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¿Diferentes? Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com La actividad de Adrián Hernández Balboa durante el proceso interno de MORENA sorprendió a más de uno, máxime que apenas en 2018 fue candidato del PRI a presidente de Centro y ahora es -al parecer- asesor del ayuntamiento de Cunduacán, emanado de una candidatura independiente. Desde luego que él tiene […]
2 de agosto de 2022

¿Diferentes?

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
La actividad de Adrián Hernández Balboa durante el proceso interno de MORENA sorprendió a más de uno, máxime que apenas en 2018 fue candidato del PRI a presidente de Centro y ahora es -al parecer- asesor del ayuntamiento de Cunduacán, emanado de una candidatura independiente.

Desde luego que él tiene derechos políticos plenos y que no será ni el primero ni el último político que brinca de aquí a allá y así, con la habilidad de una cabra, se trepa en donde sea. Igualmente, Francisco Herrera León -otro ex presidente estatal del PRI- actuó como operador de la actual alcaldesa de Centla, a su vez hermana de un cuestionado priista.

Y a propósito de Cunduacán, resulta ser que un personaje que más de una vez ha sido derrotado por el voto andresmanuelista, ahora aparece como más papista que el Papa y se manifiesta con insólita vehemencia en supuesta defensa de la camiseta morenista.

Para un pueblo desmemoriado, nada de raro hay en todo ello. Entre quienes sí tenemos memoria, de repente nos sorprende no tanto quién se encarama al trampolín, sino ese extraño pragmatismo que, francamente, es desfachatez, es cinismo, es una burla para las aspiraciones populares legítimas.

No se requiere retroceder en el tiempo más de dos décadas, para identificar que apenas un puñado de individuos han sido al menos congruentes con sus convicciones y que si pugnaron por espacios de participación en el viejo partido de Estado, en su momento pintaron su raya y se definieron, a diferencia de otros personajes que, dicho sea con toda franqueza, no tienen vergüenza.

Entre éstos últimos ubicamos a quienes realizaron todo tipo de cochinadas e incluso calumniaron, ofendieron en lo más íntimo a Andrés López Obrador, y ahora resulta que por él se mueren en la raya… dicen.

Un viejo compañero de lucha de Obrador, de los que se la jugaron con él en 1988 y que cuando tuvo la oportunidad no empleó los cargos públicos para el enriquecimiento inexplicable como sí ha sucedido con la mayoría, nos decía que él observa que los incidentes que ensuciaron el proceso interno de MORENA el pasado fin de semana, tienen muy serias implicaciones.

El planteamiento es el siguiente: el PRI, como partido en el poder, se desgastó a lo largo de muchas, muchas décadas. A lo largo de sesenta, setenta años antes de sucumbir, los pleitos por las alcaldías en no pocas ocasiones derivaron incluso en hechos de sangre y/o quema de edificios públicos en diversas partes del territorio nacional.

La diferencia ahora, explica nuestro amigo, es que MORENA es un partido joven, si bien sus filas se conforman con elementos de los más distintos orígenes y han encontrado cabida personajes muy corruptos que antes hundieron al tricolor.

Concluye nuestro interlocutor que lo sucedido es todavía más grave que lo que se aprecia a simple vista, porque desnuda de qué está hecho MORENA y conlleva la interrogante de qué sucederá cuando Andrés López Obrador se haya hecho a un lado y los ciudadanos ya no voten por él, por su persona, por lo que él pide a sus seguidores.

Esto mismo ya le sucedió antes al PRD, pero no en 1989 y los años posteriores a esa fecha de fundación, si bien es cierto que al seno del Consejo Nacional se daban intensos, feroces debates. Tuvo que pasar algún tiempo antes de que ese partido-movimiento que nació el 6 de julio de 1988 como frente amplio liderado por Cuauhtémoc Cárdenas, sucumbiera ante los viejos vicios de la lucha por el poder.

En lo que respecta a Tabasco, todavía en 2015 el congreso estatal efectuado en conocido salón de fiestas terminó en sillazos con saldo de heridos.

Ya en 2012 y coyunturas inmediatas, los grupos dirimían sus desacuerdos a través de la compra de consejeros. Al final, una de esas tribus, la de Juan Manuel Fócil, se quedó con el esqueleto sin carnita, aunque pudiera alegarse que, “haiga sido como haiga sido”, dio el campanazo en la última elección con Anita Castellanos.

El tema hoy es que MORENA mostró que su existencia depende de decisiones verticales, toda vez que en su tiempo de vida no ha logrado estructurarse como un partido democrático, capaz de sobrevivir a la temporalidad y perversión humana.

Para colmo, queda en la presidencia estatal del instituto político una ex alcalde que prácticamente entregó su municipio, Tacotalpa, a la oposición ex priista, ahora vestida de naranja. Esto es: más de lo mismo.

Y a esa nueva dirigencia morenista no se le ven tamaños más que para obedecer órdenes, tal como vino sucediendo desde el “mandato” de César Burelo, el cunduacanense que terminó peleado con los alcaldes del trienio pasado.

Pobre partido. Pero parece ser que eso es lo que merecen sus militantes.
Twitter: @JOchoaVidal

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