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Nos han quedado a deber Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com }Acudir a votar en las elecciones constitucionales es una obligación, aunque en nuestro país no exista sanción para quienes se abstengan de hacerlo. Sin embargo, con frecuencia los ciudadanos debemos escoger no al mejor, sino al menos peor. Las consultas -van dos- son tema aparte. En […]
26 de abril de 2022

Nos han quedado a deber

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
}Acudir a votar en las elecciones constitucionales es una obligación, aunque en nuestro país no exista sanción para quienes se abstengan de hacerlo. Sin embargo, con frecuencia los ciudadanos debemos escoger no al mejor, sino al menos peor. Las consultas -van dos- son tema aparte.

En todo caso, en contradicción con los principios de la democracia, abstenerse se ha convertido en un modo de expresar la inconformidad ciudadana, o el obvio desinterés.

En 2021, al estar inscrito en el listado nominal de Centro, la dificultad personal fue decidir si votar o no, porque francamente ninguno de los contendientes nos convencía:

Para presidente municipal, los ex gobernadores Andrés Granier Melo y Manuel Andrade Díaz, o Yolanda Osuna Huerta. Los dos primeros, a nuestro juicio, por orgullo y sentido común no debieron meterse. Tuvieron su oportunidad. Cargaron costales. Con su experiencia electoral y en el ejercicio del poder, podían anticipar qué sucedería.

En cuanto a Osuna, nunca antes tuvo a su cargo una responsabilidad que implicara asumir liderazgo y cumplir compromisos directos con la ciudadanía, por lo que no debe sorprender el hecho de que al cabo de casi siete meses el municipio de Centro esté peor que cuando estaba mucho muy mal. Por desfortuna, así se ha ido confirmando.

Para diputados federal y local, las oposiciones nominaron a desconocidos. En definitiva, nacidos para perder. Ello, mientras que por MORENA se apuntó para la reelección por el cuarto distrito electoral federal -el nuestro- Manuel Rodríguez González, ex secretario general del PRI y ex subsecretario de Gobierno quien de pronto pasó a ser carga-maletín y se transformó por completo.

Todavía hoy, insiste en el engaño a los tabasqueños con el asunto de las tarifas de la CFE, al extremo de que en otras partes del país hay quienes creen y aseguran que aquí nos perdonaron la vida y no pagamos por el consumo de electricidad.

Ninguno de los candidatos pasó por donde vivimos. Ni siquiera a algunas cuadras. Algo similar sucedió en 2018.

La pregunta que todos debiéramos hacernos, en estos últimos días de abril de 2022, es: ¿estamos satisfechos con nuestras decisiones electorales? ¿Ha cambiado algo para bien? Evidentemente, la respuesta variará según como -dice la famosa frase- nos vaya en la feria. Cuenta nuestra ubicación en la geografía política de Tabasco. Tiene mucho qué ver la actividad a la cual nos dedicamos.

Conocemos a actores políticos elegidos el año pasado que están echándole muchas ganas a su encomienda, aun cuando encontraron un desastre en las finanzas públicas e infraestructura, así como altísima demanda e irritación social.

De cualquier manera, en la mayoría de los casos hay motivos para que exista desilusión ciudadana, aunque muchas personas prefieren no externarla o, simplemente, son masoquistas… o sus convicciones son tan fuertes que no les importa más que su sobrevivencia personal en el día a día, sin prestar atención al entorno y con absoluto desconocimiento de sus derechos cívicos.

Dentro de poco más de dos años regresaremos o podremos regresar a las urnas. Desde hace muchos meses los aspirantes a diversos cargos de elección andan haciendo proselitismo, valiéndose de los más diversos temas o pretextos. Parece ser que siempre encuentran a quien los reciba. Tal vez sea porque piensen que obtendrán algo a cambio, ahora o más tarde, o por mera distracción.

Por lo que se puede observar, muchas de esas personas ignoran -o no les importa- el pasado, la trayectoria que han tenido los actores políticos, la mayoría de los cuales se identificaba no hace mucho como militante de determinada causa o partido, y en la actualidad su amorío es otro.

Son cínicos y no les importa, porque creen que los tabasqueños somos estúpidos y no tenemos memoria. Se manejan como lobos con piel de oveja.

Se dan baños de pueblo. Prometen y reparten abrazos y hasta besos a quien se deje. Total que nunca regresarán para cumplir lo comprometido. Y si lo hacen será para expresar un “aguántame tantito, que te voy a cumplir”, o el consabido “ya merito”.

Las personas que hemos tenido la oportunidad de ir a otros estados, ya no digamos a otros países, podemos percatarnos de transformaciones que saltan a la vista. Desde luego que también hay casos lastimosos, como el del cercano Coatzacoalcos, el histórico Puerto México, en donde se enseñoreó la delincuencia y la ciudad es un caos vial, igual o peor que Villahermosa.

Y a propósito de la capital tabasqueña, ¿cómo se les ocurre reducir carriles en los malecones? ¿En qué cabeza cabe? ¿Esa va a ser la grandiosa obra que celebremos al finalizar el actual periodo constitucional?
Twitter: @JOchoaVidal

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