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¿Y cómo nos va en la feria? Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Poco menos de dos años y cinco meses es el tiempo que le queda de ejercicio constitucional a las actuales administraciones federal y estatal, por las cuales una abrumadora e inédita mayoría ciudadana votó en Tabasco en 2018, con la esperanza de que al […]
6 de mayo de 2022

¿Y cómo nos va en la feria?

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Poco menos de dos años y cinco meses es el tiempo que le queda de ejercicio constitucional a las actuales administraciones federal y estatal, por las cuales una abrumadora e inédita mayoría ciudadana votó en Tabasco en 2018, con la esperanza de que al fin nuestro estado, el país entero, superara sus enormes dificultades y carencias.

En esta hora, cada uno de nosotros, en esta sociedad plural y lamentablemente dividida por el apasionamiento político, cuenta con su propia evaluación al respecto.

Por desfortuna, el virus más terrible de la historia, antes que eso los desajustes económicos internacionales, y ahora la afectación global por la invasión a Ukrania y las secuelas de la pandemia, se agregan al contexto previo de desigualdad social, quebranto productivo y el impacto de las políticas gubernamentales.

Hablemos de Tabasco: en esta hora, muchas personas de otras partes del país creen y dicen que aquí no pagamos por el carísimo consumo de electricidad, mientras que reportes oficiales afirman que nos encontramos en los primeros lugares en generación de empleo y que, en resumen, vivimos nuestra mejor época.

Todos aquellos que nos ocupamos de hacer las compras de alimentos, medicamentos, productos de limpieza, así como pagar servicios además de impuestos, y que transitamos por la ciudad o zonas rurales a bordo de vehículo propio, transporte público o a pie, y que hacemos milagros para pagarle a CFE, cuidarnos de la delincuencia, etcétera, en efecto tenemos nuestra propia conclusión.

Es frecuente que se publiquen supuestas encuestas con la evaluación a autoridades de los tres niveles de gobierno. Hace algún tiempo, un gobernador me preguntó: “¿Tú les crees a las encuestas, Juan? ¡A mí nunca me han entrevistado!”

Las empresas y ahora también meros membretes de redes sociales, obtienen buenas ganancias al alimentar el ego de los personajes públicos, haciéndoles creer que la mera propaganda puede substituir a los buenos resultados al influir en el ánimo de la opinión pública, incluidos los empresarios grandes, medianos y chiquitos que, como los pobres, también lloran. Ni qué decir de los asalariados o subempleados.

Uno puede optar por el conformismo o desgastarse al tratar de convencer a otros de lo que pensamos. Más bien, nos parece, no hay que perder el tiempo y, en lo individual, esforzarnos cada día en el trabajo, en el estudio, en la actualización personal.

Así como acudimos a las urnas en 2018 y 2021 -y los que quisieron hacerlo con motivo de las dos consultas realizadas por el INE a solicitud expresa- ya tendremos oportunidad de hacerlo de nuevo dentro de unos 25 meses y aportar, mediante el voto, el granito de arena que de manera implícita calificará a quienes hoy nos gobiernan.

Después de todo, esa es la esencia de la democracia: elegimos a autoridades y representantes legislativos, para que ellos se ocupen, preocupen y den resultados. El voto razonado debiera conducirnos a la adopción de las mejores decisiones colectivas, aunque siempre habrá quien en su desinformación y mediocridad o analfabetismo funcional prefiera tal o cual opción.

Esa práctica democrática debiera bastar para poner un poderoso dique ante la manipulación y la corrupción en todas sus expresiones. Al menos así es en teoría. En la práctica, somos seres humanos, producto de una evolución, esfuerzo y formación personal. Y cada cabeza es, ciertamente, un mundo.

Y si a las autoridades federales y estatales les quedan menos de dos años y cinco meses para presentar resultados de lo comprometido, también para los ayuntamientos el reloj avanza. Esto último sucede en condiciones presupuestalmente precarias y con una altísima demanda ciudadana.

Un presidente municipal nos confesó su preocupación porque la proyección que recibió es que después de la mitad del presente año el panorama es incierto y anda viendo el modo de continuar pagando adeudos de administraciones anteriores, a la vez que garantiza servicios públicos y realiza obra pública, aunque esta última no sea espectacular o contundente como quisiera.

Es un tema, por decirlo así, piramidal. Y comienza en la punta: las finanzas públicas se encuentran muy presionadas; se han recortado partidas para que en lugar de derramarse hacia abajo se utilicen en el financiamiento de los grandes proyectos nacionales.

Eso es en lo referente a las finanzas públicas. En el ámbito doméstico la situación tiende a empeorar. Los precios no se regulan por decreto, si bien se puede intentar ponerle freno a la especulación.

El gasto público, al igual que el privado, tiene límites. Estará por verse cómo terminamos este complicadísimo 2022.
Twitter: @JOchoaVidal

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