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Los corruptos Juan Ochoa Vidal Twitter: @JOchoaVidal Conocí a Andrés López Obrador hace 45 años. Hace muchos años, a veces platicábamos. Ya en los noventas, nos distanciamos. En 2018 voté por él y por sus candidatos. En 2024, votaré por los abanderados morenistas solo si a mis 64 no figuran en mi lista negra o […]
18 de julio de 2022

Los corruptos

Juan Ochoa Vidal
Twitter: @JOchoaVidal
Conocí a Andrés López Obrador hace 45 años. Hace muchos años, a veces platicábamos. Ya en los noventas, nos distanciamos. En 2018 voté por él y por sus candidatos. En 2024, votaré por los abanderados morenistas solo si a mis 64 no figuran en mi lista negra o no tienen cola que les pisen. Eventualmente, iré en contra.

La última vez que me reuní con Andrés debe haber sido en 1991, durante una gira de Cuauhtémoc Cárdenas en Tabasco, de esas que me llevaron por todo el territorio nacional como reportero de Excélsior. En 1994 me dejé llevar por lo que creí que representaba Roberto Madrazo.

En 1997, éste último me envió una tarjeta, luego de que me desempeñé como coordinador de prensa de Arturo Núñez en su campaña para diputado federal a la vez que reinserción a este estado que él pensaba gobernar a partir de 2001. La recibí al llegar a mi oficina en Tabasco Hoy. Decía: “De mis amigos espero incondicionalidad”.

Pues bien. De nadie he sido nunca incondicional. Madrazo traía pleito con Núñez y éste, de quien me hice amigo en 1982 por exhorto de mi real amigo David Gustavo Gutiérrez Ruiz, fue engañado como muchos por al que La Verdad del Sureste apodó “brisa marinera”.

Años más tarde, Núñez enseñó el cobre y traicionó a sus antiguos aliados y amigos, además de presuntamente saquear a Tabasco y retirarse en la impunidad.

Conozco muchas historias de vida como para, por ejemplo, “subirme al tren”; o para no saber qué clase de corrupto y perverso es el neo-charrito botudo que nos hizo recordar hace una semana a los personajes del grupo musical Village People. Ni qué decir de algunas improvisadas, que no tienen la estatura requerida ni son ciudadanas propositivas, como no sea apenas una de ellas.

Quiero y respeto mucho a ciertos personajes públicos y también a otros ubicados en actividades privadas. Espero que Andrés Manuel no se equivoque al dar su apoyo a quien él quiera que abandere a Morena para la gubernatura; o que no falle la persona a quien eventualmente le otorgue el poder de tomar las decisiones locales.

Sería muy triste. Es probable, muy probable, que de cualquier manera los afectos que aquí tiene el actual Presidente de la República, coloquen en la gubernatura a prácticamente cualquiera, lo que pudiere traducirse en una virtual tragedia hasta, al menos, 2030. Sería condenarnos al retroceso de muchas décadas.

Cualquier individuo con dos dedos de frente, como se dice coloquialmente, debiera poder identificar los tremendos retos que nos depara el futuro inmediato y el diagnóstico de la presente coyuntura, cuando el mundo entero pareciera dirigirse hacia el carajo.

Está muy claro que los partidos de oposición son dirigidos por individuos corruptos; que están al frente de instituciones políticas desmembradas y/o infiltradas por el oficialismo. Aunque sin duda alguna debe haber muchos cuadros honestos y bien intencionados, los principales están a la espera de ver qué les cae, qué les ofrecen, qué negocian.

Entre la sociedad civil apartidista, mientras tanto, parece prevalecer el desinterés por la formación y actividad política. Se entiende que cada quien tiene sus preocupaciones. También se sabe que -terriblemente- las elecciones se ganan con dinero, muchísimo dinero, como no sea cuando en determinado ámbito la liga se rompe y el hartazgo se impone.

Por lo pronto, por un lado se observa mucha zalamería y por el otro una evidente resignación ciudadana, tal como sucedió a lo largo de la mayor parte del siglo pasado, cuando la lucha política y el anhelo de apertura democrática, con dignificación de la política, se dio de manera marginal al interior del partido en el poder.

Entonces, en Morena, tal como sucedió en el PRI, hay cuadros que representan una luz de esperanza, aunque no abundan. Después de todo, la centenaria regla está vigente: por sus resultados los conoceréis.

A partir de 1992, los habitantes de los diecisiete municipios se han visto beneficiados o perjudicados por gobiernos emanados de las filas obradoristas. Hay quienes robaron descaradamente y tiempo después recibieron una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad de volver a robar, mentir y traicionar.

Una y otra vez quedó demostrado que el problema no está en el partido o en el sistema de partidos, sino en los individuos que, en su mayoría, cuando llegan a un cargo público lo exprimen sin escrúpulo alguno. El poder no solo corrompe. Además enloquece. Más tarde volverán a mostrarse humildes y siempre encontrarán gente estúpida o desmemoriada.

Mi generación y las de mayor edad ya vamos de salida. La diferencia la marcarán siempre los jóvenes. Ojalá miren hacia el pasado, para construir un futuro mejor.

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