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Economía, a la baja Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Las perspectivas económicas para todo el globo son preocupantes, coinciden expertos en el tema. La prolongación de la pandemia, ahora bajo la incertidumbre por la variante Ómicron, así como una marcada afectación a la cadena de suministros para la industria en este mundo en donde todo es […]
7 de diciembre de 2021

Economía, a la baja

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Las perspectivas económicas para todo el globo son preocupantes, coinciden expertos en el tema. La prolongación de la pandemia, ahora bajo la incertidumbre por la variante Ómicron, así como una marcada afectación a la cadena de suministros para la industria en este mundo en donde todo es interdependiente, nos impacta ya a todos en términos de merma de bienestar e inflación al alza.

Leamos parte del diagnóstico sobre México, que acaba de divulgar el Centro de Estudios del Sector Privado:

Recientemente la economía ha mostrado signos de desaceleración, la precariedad del mercado laboral se profundiza y la inflación ha tomado fuerza. Se ha presentado un agotamiento del consumo y se incrementa la incertidumbre que inhibe la inversión.

Los resultados más recientes de algunos indicadores confirman la estimación preliminar de la caída de 0.2% del PIB en el tercer trimestre del año. La producción industrial registró una disminución mensual de 1.4% durante septiembre, porcentaje que supera el pronóstico que el INEGI dio a conocer a través del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), en el que anticipaba que la producción industrial tendría una baja de sólo 0.5%. Así, la producción industrial se aleja 7% de su nivel de julio del 2018.

El indicador de consumo privado en el mercado interior durante agosto también registró una caída mensual, de 0.6%, con lo que acumuló tres meses consecutivos con cifras negativas. Esta evolución representa una fuerte desaceleración del consumo, que desde la segunda mitad de 2020 y hasta mayo pasado parecía reactivarse sólidamente.

Es probable que el cambio de tendencia del consumo se relacione con la precarización del mercado laboral que se refleja en varios indicadores. Basta mencionar que el porcentaje de la población ocupada que percibe menos de un salario mínimo ha subido paulatinamente, desde 15.8% en el tercer trimestre de 2018 a más de 25.8% en el segundo de este año. Más del 82% de este grupo está en el mercado informal.

De acuerdo con el indicador mensual del INEGI, la inversión fija bruta reportó un incremento mensual en agosto de 1.1%. Si bien puede considerarse un dato favorable al acumular dos meses seguidos al alza, se debe tener en cuenta que este avance fue notoriamente menor al del mes previo, cuando creció 2.5%.

En todo caso, en agosto pasado el índice de inversión estaba aún 15% por debajo de su valor de julio del 2018. El aumento mensual de la inversión fija bruta respondió al alza de 3.2% en la inversión en construcción; la inversión en maquinaria y equipo se contrajo 1.0%.

Por su parte, la inflación sigue aumentando. Si bien se considera que ello responde a factores de oferta temporales, éstos persisten y se agudizan. Al parecer las expectativas inflacionarias comienzan a resentirlo y ya se presentan correcciones de los pronósticos para el 2022 que ubican al aumento generalizado de precios por arriba del límite superior del rango de tolerancia del Banco de México.

En octubre los precios al consumidor registraron un incremento de 0.84%, su mayor alza para el mismo mes desde 1998. Este resultado se debe en parte (56%) al efecto estacional del incremento de 1.87% en los precios del indicador no subyacente, impulsado por el alza de 18.8% en el costo de la electricidad al terminar el programa de tarifas eléctricas de temporada cálida en diversas ciudades del país. Pero también el indicador de precios subyacente contribuyó considerablemente a la inflación mensual con un aumento de 0.49%, el más alto para el mismo mes desde el año 2000.

La situación económica se complica, pero las oportunidades favorables para México siguen presentándose y para tomar ventaja de ellas se requiere más flexibilidad de la política y una actitud diferente.

Es claro que el entorno comienza a diferir del marco macroeconómico, más optimista, con el que se elaboró el paquete económico para el próximo año. Los objetivos de ingresos del erario podrían estar ya en riesgo y con ello la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Otro riesgo, y más importante aún, es que el crecimiento esperado no se realice, que si acaso alcance el ritmo decepcionante del 2018 o el 2019 y que con ello el mercado laboral siga precarizándose y el bienestar de los hogares continúe estancado.

En la encuesta que realiza el Banco de México entre los especialistas del sector privado ya se aprecian pronósticos de crecimiento para 2022 por debajo del 2.0%. Asimismo, la estimación más reciente de Citibanamex anticipa un crecimiento de solo 1.9%.
Twitter: @JOchoaVidal

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