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Huimanguillo, Oscar Ferrer Juan Ochoa Vidal juanochoavidal@gmail.com En la contienda por la alcaldía de Huimanguillo son varios los candidatos, pero la lucha se centra entre dos ex alcaldes y entre ambos existen abismales diferencias: Uno: José Sabino Herrera Dagdug, del PRD, con cuenta pública reprobada y expedientes que mantiene a reserva el Organo Superior de […]
18 de mayo de 2021

Huimanguillo, Oscar Ferrer

Juan Ochoa Vidal
juanochoavidal@gmail.com
En la contienda por la alcaldía de Huimanguillo son varios los candidatos, pero la lucha se centra entre dos ex alcaldes y entre ambos existen abismales diferencias:

Uno: José Sabino Herrera Dagdug, del PRD, con cuenta pública reprobada y expedientes que mantiene a reserva el Organo Superior de Fiscalización del Estado con la probabilidad de que se proceda penalmente en su contra, todavía se atreve a llenarse el buche al hablar de lucha contra la corrupción y de que él sí cumple.

El prepotente junior dejó el ayuntamiento en bancarrota. Así se lo traspasó a un títere suyo que quedó como alcalde interino y manipuló hasta el 4 de octubre de 2018, al tiempo que se entercó en pelear en tribunales el voto que le negó la mayoría de los huimanguillenses. Carente de escrúpulos y berrinchudo como siempre, se ha dedicado a sembrar chismes y rencores en redes sociales.

La administración que entró en funciones aquel 5 de octubre, encontró en ese momento solo cuentas por pagar y el enojo tanto de los servidores públicos como de proveedores, así como reclamos sociales porque el personaje de caricatura hizo mal uso de recursos públicos, según consta en peritajes del OSFE, y se convirtió en uno de los principales financiadores del también fracasado ex candidato a la gubernatura, Gerardo Gaudiano.

Dos: Oscar Ferrer Abalos, un hombre íntegro, quien culminó su anterior gestión como presidente de Huimanguillo sin dejar pendiente un solo adeudo y sí suficiente dinero en caja, mediante el cual se garantizó la continuidad en la prestación de servicios públicos. Hizo obra, atendió a la población sin fijarse en su militancia o simpatía política. Sus cuentas públicas fueron avaladas por el Congreso del Estado y, para acabar pronto, no tiene cola que le pisen.

No le afecta la guerra sucia emprendida por el perredista y sus secuaces. Se le identifica a plenitud como un hombre de trabajo; no un junior. Nunca fue un chamaco al que papi le dio todo, ni anduvo en parrandas locas, escandalizando y en acciones que pusieran en riesgo a otras personas. Sabe cumplir su palabra. Es sobreviviente de la pandemia.

Durante el proceso interno de MORENA para definir candidaturas actuó siempre con mucho respeto hacia los demás aspirantes. El otro principal contendiente, Arturo González de la Cruz, ex secretario del ayuntamiento, se le sumó y le continúa sumando adeptos, a diferencia de otros “morenistas” de ocasión que sin ser electoralmente competitivos cambiaron de camiseta.

En Huimanguillo los ciudadanos que anhelan la superación del municipio y mayores oportunidades de empleo, de convivencia social de calidad, de educación, de seguridad y autoridades honradas a toda prueba, a casi dos semanas del cierre de campañas ya saben por quién deben votar.

La disyuntiva es clara: avance o retroceso; buen gobierno o más saqueo como el que caracterizó al trienio de Herrera Dagdug, quien obviamente cree que puede gastarse muchos millones de pesos en la compra de votantes y además incurrir en delitos electorales, bajo su visión de que la ciudadanía es corrupta y que, a la antigua, incluso basta con la entrega de una despensa y 500 pesos para que el electorado renuncie a los derechos que consagra la Constitución.

Y más allá de una visión ideológica, partidista, de afinidad o no con el proyecto de la 4T, lo que predominará en Huimanguillo, a todas luces será el sentido común: distinguir entre lo bueno y lo podrido; la rectitud y la palabra que se cumple, o de nuevo darle la oportunidad a quienes no tienen llenadera. Sobre todo, a ese que hace casi tres años fue aplastado en las urnas y resultó ser, para colmo, mal perdedor.

Quisiéramos pensar que en algún momento, antes o después de la elección, el Organo Superior de Fiscalización y la Fiscalía General del Estado, eventualmente la Fiscalía General de la República, procederán en contra de Herrera Dagdug. De haber sucedido sucedido eso en el transcurso de los dos años previos, quizá ya habría sentencias en firme que habrían impedido la candidatura del nefasto tipo del sombrerito.

Nos referimos a uno de los municipios que poseen una amplia gama de recursos naturales y humanos que ya quisieran tener muchos países. El potencial es amplísimo: desde ganadería, agricultura, fruticultura, hasta petróleo; pero, sobre todo, gente trabajadora.

Cierto es que a todos los niveles siempre hay maleantes. A esos, la sociedad civil los debe tener siempre muy bien identificados y no facilitarles el asalto.

Existe información que sitúa a Ferrer en prospectiva como virtual triunfador por amplia mayoría de votos.
Twitter: @JOchoaVidal

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