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Más tiempos difíciles Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Expertos en materia económica consideraron la caída de 3 por ciento en la Bolsa de Valores de Nueva York -con impacto en muchos otros países, como México donde el mercado bursátil alcanzó su peor nivel en 5 años con pérdida acumulada de 7.18% en lo que va de […]
15 de agosto de 2019

Más tiempos difíciles

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Expertos en materia económica consideraron la caída de 3 por ciento en la Bolsa de Valores de Nueva York -con impacto en muchos otros países, como México donde el mercado bursátil alcanzó su peor nivel en 5 años con pérdida acumulada de 7.18% en lo que va de 2019- como una señal más de que estamos ante la proximidad de una recesión global.

El índice Dow Jones cayó más de 781 puntos después de que el mercado de bonos, por primera vez en más de una década, emitiera una señal de alarma.

¿Y esto qué tiene qué ver con nosotros, los tabasqueños, los mexicanos?

El tema es delicado, dicen los que saben de estos asuntos, porque si hasta las grandes economías como la estadounidense, las europeas (¿y hasta China?) caen en recesión, eso indudablemente azotará con fuerza a los países en donde existen severos desajustes de todo tipo como el nuestro, caracterizado por la pobreza extrema, la concentración de riqueza en unas cuantas manos, creciente desempleo y falta de oportunidades, carestía de productos básicos aunque los índices oficiales de inflación dicen lo contrario.

La más fuerte recesión en Estados Unidos, conocida como La Gran Depresión, comenzó con la caída de la Bolsa en octubre de 1929.

Lo que siguió fue quiebra de empresas, despidos y un derrumbe generalizado del poder adquisitivo de las masas. México sufrió por ello y así sucedió en otras ocasiones: el Fondo Monetario Internacional dice que desde la segunda guerra mundial han habido cuatro recesiones globales, definidas como decrecimiento del Producto Interno Bruto, principalmente de los países de mayor influencia en sus regiones.

Esto sucedió en 1975, 1982, 1991 y 2009. En ese último año, el gobierno estadounidense tuvo que salir al rescate de los bancos -como antes pasó en México, con el Fobaproa- para frenar el colapso.

En nuestro país se ha pretendido politizar el tema, como si se tratase de un mero asunto de propaganda para atacar al gobierno, cuando que en realidad más allá de los emprendimientos que aquí se hagan o de la política que se siga en materia económica, estamos atrapados por cuanto acontece en la aldea global.

En este tema no bastan las buenas intenciones, de las que dice el refrán que está empedrado el camino del infierno. No es algo que se pueda resolver internamente, ni por decreto. Por eso mismo, quienes nos gobiernan tienen que ser muy cuidadosos con el gasto público sin desatender lo primordial y deberán escuchar en todo momento a los expertos, so pena de sufrir las consecuencias.

En concreto: una recesión global impactaría de manera tal a las finanzas nacionales que podría frenar proyectos tan relevantes para Tabasco y el sur-sureste como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Corredor Transístmico.

De antemano el gobierno federal aplica una muy severa “austeridad republicana” y se anticipa que en los próximos días se conocerá un programa de ajuste aún más fuerte, algo que pega especialmente a los tabasqueños, en virtud de que en los indicadores económicos nacionales nos encontramos hacia el fondo del barranco.

No se percibe alivio alguno, aunque se tiene la esperanza de que el inicio de las obras referidas se signifique como el inicio de la recuperación. Pero esto demorará todavía. Quizá dentro de un año podamos decir otra cosa.

Por ahora, de regreso al contexto regional y global, el principal socio comercial de México que es Estados Unidos tiene una predicción de crecimiento para este año superior a 3 por ciento de su Producto Interno Bruto.

La fatalidad, conforme al análisis de variables y proyecciones que hacen los expertos, se estima que pudiere darse dentro de unos 18 o 22 meses.

Por lo pronto, aquí en Tabasco tanto a nivel gobierno como entre particulares se prevé que tendremos un final de 2019 bastante apretado -el gobierno tramita que le adelanten participaciones del año próximo- y una sequía presupuestal que irá más allá del comienzo de la primavera de 2020.

En palabras llanas: la crisis que hemos vivido en diversos ámbitos en los recientes siete años, todavía habrá qué sortearla durante un considerable tiempo. Y quedamos supeditados a los vaivenes globales.

En verdad quisiéramos ser optimistas.
Twitter: @JOchoaVidal

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