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Peor que en 2007 y lo que aún falta Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com De momento sin lluvias, mas con saldo de destrucción, muerte, más pobreza y el riesgo de brotes epidémicos -impacto incierto en cuanto al COVID19- por ahora el agua cede terreno gradualmente en más de la mitad del estado. Por desfortuna, en Balancán […]
13 de noviembre de 2020

Peor que en 2007 y lo que aún falta

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
De momento sin lluvias, mas con saldo de destrucción, muerte, más pobreza y el riesgo de brotes epidémicos -impacto incierto en cuanto al COVID19- por ahora el agua cede terreno gradualmente en más de la mitad del estado. Por desfortuna, en Balancán el último reporte es de 29 comunidades inundadas, y los ríos Usumacinta y San Pedro suben su nivel.

El reto es, por mucho, superior a aquel con el que se lidió en 2007, cuando la afectación se focalizó en Centro y parte de la Chontalpa. En esa inundación las autoridades garantizaron el suministro de agua potable de calidad y control epidemiológico, además del rescate mediante recursos de las Fuerzas Armadas, albergues y ayuda alimentaria.

En esta ocasión, el daño es mucho más amplio, tanto en tiempo como en extensión geográfica. Balancán, por su parte, sufre inclemencias de la naturaleza desde mayo: tres veces se ha ido al agua y se teme en estos momentos una afectación mayor. Hay caminos e infraestructura urbana que ya se habían arreglado y de nuevo hay destrozos.

Esta vez el centro de Villahermosa se salvó, aunque hace dos semanas hubo inundación por lluvias en un amplio sector alrededor de Méndez y Mina, en tanto que para los habitantes de colonias de Casa Blanca apenas descendió en horas recientes el agua de lluvia revuelta con el excremento proveniente del drenaje.

En Villahermosa, muchísimos fraccionamientos urbanos y suburbanos se inundaron por la histórica precipitación, que demostró una vez más la incapacidad del sistema de bombeo mediante cárcamos, la falta de previsión en lo que se refiere a la olvidada tarea de desazolve. Quedó al desnudo la mentira, la demagogia de un gobierno municipal que prometió resolver los problemas en ese rubro que en campaña y en un inicio denunció.

El agua arrastró basura tirada en la vía pública por personas irresponsables, pero también las bolsas con desperdicio que, como es habitual, el “servicio” de limpia pública municipal no recogió en los horarios establecidos y, en no pocos casos, desde días previos.

El drenaje se taponeó con esos desperdicios y con la arenilla que se junta en las calles porque, ver para creer, las máquinas barredoras que hacían su labor hace cuatro décadas, el actual alcalde ni las conoce. Llovió como nunca, dícese, aunque la realidad es que si bien hacía algunos años que no caía tanta lluvia, ya se ha tenido antes. No en un siglo, como juró alguien, sino en repetidas ocasiones.

Recordamos una de muchas: en 2005, cuando la tormenta tropical Stan se mantuvo estacionaria sobre esta región durante cinco días, después de dejar muerte y destrucción en Centroamérica como huracán.

Resulta innegable, sí, que tanto en Centro como en Huimanguillo, Macuspana, Jalapa, Teapa, Nacajuca, Jalpa, Cunduacán, Cárdenas, Tacotalpa, Balancán, Jonuta, Tenosique y Centla, militares, civiles voluntarios y autoridades han sumado esfuerzos para ayudar a los afectados.

No obstante, esta crisis resulta ser desbordante, al punto de que el Instituto de Protección Civil lanzó en la tarde de este jueves su convocatoria para que se integre y coordine una Red de Voluntarios Unidos por Tabasco. A la par, en ciudades como Londres, París y otras del extranjero y del país, se instalaron centros de acopio de ayuda para los damnificados de Tabasco y Chiapas.

Pero el problema, aunque en la zona baja no llueva, aún no termina: Protección Civil reporta que el Usumacinta subió su nivel 15 centímetros en 24 horas. Lo mismo el río San Pedro y viene bajando más agua de los altos de Chiapas a través de los ríos De la Sierra y Puxcatán.

La alerta continúa. Y seguirá lloviendo.
Twitter: @JOchoaVidal

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