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Puercos y cobardes Juan Ochoa Vidal Puercos, corruptos, cínicos, cobardes, canallas, sin escrúpulos. ¿Qué más se les puede decir a los canallas que impunemente actúan para ensuciar la vida pública y también la personal? Hoy compartimos con el lector parte de la experiencia que vivimos en los últimos días, relacionada con los procesos electorales en […]
3 de febrero de 2021

Puercos y cobardes

Juan Ochoa Vidal

Puercos, corruptos, cínicos, cobardes, canallas, sin escrúpulos. ¿Qué más se les puede decir a los canallas que impunemente actúan para ensuciar la vida pública y también la personal? Hoy compartimos con el lector parte de la experiencia que vivimos en los últimos días, relacionada con los procesos electorales en marcha en Tabasco.

Resulta ser que se usurpó la identidad de una maestra de educación especial, enferma de cáncer, sobreviviente del COVID, para “denunciar por posibles hechos que constituyen una violación a la Ley Electoral y de Partidos Políticos de Tabasco, a Jesús Alí de la Torre, Juan Ochoa Vidal, al Partido MORENA (…) por propaganda encubierta o velada en diversas publicaciones en la red social Facebook en beneficio del ciudadano Jesús Alí de la Torre”.

Supuestamente, los mencionados actuamos “violentando la equidad de la contienda en perjuicio de los demás interesados, aspirantes y precandidatos a un cargo de elección popular al simular publicaciones periodísticas en las cuales en realidad enaltecen la imagen, nombre y cualidades del ciudadano Jesús Alí de la Torre, con intenciones de participar como candidato a un cargo de elección popular para el proceso electoral 2020-2021 con el partido MORENA (…)”.

La denuncia fue recibida por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco el 17 de enero. Días después, la Comisión de Quejas y Denuncias rechazó dictar medidas cautelares al considerar que no hubo delito o irregularidad alguna qué perseguir, sino ejercicio de la libertad de expresión.

Para la audiencia ante la Coordinación de lo Contencioso Administrativo, requisito previo antes de que el pleno del Consejo General del IEPCT dictamine, se citó a las partes. En mi respuesta me identifiqué con mi cédula profesional, con 43 años de ejercicio periodístico y diplomados en derecho penal, a la información y en materia electoral.

A través de Facebook logré contactar con la supuesta acusadora, quien mediante un acta circunstanciada ya aclaró que ella no formuló la demanda ni contrató como su representante a la licenciada en derecho Alejandra Esther García Ramos, quien en el expediente respectivo se ostenta como representante legal de la maestra y ahora deberá responder quién pagó para enlodar a los señalados.

Notificadores del IEPCT la buscaron sin poder localizarla. Al parecer, ya fue denunciada ante la Fiscalía General del Estado por usurpación de identidad, delito que se castiga con pena corporal.

Quien tramó y financió esta conspiración, ha fracasado. No obstante, el asunto puso de manifiesto que alguien o algún grupo político se sintió y siente amenazado por la posibilidad de que el referido personaje sea nominado candidato a la presidencia municipal de Centro, y a todas luces dolieron las dos publicaciones firmadas por un servidor el 23 de noviembre y el 13 de enero.

A reserva de dar más detalles acerca de la autoría intelectual y de si las autoridades actúan en consecuencia ante tanta puerqueza que violenta los principios rectores del proceso electoral -legalidad, imparcialidad, objetividad, certeza e independencia- por nuestra parte respondimos haciendo valer nuestros derechos fundamentales, consagrados en los artículos sexto y séptimo de la Constitución General de la República, así como en el derecho convencional vigente en México.

Nadie tiene el derecho de prohibir o limitar nuestra libertad de expresión, advierten los artículos sexto y séptimo constitucionales, así como el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Tengo, tiene cualquier individuo, el derecho a manifestar y difundir opiniones e ideas, así como a buscar, recibir y difundir información. Nadie tiene derecho a impedir mi libertad de expresión discriminándome por mi nivel de educación, color de piel, raza, género, clase social, el idioma que hablo, la religión que profeso, mi ideología política, las opiniones que tengo, mi país de origen o cualquier otra condición.

Evidentemente, estamos apenas en el comienzo de procesos electorales que al parecer se caracterizarán por la guerra sucia llevada al paroxismo. Por mi parte, nunca me he dejado intimidar. He enfrentado todo tipo de presiones, en las más diversas circunstancias. Reto a quien se atreva a pretender asustarme; ya sea un particular o alguna autoridad.

Twitter: @JOchoaVidal

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