 4000 desde la capital Beijing, tren que está funcionando desde hace 10 años, que tiene tramos arriba de los 5,000 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en la vía más alta del mundo.
Los constructores tuvieron el reto de franquear tres problemas casi insuperables para realizar esta hazaña: barreras montañosas formidables, nieves eternas inestables y humedales pantanosos, y un ecosistema vulnerable.
Un 85% del trayecto de esta vía se construyó atravesando el sistema montañoso conocido como “Zona Prohibida” o “Zona de la Muerte”, a causa del aire enrarecido, clima riguroso e impredecible con temperaturas hasta de menos 45 grados, vías a una altitud promedio de 4,150 metros aún cuando con largos trayectos arriba de los 5,000, prácticamente en el techo del mundo.
Como construir un túnel de varios kilómetros, a más de 5,000 metros sobre el nivel del mar y soportando una temperatura de menos de 40 grados centígrados? Y esa es la longitud de uno, pero hubo que perforar multitud de túneles y los trabajadores tuvieron que ser equipados con tanques de oxígeno y construir 17 estaciones equipadas con cabinas de oxígeno a alta presión para que los obreros pudieran recuperarse y continuar trabajando en estas condiciones extremas.
Otro reto magnífico fue la cimentación de las vías, en trayectos de un total de 550 kilómetros de nieves eternas inestables que suavizan y humedecen el suelo en verano y endurecen y expanden en invierno. Una pesadilla para los ingenieros que tuvieron que diseñar ductos de ventilación subterráneos en unos casos y en otros, los denominados termosifón rellenados con amoniaco, puentes hasta de 12 kilómetros, y un sistema de monitoreo para tener conocimiento, durante las 24 horas del día, sobre los cambios de temperatura. Nieves inestables y humedales pantanosos no soportarían la construcción de vías y el paso de trenes.
El tercer gran reto fue la protección del medio ambiente y para ello desecharon varias rutas, para evitar afectar reservas de antílopes, asnos, osos, yaks salvajes y otros animales en su hábitat, y finalmente se construyeron 26 corredores con pasos elevados del tren para evitar afectar las rutas migratorias de estos animales. El “chiru”, (antílope tibetano) en peligro de extinción, amenazado por la caza furtiva , es una especie altamente protegida por el gobierno chino, ya que de el se obtiene una finísima lana, la más cotizada del mundo, que es contrabandeada a la India, al Kashmir, donde es hilada y convertida en tela, bufandas, chales, etc. altamente cotizadas en Europa. Por esto mismo, todos los coches de pasajeros tienen instalados sanitarios ecológicos, tanques de depósitos de aguas residuales, mecanismos de tratamiento y compactación de basura para la protección ambiental. Todos los trenes que entran a la provincia china del Tíbet, no pueden dejar basura, y están equipados con estos compactadores y con tecnología de vacío para recolectar aguas y basura para su tratamiento.
A pesar de los enormes retos y obstáculos, esta ejemplar obra de ingeniería, con todos sus mecanismos de protección, se terminó con un año de anticipación al tiempo programado. Así son los chinos.
Los pasajeros son atendidos con frutas frescas y comida occidental. No sufren mareo por la altitud, ya que todos los coches están presurizados como los aviones, y cuentan con aire acondicionado. Hay máscaras de oxígeno disponibles en asientos, gabinetes para dormir, pasillos y lavatorios, en caso de que se requieran.
Después pasar por el monasterio de Potala, el tren llega finalmente a Lhasa, en una lujosa estación que más parece una terminal aérea de primera clase, que una estación ferroviaria. Ahora, con kilómetros tras kilómetros de vías férreas, excelentes caminos, puentes y aeropuertos, la prosperidad llega al Tíbet, que está recibiendo alrededor de cinco millones de turistas al año. El costo de un pasaje Beijing-Lhasa, (4,000 kilómetros) es de unos 260 dólares, más 100 dólares de una cabina doble, que me parecen muy moderados.
El Tíbet es una provincia China que bajo el dominio teocrático del Dalai Lama sus habitantes vivían en la edad de piedra: total analfabetismo, carencia de escuelas y universidades, carencia de hospitales y atención sanitaria, ya que solo se practicaba la medicina tradicional, sin vías de comunicación, etc. etc. Es la provincia más remota de China, país del que forma parte desde hace milenios. Durante el gobierno de Chiang Kai Shek se abandonó su control, que restableció Mao Zedong al triunfo de la revolución china. El gobierno chino tuvo que romper con un mundo de atavismos y el Tibet cuenta hoy con modernos aeropuertos, universidades, hospitales, excelentes vías de comunicación, como el tren que comentamos, indudablemente uno de los más modernos y lujosos del mundo. Creo que realizar este recorrido Beijing-Lhasa es una odisea digna de realizar.