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Viene lo peor Juan Ochoa Vidal Twitter: @JOchoaVidal Ha sido un sexenio muy difícil. Más allá de cómo se evalúe el desempeño de las autoridades en los tres niveles de gobierno, el contexto económico global ya era complicado en 2018 y 2019. Vino la pandemia interminable, desde hace mes y medio en franco repunte -hay […]
7 de julio de 2022

Viene lo peor

Juan Ochoa Vidal
Twitter: @JOchoaVidal
Ha sido un sexenio muy difícil. Más allá de cómo se evalúe el desempeño de las autoridades en los tres niveles de gobierno, el contexto económico global ya era complicado en 2018 y 2019. Vino la pandemia interminable, desde hace mes y medio en franco repunte -hay quienes apenas se dan por enterados- y se juntó con el impacto por el escenario Rusia-Ucrania. Los expertos auguran tiempos aún peores.

Desde la perspectiva actual se espera, al cierre de 2022, una inflación de alrededor de 8 por ciento en México. Sin embargo, se trata de una medición que los políticos del momento llamarían “neoliberal” y, a decir verdad, se trata de un cálculo que se hace al tomar en consideración determinados niveles de precios, y resulta ser que en términos prácticos la carestía de la vida está mucho más arriba.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), encargado de medirla, hace una encuesta de ingreso y gasto de las familias a nivel nacional para saber qué es lo que consume la gente en México. Una vez que se tienen identificados los productos, recopilan los precios de esos bienes y servicios en tiendas de todo el país. Esta información se compara quincenal, mensual y anualmente para saber cómo han variado los precios en dichos periodos.

Para medir la inflación, cada mes el INEGI da seguimiento a 235 mil precios en 46 ciudades del país. La información se procesa tomando en cuenta qué tanto se gasta en ellos, para así saber cuál de los rubros tiene mayor importancia en el consumo de las familias.

Con esa información el Banco de México implementa las medidas necesarias para controlar la inflación, ya que él es el encargado de regular la cantidad de dinero que circula en el país.

Tomamos esta explicación del sitio web del Banco de México.

La inflación -define- es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado.

Cuando hay inflación en una economía, es muy difícil distribuir nuestros ingresos, planear un viaje, pagar nuestras deudas o invertir en algo rentable, ya que los precios, que eran una referencia para asignar nuestro dinero de la mejor manera posible, están distorsionados.

En México, a finales de los años ochentas la inflación se ubicó alrededor de 150 por ciento. Naciones como Argentina y Venezuela sufren ahora mismo por ese motivo: el primero de esos países, rebasó el 60% y ha estado en peores condiciones. En el segundo está en 151%. Era mayor; se abatió hasta ese punto, en gran medida a costa de someter al pueblo a terrible escasez de circulante y productos básicos.

Se trata de un fenómeno en el cual interactúan factores internos y la habilidad de manejo de las finanzas de cada país. Pese a todo, los expertos expresan su sorpresa porque la economía mexicana ha resistido hasta la fecha los embates e incluso los excesos en el manejo de las finanzas públicas.

Para los meses inmediatos existen augurios económicos que podrían cumplirse en términos de catástrofe. Los economistas recomiendan evitar endeudarse, el no uso de tarjetas de crédito y, si se cuenta con capital, invertirlo en bienes raíces, por ejemplo, porque tanto en el banco como mediante Cetes las tasas de interés que se pagan están por debajo de la perspectiva inflacionaria.

Multimillonarios como Bill Gates y Jeff Bezos han estado vendiendo acciones volátiles y prefieren invertir en ciertos rubros como el aprovechamiento y saneamiento de agua, entre otros a los que se les ve futuro, pase lo que pase.

Hay quienes advierten que vienen tiempos catastróficos en lo económico y social, en los que sufrirán más los más pobres, en tanto que los gobiernos se van quedando sin capacidad de respuesta ante los reclamos y rezagos.

En Tabasco nos esperan dos, tres, cuatro años de lo que ya Andrés López Obrador calificó como “pobreza franciscana”, y no porque así lo quiera él sino porque la realidad nos rebasa.

Cualquiera de nosotros, sin ser economistas, sin contar con información de primera mano, debiéramos poder percatarnos no solo de las dificultades existentes a nivel gobierno para atender todo lo que se espera de las autoridades, sino de la delicada situación de la economía familiar o de nuestra empresa, si es el caso, ya sea grande, mediana o chiquita.

Hay que trabajar más. Debemos adaptarnos ante los retos. Tenemos que procurar que estemos mejor informados. Resulta apremiante que nos cuidemos de manera adecuada ante la pandemia. Utilizar una mascarilla que selle bien nuestras vías respiratorias en lugares cerrados, será un avance.

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