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De nada vale llorar después Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com De momento, pareciera que las vacunas están ayudando a disminuir los contagios. No deja de sorprender el hecho de que no haya más, en virtud de que muchísimas personas andan confiadas. En lo personal, el caso de alguien muy cercano me sacudió: Aun con la segunda […]
19 de mayo de 2021

De nada vale llorar después

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
De momento, pareciera que las vacunas están ayudando a disminuir los contagios. No deja de sorprender el hecho de que no haya más, en virtud de que muchísimas personas andan confiadas. En lo personal, el caso de alguien muy cercano me sacudió:

Aun con la segunda dosis de Pfizer recibida hace más de quince días, se contagió y enfermó primero de manera leve. Hace 48 horas debió ser internado en el área COVID19 del Hospital Juan Graham. El reporte médico indica que tiene muy afectados los pulmones. Está recibiendo oxígeno. Ojalá no resulte necesaria la intubación. No se descarta llegar a ese extremo.

¿Qué fue lo que sucedió? Se ha mantenido en su casa, cuidándose. De algún modo, a través de alguien, le llegó el coronavirus. Pero la cuestión es que Pfizer es la mejor vacuna, con 95 por ciento de efectividad, y su caso demuestra que nadie está a salvo de sufrir mucho más que una “gripita”, incluso si se está vacunado. Peor si no.

En contraste, este martes fui de compras al supermercado de la colonia Carrizal. Hay un franelero que siempre me auxilia para acomodar en la cajuela del vehículo las compras que lavo al llegar a casa y que identifica cuáles son mis protocolos -hoy, mascarilla KF94, lentes de uso médico y guantes de látex que para quitármelos sigo un riguroso procedimiento- y se nota que el hombre es inteligente.

Le pregunté si sabe cuántos franeleros de ese lugar se han enfermado. Me respondió que no ha sabido de un solo caso, a pesar de que no utilizan cubrebocas adecuados o no se tapan la nariz, ni se lavan las manos porque además no tienen dónde hacerlo. Increíble.

Ya de regreso a casa leí que el Presidente de la República dijo que en octubre se habrá concluido el programa de vacunación.

Al ritmo que se lleva, nos parece que se demorarán hasta fin de año, porque después de junio vienen los segmentos de edad que corresponden a la mayoría de la población y persiste una marcada insuficiencia de vacunas, situación que pasa por la capacidad mundial de fabricación y el hecho de que somos cerca de ocho mil millones de habitantes en el planeta, 126 millones en México.

Asimismo, muchísimas personas, un alto número de tabasqueños para la demarcación que nos atañe directamente, no quieren vacunarse. Unos, porque tienen miedo; otros, porque quizá no tienen CURP o acceso a internet e ignoran que basta con acudir el día y al lugar que les corresponda según lo programado, con cualquier identificación. Muchos no lo hacen, porque les vale madres.

No faltan quienes insisten en creer y decir que todo lo que está sucediendo es mentira. Luego no reaccionan aunque se les mueran familiares o amigos, o el coronavirus los deje con grave afectación permanente por el resto de su vida. O se confían: a fulanito le dio “el bicho” (no es un bicho) y apenas le dolió la espalda dos días. Etcétera.

Según los expertos, esta pandemia no terminará antes de finales de 2022. No nos engañemos. En cuanto a la vacunación, se sabe que harán falta refuerzos y, como queda demostrado una vez más con lo que se comenta al inicio, la vacuna ayuda y ayuda muchísimo, pero la amenaza continúa rondándonos.

Reitera la Organización Mundial de la Salud:
Si la COVID-19 se propaga en su comunidad, manténgase seguro mediante la adopción de algunas sencillas medidas de precaución. Por ejemplo, mantener el distanciamiento físico, llevar mascarilla, ventilar bien las habitaciones, evitar las aglomeraciones, lavarse las manos y, al toser, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo. Consulte las recomendaciones locales del lugar en el que vive y trabaja. ¡Hágalo!

Guarde al menos un metro de distancia entre usted y otras personas, a fin de reducir su riesgo de infección cuando otros tosen, estornudan o hablan. Mantenga una distancia aún mayor entre usted y otras personas en espacios interiores. Cuanto mayor distancia, mejor.

Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con otras personas. Para que sean lo más eficaces posibles, es esencial utilizar, guardar, limpiar y eliminar las mascarillas correctamente. Asegúrese de que le cubre la nariz, la boca y el mentón. No utilice mascarillas con válvulas.

Evite las 3 “C”: espacios cerrados, congestionados o que entrañen contactos cercanos.
Se han notificado brotes en restaurantes, ensayos de coros, clases de gimnasia, clubes nocturnos, oficinas y lugares de culto en los que se han reunido personas; con frecuencia, en lugares interiores abarrotados en los que se suele hablar en voz alta, gritar, resoplar o cantar.
¡Entiéndase!
Twitter: @JOchoaVidal

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