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Sin respuestas, sin esperanza Juan Ochoa Vidal juanochoavidal@gmail.com La matanza de unas 35 personas en siete días en Estados Unidos, la incesante violencia delictiva en México, así como el resurgimiento de movimientos extremistas incluso en países del más alto desarrollo como Suecia, son apenas síntomas de que las tensiones sociales están empeorando en todas partes. […]
5 de agosto de 2019

Sin respuestas, sin esperanza

Juan Ochoa Vidal
juanochoavidal@gmail.com
La matanza de unas 35 personas en siete días en Estados Unidos, la incesante violencia delictiva en México, así como el resurgimiento de movimientos extremistas incluso en países del más alto desarrollo como Suecia, son apenas síntomas de que las tensiones sociales están empeorando en todas partes.

Con diferentes motivaciones y matices, son principalmente jóvenes los que han perpretado tanto los crímenes de odio en El Paso -no se han esclarecido motivos en Dayton- como los que aquí mismo, en nuestro país, son reclutados por el crimen organizado, mientras que en otras regiones del globo engrosan las filas de ISIS y grupos neo-nacionalistas.

Todo ello se produce con ingredientes en común, como el creciente consumo de drogas, la cancelación de expectativas de vida para individuos que consideran que por más que se esfuercen en el estudio, en el trabajo, no tienen esperanzas; no ven que exista futuro para ellos.

En todas partes los gobiernos se han ido quedando sin capacidad de respuesta, al tiempo que se generaliza la pérdida de valores.

Esas autoridades no parecen darse cuenta, además, del crecimiento exponencial del narcomenudeo y de la facilidad con la que se pueden conseguir armas; a veces, en el próspero mercado negro y en casos como el estadounidense en tiendas en donde los requisitos para adquirirlas son mínimos.

Unos se radicalizan ideológicamente, mientras que otros, como sucede en México, se involucran con suma facilidad en el consumo de estupefacientes, y más tarde en el narcotráfico y asaltos, desde que cursan la educación media y con acceso a las llamadas narcotienditas existentes en prácticamente cualquier colonia o ranchería.

Esas nuevas generaciones nada tienen qué perder, porque ya han perdido la esperanza y viven el día a día sin preocuparles el de por sí incierto futuro.

Ellos, los jóvenes, en su gran mayoría son víctimas de la frustración social que evidentemente alcanza también a individuos de mayor edad; de sobremanera, a ancianos que sobreviven en la virtual hambruna, en muchos casos abandonados por sus hijos y sin acceso digno y suficiente a servicios de salud.

Nos encontramos, entonces, ante un fenómeno generalizado que debe analizarse como signo de los tiempos que vivimos.

Por todo ello, situaciones como las registradas en Texas y Ohio dentro de un lapso de 13 horas en el vecino país del norte, no deben ser vistas como algo lejano, máxime que aquí cerquita de nosotros, en ocasiones con afectación a familiares y amigos, también es incesante la violencia e inseguridad.

¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Qué están haciendo los gobiernos? ¿Qué haremos como sociedad? Son preguntas sin respuestas.

¿O será acaso que las cosas se magnifican o descontextualizan debido a la facilidad con la que circulan la información, las ideas, al igual que las versiones sesgadas y la manipulación, en esta aldea global que cambió radicalmente en años recientes por la proliferación del uso del internet y las redes sociales?

Somos, por cierto, una sociedad cada vez más insatisfecha, más quejumbrosa por la gestión gubernamental, aun cuando haya casos de desempeño efectivo de las autoridades.

Nos quejamos de todo. Nos decepcionamos fácilmente. Desconfiamos. Tendemos a dar veracidad a cualquier versión que leemos o escuchamos: estamos no en la era de la información, sino de la desinformación.

Por lo que se refiere a Tabasco, en cuanto a la tarea de cuidarnos y del trabajo de quienes se supone que nos cuidan, en lo personal espero que las autoridades presten atención a los centros de diversión nocturna de los jóvenes, en donde es frecuente la distribución de drogas y que no haya control para evitar el ingreso de armas.

Ciertamente, vivimos tiempos complicados en todos los aspectos. Autoridades, educadores, padres de familia, tenemos que visualizar el panorama general y enterarnos de que, con el elemento del crecimiento demográfico exponencial, ya no habrá soluciones fáciles.

De los apuntes
Constituye una excelente noticia para la gente trabajadora de Balancán, la de que fructificó la gestión de Saúl Plancarte Torres para que el Tren Maya tenga estación en Villa El Triunfo.
Twitter: @JOchoaVidal

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