Escenarios
No nos engañemos Juan Ochoa Vidal La situación que hoy se vive por el COVID19, aun cuando se lograron vacunas, no es muy distinta a la que se tuvo hacia mediados de marzo: prevalecen el exceso de confianza y valemadrismo. Lo que aún se ve venir es un crecimiento exponencial de la pandemia, así como […]
14 de diciembre de 2020

No nos engañemos

Juan Ochoa Vidal
La situación que hoy se vive por el COVID19, aun cuando se lograron vacunas, no es muy distinta a la que se tuvo hacia mediados de marzo: prevalecen el exceso de confianza y valemadrismo. Lo que aún se ve venir es un crecimiento exponencial de la pandemia, así como la profundización de su impacto en la economía y desarrollo, gobernabilidad y política.

La “nueva normalidad” siempre fue utopía, si bien es cierto que pudimos haber aprendido a cuidarnos nosotros mismos, sin la tutela gubernamental como lo señala la Constitución y la Ley General de Salud.

Las reglas básicas no debieran ser difíciles de entender y poner en práctica: mascarilla adecuada (KN95 o quirúrgica de uso civil, o tres capas de telas de diferente material textil y que selle nariz y boca, sin olvidar que también por los ojos entra el virus), evitar aglomeraciones y cuidar las manos.

Otra regla, de sentido común, es no atenerse a las muchas falsedades que circulan en redes; no creer que nos protege ser joven, tener un sistema inmunitario fuerte, no ser diabético u obeso, ingerir bebidas milagrosas o substancias “recomendadas” por “científicos”; dejarnos llevar por la ignorancia en tiempos en que internet también da acceso a fuentes confiables.

Y ahí vamos de nuevo: el gobierno de Tabasco anuncia en el inicio de la nueva semana la implementación de restricciones. Este domingo se conoció que Alemania ordenó medidas de confinamiento válidas hasta el 10 de enero, en las que se contempla que se autorizan solo actividades esenciales.

Todos nosotros debiéramos saber que aun si ya se nos hubiera aplicado una vacuna -falta muchísimo para que ello suceda- se deberá continuar con el uso de mascarilla y demás medidas sanitarias, en virtud de que los vacunados estarán protegidos solo tendrán entre 70 y 95 por ciento de no enfermarse, y siempre podrán ser transmisores del virus.

Por mientras, la logística empleada para el magnífico apoyo de diez mil pesos a 200 mil familias damnificadas por las inundaciones en Tabasco, puso de manifiesto que el aspirante a gobernador, Javier May Rodríguez, tiene problemas con la aritmética.

El señor dijo el sábado que serían atendidas unas 500 personas por día en cada centro de pago, en siete días. Son treinta centros. Por jornada, suman 15 mil. Por ocho días, la suma arroja 140 mil. ¿Y los 60 mil restantes? Y reunir a 500 personas en un lugar es muy complicado. Es, precisamente, lo que se supone que debe evitarse: aglomeraciones.

Esos diez mil pesos son muy buenos. El anuncio motivó que los beneficiarios de la primera jornada llegaran a formarse desde la noche anterior, lo que en principio es inhumano. ¿Qué pasa con los discapacitados y adultos mayores? Incluso con la experiencia de los 30 mil de semanas anteriores, la logística volvió a fallar y podría tener un altísimo costo en saldo de pandemia.

¿No había otra manera? O, ¿por qué tan limitado tiempo? Esperemos que en el transcurso del para muchos tormentoso y peligroso domingo a May y a su equipo se les haya “prendido el foco”.

En cuanto al anuncio que harán las autoridades, pareciera que no queda más remedio que endurecer medidas ante el notable repunte de contagios. Tal vez se haya aprendido que restringir horarios en el transporte público resulta ser contraproducente, así como que los “toques de queda” no frenan la expansión del virus, porque esto no es como “el coco” o un fantasma que solo sale de noche.

Nuestro vecino Chiapas ya dispuso el uso obligatorio de mascarilla. Quizá esa sea una de las decisiones que se apliquen en Tabasco. Debe ser mediante decreto que precise alcances. No tiene sentido volver a restringir a solo dos personas la transportación en vehículos particulares. En ese caso no tiene sentido la mascarilla, si se llevan vidrios cerrados.

Evitemos reunirnos en familia y hacer fiestas. Mucha gente ha muerto porque sus hijos y nietos llevaron el contagio a casa. Hay muchas cosas que podemos hacer si aplicamos cuidados tan simples y a la vez ignorados por las masas. No nos engañemos reuniéndonos con personas sin síntomas.

Twitter: @JOchoaVidal

Compartir: