El dueño de Jonuta

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Merced a una laguna legal en materia electoral, en Jonuta es probable que se eternice un cacicazgo que solo contribuye a que ese municipio permanezca en el atraso en todos sentidos: Francisco Filigrana Castro podría usufructuar el poder por cuarta ocasión, a partir del 5 de octubre.

Es el ex panista que en 2006 presumía de ser el tabasqueño más cercano a Felipe Calderón y que lo mismo saltó al trapecio de Arturo Núñez a finales del siglo pasado, que al PRD obradorista. Es aquel a quien el actual diputado morenista Rafael Sánchez Cabrales acusó públicamente de saquear el erario durante su primer trienio como alcalde. No hubo consecuencias.

Es el mismo que en 2009 en vano intentó colocar en la presidencia municipal a su esposa bajo las siglas del blanquiazul, pero que logró hacerlo en 2015, colocándose él como síndico y en realidad como el patrón de la casa.

En 2018 arrebató la elección para quedar como alcalde y ahora va por la reelección.

A decir verdad, si vuelve a imponerse, a través de la compra de votos y aprovechándose de la pobreza, hambre e ignorancia sobre todo de la población rural de Jonuta, esta será ¡su tercera reelección consecutiva como regidor!

Queremos suponer que tan pronto se registre, dentro del periodo contemplado para tal efecto por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco, será impugnado para tumbarle la candidatura.

Resulta ser que, por definición jurídica, un síndico es un regidor. Entonces, Filigrana ya tuvo su reelección como tal, al ser ahora primer regidor. Se atreve, porque se lo permiten. Se apoya en la confusa consideración legal de que no sería el mismo cargo, pues se esgrime que una cosa es ser integrante del cabildo y otra encabezarlo.

No obstante, esa confusión es susceptible de ser dirimida en tribunales, y de entrada por el propio consejo general del IEPCT. Si se impugna y prospera la razón desde una lógica jurídica, el caso Jonuta podría establecer criterios en términos de justicia electoral.

De otro modo, será regidor ¡por tercera vez consecutiva!

Filigrana es hombre acostumbrado a resolver sus asuntos y caprichos por cualquier vía, y está metido en diversos negocios. Por ejemplo, durante el sexenio de Andrés Granier se benefició como contratista de obra pública. El secretario de Obras Públicas era, claro está, su coterráneo y amigo Héctor López Peralta.

En ese tiempo, el 18 de febrero de 2008, fue víctima de un atentado en Villahermosa. Aquella noche se trasladaba en una Dodge RAM 2500, con placas de Quintana Roo, en donde también tiene negocios. Se le ocurrió visitar la Fuente Maya. Ahí estuvo un rato sentado. De nuevo abordó el vehículo manejado por su yerno y avanzaron sobre Paseo de la Sierra.

Frente a la Secundaria Técnica 9, una Suburban se emparejó y sicarios le dispararon ráfagas con armas de alto poder. Lo salvó una valiente maniobra de su yerno, quien recibió impactos de bala en la cabeza pero no soltó el volante. El además ex diputado local y federal se tiró al piso del vehículo.

La RAM se impactó contra un Pointer rojo y los asesinos huyeron. El joven milagrosamente salvó su vida, pero quedó con lesiones de por vida. No mucho tiempo después, el canalla malagradecido lo envió a vivir a Mérida y luego lo dejó en el abandono económico.

Nunca se esclareció públicamente el atentado. El fiscal Fernando Valenzuela tapó todo. Algo hizo Filigrana que le permitió continuar llevando tranquila vida de cacique, olvidándose de lo sucedido y dedicado a lo suyo: los negocios de todo tipo y, desde 2016, otra vez el usufructo del erario.

En cuanto a su desempeño esta última vez como alcalde, al igual que en sus dos trienios anteriores, ha engañado a la gente que, lamentablemente, se vende por cualquier migaja, en tanto que el resto de la ciudadanía parece tenerle miedo, por aquello de que “no sabemos en qué anda metido”.

Durante los recientes dos años y medio, al igual que antes, incumplió sus compromisos de campaña. Jonuta sigue igual y hasta peor que antes.

En su última campaña prometió que al lado del hospital comunitario construiría una casa para brindar atención a pacientes y a sus familiares. Sí construyó, pero no eso sino una mansión en la cual vive con toda su familia.

No tiene llenadera. Una extraordinaria participación ciudadana en la jornada cívica del seis de junio podría poner fin a su reinado, porque aunque le tumben su candidatura en tribunales, siempre podrá imponer como candidata nuevamente a su esposa, a una hija, y la historia volvería a repetirse tres años más tarde.
Twitter: @JOchoaVidal