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Niños a aulas, solo vacunados Juan Ochoa Vidal juanochoavidal@gmail.com Niños y adolescentes no deben regresar a las aulas, mientras no estén vacunados. Resulta ser una estupidez, producto de la ignorancia, asumir que con los maestros vacunados los alumnos están a salvo de contagiarse y morir por el COVID19. Existe evidencia científica, datos estadísticos del gobierno […]
12 de mayo de 2021

Niños a aulas, solo vacunados

Juan Ochoa Vidal
juanochoavidal@gmail.com
Niños y adolescentes no deben regresar a las aulas, mientras no estén vacunados. Resulta ser una estupidez, producto de la ignorancia, asumir que con los maestros vacunados los alumnos están a salvo de contagiarse y morir por el COVID19. Existe evidencia científica, datos estadísticos del gobierno de México, así como experiencias de hace un año en Europa que así lo demuestran.

El Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes de México (SIPINNA) reportó que entre el 12 de abril de 2020 y el 21 de febrero pasado, del total de casos confirmados por coronavirus, 26 mil 592 son individuos de entre 12 y 17 años, 11 mil 110 entre 6 y 11 años, y 9 mil 085 menores de cinco años.

En días recientes se han confirmado en el país contagios en 46 mil 787 menores de edad, de los cuales fallecieron 489. Esto es: 217 niñas y 272 niños. No contamos con los datos oficiales de Tabasco, pero vale recordar que hace un año se reportó la muerte de dos menores de dos años, tan solo en Huimanguillo. Los reportes cotidianos de la Secretaría de Salud han dado cuenta de la atención de infinidad de casos de coronavirus en el Hospital del Niño, aunque de momento no.

Sería criminal enviar a los menores de edad a la escuela en el transcurso de los meses inmediatos. Y no solo por lo que les pueda pasar a ellos, basados en el dato verídico de que el índice de letalidad es muy inferior al que se registra en personas de edad mayor y no nada más ancianos, sino por la experiencia que todos conocemos acerca de cómo se esparce cualquier virus en las escuelas y así llega a los hogares, en donde la transmisión de una simple gripe enferma y hasta mata a adultos.

Este martes escuchamos a una conductora de una televisora local de Ricardo Salinas. Al divulgar información sobre la afortunada vacunación a los maestros, irresponsablemente afirmó que no hay que preocuparse por el contagio en niños, porque el riesgo es mínimo. Incluso algunas maestras entrevistadas dijeron que con el magisterio vacunado, los niños están a salvo.

¡De ese tamaño es el problema educativo en México!
En recientes declaraciones, el prestigiado infectólogo Alejandro Macías, comisionado nacional durante la pandemia AH1N1 y asesor gubernamental ante el coronavirus, alertó que además los infantes deben ser vacunados pues de lo contrario «una enfermedad que en general ocasiona pocos problemas durante la infancia, se transformará en un padecimiento que puede costarles la vida cuando se conviertan en adultos”.

Considera que la vacunación a menores debe convertirse en una prioridad inmediatamente después de que se concluya con adultos. Advirtió, asimismo, que entre más rápido se rompa la cadena de transmisión, menor será la mutación del virus SARS-CoV-2.

“Lo peor que podemos hacer es transferir una enfermedad de la infancia a una edad adulta; es decir, una enfermedad que no te hace nada casi siempre, a una que se te puede complicar y matar”, añadió el experto, refiriéndose al hecho de que el contagio, enferme o no de gravedad al individuo, puede dejar secuelas a futuro.

En el inicio de semana, el gobierno estadounidense autorizó la aplicación de la vacuna Pfizer a jóvenes a partir de los 12 años. Esa farmacéutica, así como Moderna, Nanogen, AstraZeneca-Oxford, Bharat Biotech y Sinovac tienen en fase dos o tres sus estudios para niños de más de dos o tres años.

Ya se informó oficialmente que los inoculados con Pfizer, que es la vacuna con mayor efectividad junto con Moderna, tendrán que recibir una tercera dosis a los nueve meses. En realidad, las vacunas que se están aplicando tienen en su totalidad autorización de emergencia, mas no definitiva. Cualquier estudio completo demora entre seis y diez años, y se ignora por completo qué tan efectivas puedan ser ante las mutaciones que van surgiendo.

Nos queda claro que debe haber un rechazo social absoluto en contra del regreso de los menores a las aulas, cuando que muchos de los adultos, hasta los que son universitarios y a veces también profesionales de la salud, no emplean mascarillas adecuadas, se meten a lugares cerrados con una especie de creencia de que se trata de santuarios a los que no entran virus, y si finalmente se cubren las vías respiratorias lo hacen con un simple trapo.

Todavía hay quienes creen que sirve de algo el “tapete sanitizante” y que, para el tema que nos ocupa, basta con desinfectar las escuelas. Al cabo de bastante más de 13 meses de pandemia y millones de muertos, aún no entendemos. En Europa, hace un año, el prematuro regreso a clases coadyuvó a detonar la llamada segunda ola.
Twitter: @JOchoaVidal

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