Quietecito y no grite

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
“¿Cómo pinta la economía para el segundo semestre de 2022? La falta de inversión, inflación alta y el debilitamiento de la economía estadounidense son los aspectos que incomodan a la economía mexicana”, explica el periodista especializado Ricardo Vázquez, de la revista “RealEstate, mercados y estilo de vida”.

En un análisis elaborado con base en la información oficial más reciente en materia económica que divulgó el Banco de México, advierte que la economía de México enfrenta una segunda mitad de año con expectativas poco favorables para su actividad por falta de inversión, inflación alta y el debilitamiento de la economía de Estados Unidos.

De acuerdo con la encuesta sobre las ‘Expectativas de los Especialistas del Sector Privado de 2002’, que publicó el viernes primero de julio el Banco de México (Banxico), el consenso prevé una mayor inflación para todo el año y un crecimiento moderado.

La expectativa mediana de crecimiento económico para el 2022 -señala- se mantuvo sin cambios respecto al mes previo, en 1.80%, pero se observó un ajuste a la baja en la expectativa de crecimiento para el 2023, la cual bajó de 2.00 a 1.90%. También se observó una disminución en la expectativa de crecimiento para el 2024, de 2.10 a 2.00%.

Pero mientras la perspectiva de crecimiento no se deterioró, el consenso de analistas prevé que la inflación sea de 7.5% para todo 2022, muy por encima del 6.81% esperado un mes anterior.

Un análisis de Banco Base señaló que “en la encuesta de junio destacó un aumento en la preocupación sobre la inflación, que regresó a ubicarse en segundo lugar en la lista de factores que más frenan el crecimiento económico de México, con un 24% de las respuestas”.

Asimismo, “destacó un aumento en el factor de condiciones económicas externas, dentro de las cuales destacan las políticas monetaria y fiscal de Estados Unidos, así como la debilidad del mercado externo y la inestabilidad financiera global”.

Los especialistas de la institución afirmaron que se observó una disminución importante en el factor de gobernanza, ya que en las últimas semanas ha cobrado mayor relevancia el aspecto de inflación y tasas de interés, así como la posibilidad de una recesión en Estados Unidos.

Sin embargo, al interior del factor gobernanza, la disminución se dio en el factor de “incertidumbre política interna”, que bajó de 14 a 7% en las respuestas. En cambio, el factor de “inseguridad pública” aumentó de 14 a 18%, con lo que se convierte en el principal freno de crecimiento en México.

Por su parte, la economía de los Estados Unidos podría estar en una posición más débil de lo esperado, lo que se pudo ver en la revisión del PIB del primer trimestre (1T22) a la baja. La más reciente revisión confirmó una contracción ligeramente más profunda de la economía durante el 1T22 (-1.6% anualizado).

Y tenemos claro que la demanda externa ha sido el principal motor del crecimiento económico de México, por lo que la expectativa de debilidad en Estados Unidos es un mal augurio para México en la segunda mitad de año.

Internamente, la percepción del entorno económico para realizar inversiones es débil, pues el “porcentaje de los especialistas encuestados que considera que actualmente es un mal momento para invertir subió de 59% en mayo a 70% en junio. En cambio, solamente un 3% considera que actualmente es un buen momento para invertir, con el 27% restante contestando no estar seguros”.

“Otro año de pesimismo económico en México. Las perspectivas de crecimiento económico de México para 2022, se han caracterizado por una constante corrección a la baja”, había augurado un mes antes el analista económico.

Alerta que la más reciente encuesta quincenal que elabora Citibanamex indicó que para 2022, las expectativas de crecimiento permanecieron en 1.8%, con un rango de pronósticos que va desde 1.2 a 2.3%. Para 2023, el consenso estima el crecimiento económico en 2.0 por ciento.

Hasta ahí, el referido análisis. Pero más allá de la previsión más optimista (inexistente) que se pudiera tener, nada alcanza para recuperar los niveles en que nos encontrábamos antes de la pandemia. Concluimos, por nuestra parte, que lo que resta del sexenio será muy difícil tanto para la economía familiar como para las finanzas públicas.

Y no hace falta ser economista para que cualquiera de nosotros, seres mortales, podamos percatarnos de cómo se han ido complicando las cosas: de la galopante carestía que, por mucho, rebasa el índice inflacionario reportado.

Tendremos que continuar adaptándonos. Sufrirán más, quienes menos tienen, así como la clase media cada día cayendo en picada. Pero… ¡Ánimo!
Twitter: @JOchoaVidal