Europa tiene un nuevo muro
El gobierno heleno no quiere indocumentados y comenzó en agosto de 2012 una lucha implacable contra los ‘sin papeles’: 70.912 inmigrantes fueron temporalmente detenidos el año pasado Atenas Agencias Miles de inmigrantes vagabundean por las calles de la Grecia de la crisis. La mayoría son asiáticos o africanos y están atrapados contra su voluntad en […]
6 de enero de 2013

El gobierno heleno no quiere indocumentados y comenzó en agosto de 2012 una lucha implacable contra los ‘sin papeles’: 70.912 inmigrantes fueron temporalmente detenidos el año pasado

Atenas
Agencias
Miles de inmigrantes vagabundean por las calles de la Grecia de la crisis. La mayoría son asiáticos o africanos y están atrapados contra su voluntad en el país, un lugar de paso entre oriente y occidente.
El gobierno heleno no quiere indocumentados y comenzó en agosto de 2012 una lucha implacable contra los ‘sin papeles’: 70.912 inmigrantes fueron temporalmente detenidos el año pasado según un informe hecho público el pasado martes. Hasta 1.041 fueron repatriados en diciembre a un gran costo para las castigadas arcas del país.
Atenas quiere ahora actuar para no tener que deportar. Lo hará evitando la entrada de indocumentados. Con ese objetivo ha erigido un nuevo coloso de acero y hormigón en Europa: hace unos días finalizó la construcción de un muro de 10,3 kilómetros de largo en su frontera con Turquía. Mide cuatro metros de alto, está rematado por un alambre con púas y será vigilado por 24 cámaras de seguridad cuando esté totalmente operativo.
El objetivo del gigante es ‘taponar’ la mayor vía de entrada de inmigrantes en Europa. La frontera greco-turca se extiende por unos 200 kilómetros siguiendo el curso del Río Evros excepto en una pequeña porción de tierra de 12,5 kilómetros. Las autoridades helenas detuvieron allí a 57.000 indocumentados en 2011 y esa es precisamente la zona donde ha sido levantado el muro.
La nueva barrera se une así a otras construcciones similares dentro de la UE como los españoles de Ceuta y Melilla, también creados para combatir la inmigración de ‘sin papeles’. Otros como el de la Paz en Irlanda del Norte o la Línea Verde de Chipre han servido para separar a dos facciones enfrentadas.
Grecia intenta así detener el gran flujo de indocumentados que ingresan en su territorio tras la modificación de las rutas migratorias de 2008. Ese año se firmaron los acuerdos entre España, Italia y los países del norte de África contra el movimiento de ‘sin papeles’. Los sucesivos pactos lanzaron a los inmigrantes a la ruta turca, más segura.
La operación le ha costado al castigado país un año de trabajo y alrededor de tres millones de euros. Ni un sólo céntimo ha sido financiado por la UE: Bruselas puso el grito en el cielo cuando se anunció su construcción, pero finalmente decidió no intervenir y considerarlo un asunto interno.
Decenas de ONG helenas han criticado al gobierno por haber creado el muro, pero sus protestas se han elevado también a la UE. Reclaman la abolición del procedimiento comunitario conocido como Dublín II: la directriz estipula que los inmigrantes deben pedir asilo en el primer país por donde ingresan a la Unión.
En la práctica significa que si algún indocumentado es arrestado en cualquier país europeo, será devuelto al primer estado comunitario que pisó, Grecia en decenas de miles de casos: «Este es un problema europeo y no griego porque la mayoría de los indocumentados que vienen a Grecia lo hacen para llegar a Europa y no quieren quedarse aquí. Hay una gran hipocresía», señala Spyros Koulocheris, activista del Consejo Griego para los Refugiados

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