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“Espejito, ¿soy el mejor?” Juan Ochoa Vidal Twitter: @JOchoaVidal La primera semana de campañas sirvió para confirmar que Andrés Granier Melo posee posibilidades reales de alzarse con el triunfo electoral en Centro a pesar de sus negativos, al tiempo que Manuel Andrade Díaz a su vez camina con buena expectativa. Y no solo porque en […]
26 de abril de 2021

“Espejito, ¿soy el mejor?”

Juan Ochoa Vidal
Twitter: @JOchoaVidal
La primera semana de campañas sirvió para confirmar que Andrés Granier Melo posee posibilidades reales de alzarse con el triunfo electoral en Centro a pesar de sus negativos, al tiempo que Manuel Andrade Díaz a su vez camina con buena expectativa. Y no solo porque en Facebook y algunos medios de comunicación tradicionales, ambos parecen tener mayor presencia que Yolanda Osuna Huerta.

El tiempo es muy corto. Los candidatos de PRI-PAN y de PRD, respectivamente, por simple lógica son más conocidos que la de Morena, mientras que otros abanderados como Martha Osorio Broca buscan posicionarse rumbo a la que las dirigencias partidistas creen que al final será una guerra de estructuras, aunque no debiera descartarse una participación extraordinaria de votantes el 6 de junio.

Según los conocedores de la materia, un alto abstencionismo siempre tiende a favorecer a los abanderados del partido gobernante; sobre todo, en elecciones intermedias. En este punto debemos insistir en la experiencia de 2003, cuando al gobernador Andrade se le salió de control la elección.

Hace 18 años, el sábado previo a la jornada cívica, durante la habitual reunión semanal en la Quinta Grijalva para evaluar las campañas, cotejar encuestas, corregir errores y enderezar lo necesario, los entonces candidatos del PRI escucharon fanfarronadas. Desenlace: pese a la mapachería en su mejor momento, el PRD ganó once ayuntamientos y la mayoría en la Legislatura local.

En 2006, Andrade hizo a un lado a Florizel Medina al convencerse, basado en estudio de opinión y el pulso político, de que César Raúl Ojeda Zubieta presentaba en prospectiva una ventaja muy amplia sobre cualquiera que fuere el candidato del PRI. Dio la espalda a Pechel y apoyó con toda la maquinaria oficial a Granier, el mismo que durante su periodo como alcalde regaló 300 mil bicicletas y apoyó la resistencia civil.

Andrés López Obrador vino a hacer campaña casi de tiempo completo para apuntalar a César Raúl y a otros abanderados perredistas. Hacía pocos meses había aplastado en número de votos a Roberto Madrazo en la elección presidencial en Tabasco. No obstante, ahí sí con todo el apoyo del aparato clientelar, el químico se sobrepuso y obtuvo el triunfo.

En Centro, en ese 2006, el priista Evaristo Hernández era considerado, meses antes, como el rey de las encuestas. A mediodía de aquel domingo, avivado por el dramático antecedente de tres años antes, Andrade ordenó a sus operadores hacer todo cuanto resultase necesario, al precio que fuera, para que Evaristo no sucumbiera ante Fernando Mayans, a quien de la manera más sucia le arrebataron así el triunfo.

En este 2021, de entrada se aprecia exceso de confianza de parte de los abanderados del partido gobernante. De muchos se percibe actitud de soberbia, como si realizar recorridos por colonias y difundirlo en Facebook en cuentas propias y de algunos cuates bastara para llegar a un público amplio.

Por nuestra parte, debemos dejar claro que no estamos diciendo que nos agrada alguno de los mencionados para ser el próximo alcalde del municipio que alberga a la capital tabasqueña. Simplemente, no hemos escuchado propuestas. Solo se ve propaganda carente de sustento y, para colmo, muy pobre, muy al estilo de cuentas alegres.

En su momento decidiremos, como también lo harán muchísimos ciudadanos que no están casados con partido alguno; que no sudan calenturas ajenas ni gustan del atole con el dedo; que están demasiado ocupados en tratar de sobrevivir ante la tremenda crisis económica que no nos da tregua desde antes de 2019 y, desde luego, en la lucha por no sucumbir ante la pandemia.

En Centro -lo mismo sucede en otros municipios- hay personas que sin apasionamiento político preguntan, recriminan en privado o en público, qué ha cambiado en el rubro de servicios públicos, por ejemplo.

La gente pregunta dónde quedaron los compromisos, las promesas, la esperanza, la gran expectativa, porque continúa escaseando o falta el agua en las tuberías y cuando llega es de pésima calidad, y cuando llueve hay inundación urbana, como viene sucediendo desde hace décadas en Cárdenas, Comalcalco, Cunduacán, etcétera.

Una cosa es lo que dice la propaganda, pero otra los reclamos. Un sinnúmero de personas recibe, escucha a los candidatos en su domicilio, mas solo con la esperanza de obtener algún beneficio, o por educación. No falta la simulación: el “sí, voy a votar por usted”. La vana promesa. El engaño para el engañador o engañadora.

Y cuidado con hacer la guerra sucia que solo victimiza y, así, favorece.

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