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¡Ah, el poder! Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Bajo el régimen del viejo PRI, Tabasco vivió épocas de intolerancia, pero -tal como sucedió en diversos momentos en otros estados- en cada sexenio las cosas se dieron de manera diferente. Heberto Castillo platicó una vez en la radio que en tiempos de Carlos A. Madrazo el temido […]
10 de junio de 2022

¡Ah, el poder!

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Bajo el régimen del viejo PRI, Tabasco vivió épocas de intolerancia, pero -tal como sucedió en diversos momentos en otros estados- en cada sexenio las cosas se dieron de manera diferente. Heberto Castillo platicó una vez en la radio que en tiempos de Carlos A. Madrazo el temido Lucio Torres Vidal lo interceptó en los límites con Veracruz para advertirle que si avanzaba “no podía garantizar su seguridad”.

Ante tan claro mensaje del jefe policiaco enviado por el ex gobernador valorado o más bien publicitado como gran demócrata, aunque ciertamente modernizador del estado, el luchador social de verdadera izquierda no lo pensó mucho y optó por la prudencia.

En 1968, el gobernador y escritor Manuel R. Mora ordenó la represión de manifestantes en su contra y no está claro a qué costo. En los ochentas, también Enrique González Pedrero reprimió al Pacto Ribereño.

Mario Trujillo García no es recordado por perseguir a disidentes. Leandro Rovirosa Wade tampoco tuvo oposición, de no ser la enarbolada por Mario Jesús Evia bajo la bandera de Acción Nacional. Más bien, la denuncia social y política estuvo a cargo de algunos periodistas, mientras que ciertos personajes que muchos años más tarde habrían de convertirse en oposición, formaban parte de la administración estatal.

Por nuestra parte, nos iniciamos en el oficio periodístico en 1978. Los dos años posteriores continuamos en esa actividad en Veracruz al tiempo que estudiaba en la Universidad Veracruzana. La reinserción a Tabasco se da a mediados de 1981, como corresponsal de Excélsior y reportero de Diario Presente.

Ya había tratado a Rovirosa desde 1978. En 1981 continuaban existiendo solo cinco diarios, así como revistas y semanarios, por lo que al gobernador le resultaba fácil identificarnos a todos los periodistas. La relación era respetuosa. A algunos, quienes eran amigos suyos, les apoyaba económicamente. Por mi parte, jamás pedí, ni me ofrecieron.

Jorge Calles Broca, propietario de Presente, nunca censuró mis entrevistas y reportajes. En esa época le hice una primera entrevista de fondo a Andrés López Obrador, en el Centro Indigenista de Mazateupa.

Ya antes narré que a las siete de la mañana de un día en que publiqué una crítica en contra del actual Presidente de la República, me llamó por teléfono Salvador Neme Castillo a casa de mis padres, en Atasta, recriminándome cómo me atreví a hacerle señalamientos a Andrés Manuel sin conocerlo siquiera.

¿Por qué no lo entrevistas”, me sugirió Chavo Neme, en ese tiempo secretario de Gobierno. Alberto Pérez Mendoza, jefe de prensa del gobierno, sirvió como intermediario para establecer fecha, lugar y hora.

En los meses posteriores también publiqué en Presente y Excélsior entrevistas y reportes que a veces no eran del agrado del gobernador, según me hizo saber Alberto, el ya fallecido colaborador de mayor cercanía con Obrador.

Adicionalmente, me juntaba mucho con José Chablé -a quien recomendé para que quedara como corresponsal de Excélsior cuando ingresé a la plantilla de reporteros en Ciudad de México- y con José Frías Cerino.

Resultó ser que Frías proporcionó al famoso columnista de Excélsior, José Luis Mejías, de Los Intocables, suficiente información sobre supuestos hechos de corrupción atribuidos a Leandro Rovirosa y colaboradores suyos. Uno de ellos, subsecretario de Finanzas, compró así el equipo de fútbol Necaxa y no ocultaba su enriquecimiento inexplicable.

Todo eso derivó en dos situaciones que recordé el pasado 7 de junio, al observar el descarado oportunismo de ciertos personajes públicos actuales, en convivios con motivo del Día de la Libertad de Expresión:

Primero: en Diario Olmeca los “periolistos” a quienes pagaba Rovirosa firmaron un desplegado en cuyo texto se demandaba la inmediata expulsión del estado de un servidor, Frías y Chablé, por ser “enemigos de Tabasco”; algo equivalente a “traidores a la patria”, o conspiracionistas. Nadie nos defendió, ni necesitamos que alguien lo hiciera.

Segundo: el editor del diario local me dijo que Excélsior me quitaba mucho tiempo y yo debía decidir qué hacer. Así lo hice. Desde hace bastantito más de 40 años nadie nos doblega.

En diciembre de 1982, Alberto me llamó por teléfono a Excélsior para decirme que Rovirosa me invitaba a desayunar en la Quinta Grijalva porque quería despedirse de mí como amigo. Acepté. El gobernador me dedicó unas tres horas y preguntó si se me ofrecía algo. Le di las gracias. Dije que no. Quedamos como amigos. Punto.

El poder es efímero. A quienes lo llegan a tener, se les olvida que todo es transitorio. “El poder se disfruta haciendo amigos”, nos dijo Manuel Andrade en enero de 2020.
Twitter: @JOchoaVidal

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