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La apuesta electoral Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Por la zona en donde vivo no pasó candidato alguno. De ningún partido. Me toca votar en una escuela de Multiochenta. Pertenezco al cuarto distrito electoral federal, pero se me dificultó cerciorarme de que estoy en el octavo local, porque además el IEPCT no supo comunicar, orientar a […]
2 de junio de 2021

La apuesta electoral

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Por la zona en donde vivo no pasó candidato alguno. De ningún partido. Me toca votar en una escuela de Multiochenta. Pertenezco al cuarto distrito electoral federal, pero se me dificultó cerciorarme de que estoy en el octavo local, porque además el IEPCT no supo comunicar, orientar a los electores.
Iré a votar, aunque como ciudadano concluyo que a quienes buscan la presidencia municipal y la diputación federal no les interesa esta sección electoral. Prevalecen la soberbia e incapacidad.

Manuel Rodríguez, quien busca reelegirse, tampoco se apareció por mi rumbo en su primera campaña y la última vez que platiqué con él fue cuando era priista. Contra él compite, según logré saber en la página de internet del INE, Dolores Gutiérrez, de la alianza PRI-PAN-PRD, entre otros.

En cuanto a quienes aspiran a suceder en el cargo al nefasto Evaristo Hernández, la última vez que platiqué con Andrés Granier fue en algún evento en el hotel Hilton, hace unos once años; con Manuel Andrade, cuando me lo encontré en el restaurante de Miguel León, en enero del año pasado; con Yolanda Osuna, en 1981, porque durante su desempeño como funcionaria granierista y más recientemente en Cultura nunca tuvo tiempo para medios.

Por alguno de esos tres voy a votar, porque no me queda de otra, convencido como estoy de que es un error el abstencionismo, el cual en diversos países se castiga.

Traté de investigar quién es la candidata a diputada local de MORENA por el octavo distrito local y no pude. Sí logré que me dieran el nombre de la priista, el cual nunca antes escuché y, dicho sea con franqueza, olvidé enseguida.

Como periodista, recibí boletines de campaña de algunos candidatos de los demás municipios y distritos locales. Vi en redes muy activo a Mario Llergo Latournerie, quien busca ser diputado federal por el sexto distrito y hubiese sido un candidato muy competitivo para alcalde.

Hasta donde logro comprender, en específico en el caso de Centro, la señora Osuna hizo lo que pudo, sin que pudiese apoyarse en experiencias electorales propias y en un equipo de campaña bien estructurado y capaz.

De los ex gobernadores Granier y Andrade me llegaron boletines y la agenda cotidiana que amablemente me envió cada día mi amiga la ex candidata a gobernadora Gina Trujillo.

En algunos momentos de mi vida he tenido la oportunidad de formar parte de equipos de campaña de políticos, ya sea con calidad de asesor o como operador. Este último ocurrió en 1997, cuando un Arturo Núñez distinto al que malgobernó a Tabasco entre 2013 y 2018 me designó coordinador de comunicación social.

Con la alta expectativa que en ese momento él traía de ser candidato del PRI para la gubernatura en el 2000, un servidor, el periodista ya fallecido José Frías Cerino, su coordinador de asesores Daniel Barceló, en conjunto con José Antonio de la Vega y Jesús Alí de la Torre hicimos un amplio manejo de imagen.

Sin que existieran redes sociales, aquella fue la primera ocasión en que un candidato acudió a la totalidad de programas de radio, incluidos los de medianoche y madrugada, porque el plan era que el mensaje, la propuesta, permeara en todos los segmentos de población.

Un día el soberbio Wilver Méndez criticó, durante una reunión de evaluación, lo que llamó mucha pérdida de tiempo del candidato en la radio y televisión. Como respuesta recibió una reprimenda de parte de alguien a quien no se le puede negar su alto nivel de formación integral y visión política, aunque a la hora de tomar al toro por los cuernos decepcionó a los tabasqueños.

En estas campañas que llegan a su fin este miércoles, en el municipio de Centro y también en la mayoría de los otros se observa que muchos candidatos establecieron como prioridad el fortalecimiento del llamado voto duro, por lo que optaron por realizar caminatas en secciones en donde su partido ha triunfado antes.

Parece ser que la apuesta está fincada en el voto clientelar, en la guerra de estructuras, en la “ingeniería electoral”, y se desdeñó a los ciudadanos sin partido.

Marcharon “a la buena de Dios”, sin una estrategia adecuada. Unos creen tener mayor poder para movilizar o anular a electores el próximo domingo, mientras que otros están esperanzados a que se produzca una irrupción en las urnas producto de la irritación social por los muchos problemas colectivos y personales existentes.

En su mayoría, los candidatos simularon, para justificar su participación y algún beneficio que de ello obtendrán. Algunas personas con las que hemos platicado y el autor de la columna estamos intrigados: ¿qué gana a cambio Manuel?
Twitter: @JOchoaVidal

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