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La pandemia de la ignorancia Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Un año en pandemia. Y todavía hoy el principal problema en esta lucha que nos involucra, une, divide, hunde, mata, deja lisiados a muchos, es la ignorancia y la negligencia. Al ver los reportes oficiales cotidianos y contrastarlos con lo que observamos en nuestro entorno, no […]
12 de marzo de 2021

La pandemia de la ignorancia

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Un año en pandemia. Y todavía hoy el principal problema en esta lucha que nos involucra, une, divide, hunde, mata, deja lisiados a muchos, es la ignorancia y la negligencia. Al ver los reportes oficiales cotidianos y contrastarlos con lo que observamos en nuestro entorno, no deja de sorprender cómo es que no ha habido más contagios y muertos. ¡Es increíble!

Ahora mismo, en momentos en que en Tabasco nos encontramos en la vacunación en una segunda etapa -la primera fue al personal médico del frente de batalla- muchos aún no aceptan o no entienden cuáles son las medidas fundamentales que cada individuo debe adoptar.

Se simula el uso de la mascarilla, mal llamada cubrebocas no solo porque la palabra no existe en el diccionario sino porque en su ignorancia muchísimos creen que basta con cubrirse la boca, sin comprender que de lo que se trata es de proteger de manera integral las vías respiratorias, mediante accesorios adecuados y no con un simple trapo o cubierta sintética.

La inmensa mayoría de la población ignora o se resiste ante los reiterados exhortos para evitar aglomeraciones, hacer en público solo lo esencial; abstenerse de acudir a centros de reunión en donde las personas se quitan la protección por argumentos estúpidos como ese de: “Ni modo que coma con la boca tapada”.

O también: “Es que me sofoco y hace mucho calor”. Y: “Solo se contagian los que tienen miedo y por eso se les bajan las defensas”. Igualmente: “A mí no me va a pasar nada porque estoy fuerte y saludable; eso le pasa solo a los ancianos y a la gente de antemano enferma”.

En estos momentos, a medida de que la afectación se atenúa un poco y hay días en que los reportes de confirmación oficial de contagios locales baja a “solo” alrededor de cien diarios y cinco o siete muertos, existe el justificado temor de que los convivios con el pretexto de Semana Santa deriven en repunte de enfermos y nueva saturación de hospitales.

Hace unos días nos subimos a un radiotaxi. Lo manejaba un hombre de cerca de setenta años. Se trataba, por cierto, de una carcacha: un Tsuru viejito y destartalado, de los que se supone que la autoridad de transporte dijo que ya no están en circulación. El tipo llevaba un trapo en el pescuezo. Lo conminé a colocárselo como debe ser, aunque claramente era una tela sencilla.

Al rato me percaté de que solo se había tapado la boca y no la nariz. Le insistí ahora de manera enérgica y le expliqué el porqué debe hacerlo: para protegerse a sí mismo y también a sus clientes, pero además porque es obligatorio.

En otra ocasión me acerqué en mi automóvil a una patrulla policiaca para preguntar algo. De pronto descubro que el policía del mismo modo llevaba el trapo en la garganta. Le dije que se tapara. Con burlona sonrisa me respondió: “¡No tengas miedo!”

Le recordé que como autoridad debe dar el buen ejemplo. Por cierto que en diversas fotografías he visto al regañón Hernán Bermúdez Requena con su mascarilla colocada solo hasta la punta de la nariz o quizá dos centímetros sobre el tabique nasal, sin que le selle las vías respiratorias. Tampoco el señor entiende de qué se trata. ¡A esos niveles!

Concluyo que, a pesar del profundo dolor que la pandemia ha dejado en muchísimas familias que en ciertos casos se han marchado por completo, no nos ha ido tan mal como pudiere pensarse si se analiza con detenimiento el comportamiento social y el mal ejemplo que dan quienes deben dar uno bueno.

Nos congratula el esfuerzo realizado por los trabajadores del sector salud y, desde luego, por la cabeza de todo, que es Adán Augusto López Hernández. Por lo que se ve, si por él fuera, si existiere el abasto suficiente, ya nos habríamos vacunado todos. Sin embargo, ahí la llevamos.

Este jueves continuó la vacunación. La tarea se realiza cada día con mayor eficiencia. Abrigamos el temor -insistimos- en que muchas personas de 60 años y más no estén acudiendo a vacunarse por miedo, por incapacidad física, por abandono familiar, o porque carecen de documentos para registrarse en la plataforma de internet.

El gobernador informó que este fin de semana se avanzará hasta la letra K en Centro y se continuará con la inoculación también en Teapa y Paraíso.

“Muchas gracias por su paciencia y confianza. Habrá vacunas para todos, en todos los municipios. Tabasco ¡es tu tiempo!”, publicó en redes sociales, al anunciar que la próxima semana le toca a Nacajuca, Macuspana, Jonuta y Tenosique, además de continuar en Villahermosa.

Aquí vamos a muy buen ritmo, pese a las limitaciones que afectan a gran parte del mundo.
Twitter: @JOchoaVidal

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