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Sí, pero que no sean los peores Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Sin apasionamientos, sin que medie preferencia política o compromiso alguno: ¿Se quedará Morena en la Presidencia de la República y en, en lo que resulta más cercano para nosotros, con la gubernatura de Tabasco? Sí. Así será. Como ciudadano de esta entidad federativa que […]
9 de junio de 2022

Sí, pero que no sean los peores

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Sin apasionamientos, sin que medie preferencia política o compromiso alguno: ¿Se quedará Morena en la Presidencia de la República y en, en lo que resulta más cercano para nosotros, con la gubernatura de Tabasco? Sí. Así será.

Como ciudadano de esta entidad federativa que cada día se parece más al Macondo de Gabriel García Márquez y porque conocemos a quienes ahora se le tiran al piso a Andrés López Obrador luego de que eran sus más feroces enemigos, solo nos queda esperar lo siguiente:

  • Que independientemente de quién quede como candidato presidencial y, obviamente, en la ruta inequívoca hacia Palacio Nacional, quien resulte nominado para la gubernatura sea alguien poseedor de la formación, experiencia y determinación necesarios para encarar tiempos cada vez más complicados, tan solo por lo que respecta a la explosión demográfica y su impacto en todos los rubros.
  • Que se retome la vocación productiva de nuestro territorio y se aproveche el enorme potencial que se tiene en materia agropecuaria y pesquera, así como agroindustrial, porque en definitiva ni el petróleo ni la refinería o el Tren Maya que llegará hasta Palenque, serán suficientes ante la necesidad de que todos los tabasqueños tenemos de mejores oportunidades, no solo de sobrevivencia sino de superación.
  • Como muy acertadamente lo señaló hace poco Eric Garrido, alcalde de Jonuta, en la inauguración de la feria de ese municipio, no nacimos para ser pobres, sino para superarnos cada día más y alcanzar mayores niveles de bienestar, sin inseguridad, en paz social, con trabajo fecundo, tanto en lo individual como colectividad.

Las nuevas generaciones no vivieron la llamada dictadura perfecta del PRI, antes de que los priistas emigraran o crearan nuevos partidos, hasta llegar a la realidad política actual; pero hay quienes sí vivimos esos tiempos en los cuales la lucha política se dirimía al seno de un partido hegemónico. A pesar de la corrupción, incapacidad de muchos en la función pública y cacicazgos, existía movilidad social y crecimiento.

A finales de los sesentas e inicios de los setentas, el modelo político estaba en franco declive y se tuvo entonces un caldo de cultivo propicio para los estallidos sociales, reprimidos mediante toda la fuerza del Estado. Luis Echeverría y José López Portillo lograron una precaria estabilidad social a través del populismo. A la par, la corrupción y la pobreza se profundizaron.

En Tabasco, no obstante, todavía a finales de los setentas teníamos el más alto nivel de ingreso per cápita del país, aunque con tremendo rezago educativo que no ha podido abatirse.

En 1989, aquel viejo PRI discutió en su asamblea nacional lo que proyectó como su “refundación”. Carlos Salinas colocó a Luis Donaldo Colosio en la presidencia del tricolor. En las mesas de trabajo, en Puebla, muchos priistas tabasqueños que en su mayoría ya no están activos o se mudaron a MORENA, discutieron entre otras la propuesta del cambio de nombre del instituto político.

Desde finales de 1987 se habían venido produciendo fracturas al seno de ese partido intolerante, que se resistía al avance democrático. Así nació el Frente Democrático Nacional, como una suma de disidencias que capitalizó el hartazgo social. Ese agrupamiento brindó a Andrés López Obrador, a finales de julio de 1988, la oportunidad de ser su abanderado para la gubernatura.

Hoy, a la distancia en el tiempo y pasadas las elecciones de 2021 y 2022, podemos ver cómo, en términos prácticos, el viejo PRI cedió -por decirlo de algún modo- sus cuadros al PRD y, más tarde, a MORENA.

Algún día, en aquella época, Rigoberto Ochoa Zaragoza, entonces senador y secretario de Acción Política de la CTM, más tarde gobernador de Nayarit, nos dijo que después de leer los documentos básicos del PRI y el PRD no encontró diferencias y sí coincidencias. Y Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, César Buenrostro, iniciaron la transmutación del priismo que habría de ser motivo de debate más tarde en la asamblea nacional de 1989.

En la actualidad hay quienes se espantan o critican el hecho de que figuren en MORENA priistas de no hace mucho tiempo. Más aún, tres gobernadores triunfantes de la elección del pasado domingo provienen directamente de las filas del PRI, y el de Oaxaca antes pasó por el PRD.

En conclusión: a mí como ciudadano no me importa en cuál partido hayan estado ni cómo los seleccione MORENA para los cargos de elección de 2024, pero sí que al menos sean los adecuados: que no sean soberbios, que sean capaces, mas no ratas; que tengan el propósito de trascender; ser útiles y bien recordados. ¿Es mucho pedir?
Twitter: @JOchoaVidal

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