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A Dago le valió Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Con negligencia criminal, carente del mínimo sentido común y en franca contradicción con lo que pretendía informar, Dagoberto Lara Sedas se presentó sin mascarilla, en un lugar cerrado, para informar a reporteros que el registro de los candidatos del PRI debió posponerse en virtud de que al […]
15 de abril de 2021

A Dago le valió

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Con negligencia criminal, carente del mínimo sentido común y en franca contradicción con lo que pretendía informar, Dagoberto Lara Sedas se presentó sin mascarilla, en un lugar cerrado, para informar a reporteros que el registro de los candidatos del PRI debió posponerse en virtud de que al funcionario del comité nacional no lo dejaron subir al avión en Ciudad de México, ¡porque le detectaron COVID19!

Supongamos que no lo detectan: el personaje habría venido a contagiar, muy probablemente, al propio presidente estatal del tricolor, así como a los abanderados y a quién sabe cuántas personas más, las que a su vez propagarían el coronavirus dentro de pocos días, desde el 19, cuando inicien las campañas, comprometiendo la vida de mucha gente que, a su vez, es común que no se cuide o que no lo haga de manera adecuada.

¡De miedo! Y en cuanto a Dagoberto Lara, su actitud valemadrista resulta ser imperdonable. No se sabe si el enviado a quien no se dejó subir al avión y que allí habría transmitido el contagio a muchos más, ya se sentía mal y hasta pudo estar consciente de su situación de salud, valiéndole un cacahuate el riesgo exponencial.

Para colmo, hubo previa convocatoria abierta a la militancia, porque la idea de “Dago” era acudir en masa al IEPCT para la inscripción de candidaturas y dar así la tradicional “demostración de fuerza”.

De la que se salvó, entre otros, de momento al menos, el septuagenario ex gobernador Andrés Granier Melo, a quien la primera dosis -aunque ya tuviera la segunda- de Pfizer, no lo pone ciento por ciento a salvo de la mortal pandemia.

Se informó que enseguida se despachó a otro enviado del CEN del PRI y que en el transcurso de la tarde del mismo miércoles y este jueves se cumplimentarían los trámites de registro de candidaturas.

Todavía no entendemos cómo es que los consejeros electorales no establecieron como requisito para la inscripción de candidatos al menos la prueba negativa del coronavirus, ante la obligación ineludible que tienen como autoridad de garantizar en lo factible la seguridad de los ciudadanos, máxime que ya se está viendo cómo muchos de los candidatos de los diversos partidos, en el proselitismo por cargos federales que ya inició, visitan domicilios y se reúnen con personas sin portar mascarillas de modo adecuado y sin guardar distancia.

Se trata de una omisión grave de parte de las autoridades electorales y también de irresponsabilidad de las dirigencias partidistas. Existe el peligro de que las campañas deriven en un repunte pandémico. Hemos escuchado que hay personas que se enojan al ver a los candidatos con mascarilla y les recriminan “el porqué la desconfianza, como si estuviéramos enfermos”, y los candidotes sin capacidad de explicarles la gravedad de la situación.

A través de imágenes y videos difundidos en redes sociales hemos visto a candidatos a diputaciones federales posando sus manos, de casa en casa, sobre puertas, rejas, hombros incluso, así como dando abrazos a quienes suponen sus clientes electorales. Y la gente, dejándose querer, en no pocos casos a la espera de que salga del bolsillo del suspirante un billetito o, a la antigua, el obsequio de una gorra, de una despensa, prácticas restringidas por ley.

Hubiese sido ideal que las dirigencias partidistas hubiesen organizado cursos de capacitación en materia sanitaria, tanto para sus candidatos como para el equipo que los acompaña. Ya no se hizo. Sálvese quien pueda.

También se tiene conocimiento de candidatos que ya tuvieron el coronavirus. Ellos no deben confiarse, porque según la evidencia científica cuentan con cierto grado de protección durante algunas semanas o meses, pero de cualquier modo pueden volver a enfermarse en cualquier momento y ahora sí ponerse en lecho de muerte, o llevar el contagio de un domicilio a otro.

Por su parte, quienes acompañen a los candidatos en sus recorridos, así sean jóvenes y supuestamente fuertes, tampoco son inmunes ante esta terrible pandemia que no respeta edades ni el concepto de comorbilidad del que tanto se habló hace un año, bajo la falsa suposición de que nada más los ancianos y personas con enfermedades preexistentes serían presa fácil del coronavirus, en tanto que todos los demás, los “bien alimentados”, los “sanos”, solo sufrirían algo así como una gripe.

Deberá prevalecer plena conciencia de que nos encontramos en una situación peor que la de hace un año y que la de meses anteriores, máxime que han surgido variantes del virus más contagiosas.

Esperemos lo mejor, pero sin olvidar jamás que ante todo esto no basta con mantener una actitud positiva.
Twitter: @JOchoaVidal

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