Escenarios
¡Qué triste! Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Todo indica que habrán sido al menos doce años perdidos para el municipio de Centro. Se continúa con la vieja -sospechosa- práctica de demoler lo construido y hacerlo de nuevo, de manera burda, inútil, como si no existieran urgencias: problemas de fondo cuya solución no admite más demora. Desde […]
6 de abril de 2022

¡Qué triste!

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Todo indica que habrán sido al menos doce años perdidos para el municipio de Centro. Se continúa con la vieja -sospechosa- práctica de demoler lo construido y hacerlo de nuevo, de manera burda, inútil, como si no existieran urgencias: problemas de fondo cuya solución no admite más demora.

Desde hace semanas o meses -ni siquiera se informa aunque de algún modo se llega a saber- el “parque lineal” en el malecón en donde antes se puso una mole de concreto que ideó Andrés Granier como alcalde y que Manuel Andrade adoptó como gran obra suya, ha sido desmantelado.

A Gerardo Gaudiano, con apoyo de Arturo Núñez, se le ocurrió derribar la construcción hecha en ese lugar y que pasó de ser lo que Granier llamó “centro de sana convivencia para que los jóvenes no arriesgaran su vida en las calles”.

Hizo pues el parquecito. Llegó Evaristo Hernández a la alcaldía y la enorme e injustificada erogación allí invertida corrió la misma suerte de las jardineras de Paseo Tabasco. Hoy se desconoce qué pretende hacer en ese lugar Yolanda Osuna y qué costo representará para los contribuyentes.

Mientras tanto, quizá las últimas obras viales de uso intensivo y útiles en Villahermosa fueron realizadas hacia finales del siglo pasado, cuando igualmente se remodelaron parques pero se ampliaron las avenidas Méndez, Mina y 27 de Febrero, e inició lo correspondiente al periférico que dejaron inconcluso Leandro Rovirosa, Enrique González y los respectivos alcaldes de la época.

Jesús Alí y Humberto de los Santos metieron mucho dinero a la pavimentación de calles de colonias mediante concreto hidráulico. De Evaristo en su primer trienio se recuerda el acierto que tuvo al colocar el mismo material alrededor de la glorieta en la salida hacia Parrilla, la cual una y otra vez era recubierta mediante chapapote y a los seis meses ya presentaba enormes huecos.

La vialidad es caótica en la capital de Tabasco, cada día más. Es una de las asignaturas pendientes. Ni hablar de los temas del agua, drenaje y alumbrado público. También Gaudiano hizo algunas pavimentaciones con reconstrucción parcial de redes sanitarias, así como ampliaciones en Usumacinta y Ruiz Cortines.

De una u otra manera, algo se avanzó en cada trienio… hasta que Evaristo llegó al cargo por segunda ocasión, luego de obtener la votación más copiosa de la historia electoral de Centro, “hazaña” que también como producto del “efecto 4T” consiguió la actual presidenta municipal.

Pero los resultados no se ven. O, más bien, no hay. A estas alturas del trienio, el tipo que se caracterizó por las ocurrencias y regaños a ciudadanos ya estaba metido en la reconstrucción de un paso a desnivel en Tabasco 2000, supuestamente porque sus ingenieros diagnosticaron que estaba a punto de derrumbarse, al igual que el Palacio Municipal.

La cuestión hoy es que, transcurrida la primera sexta parte del nuevo trienio, los habitantes del municipio solo sabemos que, como en la vieja canción de los setentas, la vida sigue igual: unos que nacen, otros morirán; unos que ríen, otros llorarán…

De nueva cuenta, nos aventamos tacos de lengua y nos lavaron el “eque”. Eso quisimos, eso nos dieron. ¿El pueblo obtuvo lo que merece? La propaganda dirá otra cosa. Total que desde arriba las cosas se ven muy bonitas, al punto de que hasta creen que no le merecen.

Pero, ¿podemos acaso esperar que algo cambie en los meses por venir? Hace doce años nos vendió Núñez la idea de que había que aceptar que siempre existirá una fase de aprendizaje. ¡Mera demagogia!

Se sabe de administraciones de este mismo trienio y anteriores, que al momento de entrar en funciones ya traían proyectos en desarrollo y que, pese a la sequía presupuestal cíclica de los primeros meses, iniciaron su gestión con primeros resultados.

Resulta en verdad muy lamentable lo que ha venido sucediendo en Centro en los recientes cuatro trienios -hasta Don Galleto no lo hizo tan mal- y que en mucho es producto no nada más de la incapacidad para gobernar, sino de la soberbia: del desapego, de la falta de motivación, de la mediocridad.

Desde hace muchos años puede verse una enorme diferencia entre Villahermosa y otras capitales estatales vecinas como Tuxtla Gutiérrez y Campeche.

La pandemia vino a hacernos mucho daño. Eso es innegable. Y todavía sufriremos las secuelas económicas; en una situación en la cual los ricos también lloran, pero quien sufre más es el pueblo jodido. Aunque, por desgracia, hay muchos jodidos pero por lo visto contentos.

Marca la tradición que el periodo de sequía presupuestal termina al comenzar el segundo trimestre del año. Pero el problema no es solo de recursos. Hay cosas que natura no da.
Twitter: @JOchoaVidal

Compartir: