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¿Habrá sorpresas? Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Proyecciones electorales arrojan visiones opuestas, contradictorias, con respecto al desenlace de las seis jornadas cívicas del próximo domingo. Es muy fácil confundirse con lo que uno aprecia en su entorno y sustraerse de mirar por encima de la arboleda. ¿Está sucediendo algo que no vemos? ¿Habrá sorpresas? ¿Se confirmará […]
3 de junio de 2022

¿Habrá sorpresas?

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Proyecciones electorales arrojan visiones opuestas, contradictorias, con respecto al desenlace de las seis jornadas cívicas del próximo domingo. Es muy fácil confundirse con lo que uno aprecia en su entorno y sustraerse de mirar por encima de la arboleda.

¿Está sucediendo algo que no vemos? ¿Habrá sorpresas? ¿Se confirmará lo que el partido en el poder espera, en momentos en que están en marcha los procesos políticos del 2024?

Son muchos factores en juego. En las campañas de 2018, en breve plática Adán Augusto López nos recordó: “Todo cuenta”.

En ese tiempo, Gerardo Gaudiano y asociados se manifestaban confiados en que, a toda costa, se podría remontar la ola obradorista. Ya lo había hecho Andrés Granier en 2006, pese a que Andrés López Obrador dedicó varias semanas completas a hacer campaña aquí para los abanderados del PRD.

Algún día, hacia inicios de siglo, Porfirio Muñoz Ledo nos confesó que después de haber sido presidente del PRI y co-protagonista de la elección histórica de 1988, entre otras muchas experiencias, aún no estaba seguro de qué era lo que ocasionalmente suscitaba virajes electorales, al margen de la mapachería financiada por el gobierno en turno.

En 1988, al momento de declinar Heberto Castillo a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, un mes antes de los comicios, el candidato Carlos Salinas con toda su maquinaria electoral pagada por el gobierno de Miguel de la Madrid y manejada desde Gobernación por Manuel Bartlett, se negaba a mirar con objetividad las señales que se habían venido dando durante meses, y hasta aquel domingo 6 de julio se insistió en creer que no había motivo de preocupación.

Al filo de las ocho y media de la noche de las elecciones estatales intermedias, de octubre de 1991, acudí al hotel Viva en donde se encontraban Cárdenas y Andrés Manuel, para pedirles su comentario ante el anuncio que en esos momentos hacía el PRI, proclamando triunfos. Inolvidable, la exclamación del actual Presidente: “¡No puede ser! ¡Es imposible!”

El punto es que, tal como lo vemos, lo más probable es que el próximo domingo Morena continúe afianzándose quizá en cuatro de seis estados, pero nada es “imposible”. Los estudios de opinión conocidos, se aplicaron a puñados de ciudadanos y casi todos por vía telefónica, por lo que carecen de suficiente rigor metodológico.

Desde las filas oposicionistas se considera que la intensa movilidad que tuvieron los más importantes personajes de la 4T en esos seis estados es indicativo de que existe incertidumbre entre el oficialismo. No contamos elementos para opinar al respecto.

Recordemos que el año pasado fue derrotado Morena en 9 de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, que desde 1997 perdió el PRI y que el PAN no ganó ni siquiera cuando Vicente Fox Quesada se alzó con la Presidencia. Esas nueve son las demarcaciones de mayor actividad económica. Claudia Sheinbaum aún no se recupera del trauma.

Si pretendemos analizar con el propósito de la mayor objetividad posible, es necesario no perder de vista el hecho de que a pesar de la fuerza política de Obrador, somos una sociedad plural, en la cual todo individuo puede tener una opinión distinta, contrastante, y que incluso los apoyos sociales no hacen que todos los beneficiarios se sientan comprometidos con el gobierno en turno.

La problemática por la que atraviesa el país es sumamente compleja.

La principal preocupación que motivó a los votantes en 2018, según diversos estudios, fue la inseguridad que ha alcanzado niveles más dramáticos y que se junta con el deterioro de la percepción de bienestar de parte de muchos habitantes de este México tan diverso, tan sacrificado, tan deficitario en materia de cultura política, tan escaso de oportunidades de superación.

Y más allá de los resultados electorales que se comiencen a conocer ya noche el domingo, faltarán casi dos años que se aprecian muy cuesta arriba en todos los rubros. Obrador adelantó este jueves que transitaremos de una “austeridad republicana” a una “pobreza franciscana”, desde el punto de vista de la función pública. Y en ello tenemos boleto todos.

En los tiempos inmediatos, con presupuestos acotados, los gobiernos estatales y municipales dispondrán de menor capacidad de respuesta a las demandas sociales, mientras que se deteriora más la infraestructura urbana y rural, al igual que el margen de acción para las empresas y particulares; porque además, para colmo, el entorno global es adverso.

Por cierto: ¿ya se enteró usted de que a partir del primero de julio Hacienda nos tendrá más acorralados que en cualquier tiempo neoliberal? ¿Ya llevó su Constancia de Situación Fiscal a la CFE y a su centro laboral?
Twitter: @JOchoaVidal

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