Macuspana, Julio Gutiérrez

Juan Ochoa Vidal
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A como dé lugar, MORENA tiene que retener en 2021 la alcaldía de Macuspana, municipio emblemático para Andrés López Obrador. Allí enfrentará probablemente a un frente opositor que no será encabezado por José Eduardo Rovirosa. Y pese al desastre con el que ahora lidia Mauro Winzig Negrín, si ese instituto político toma la decisión correcta puede lograrlo, aunque no será fácil.

En 2018, el abanderado iba a ser Julio Gutiérrez Bocanegra. Se disciplinó cuando su partido decidió nominar a Roberto Villalpando. Ya presentó su renuncia que será efectiva al 31 de octubre, como delegado de la coordinación de programas federales en Centro, para estar en condiciones de adherirse a la convocatoria para el proceso interno que en noviembre lanzará su partido.

No se ve quién pueda disputarle la candidatura. El soberbio diputado Exequias Braulio Escalante abandonó a sus electores luego de que la ola morenista lo hizo triunfar. Hay dos mujeres que están posicionadas, sí, para las diputaciones locales: Mariana Hernández García, ex secretaria del ayuntamiento, y la legisladora federal Estela Núñez Alvarez.

Por el probable frente opositor se perfilan el ex diputado verde Carlos Ordorica Cervantes, el multifacético Cristóbal Alvarez Brown y tal vez el ex edil gaudianista Freddy Martínez Colomé. Ninguno de ellos cuenta con estructura propia ni suficiente aceptación ciudadana. Apostarían al “voto de castigo”.

Con las alforjas llenas, Cuco Rovirosa se promueve, mas sabe que le tienen pisada la cola y que es un trofeo de caza susceptible de ser presentado en cualquier momento.

Pese al fracaso de Villalpando, la presencia de Obrador y un adecuado trabajo preelectoral con adecuados candidatos le permitirían a MORENA conservar un municipio que además de emblemático resulta ser estratégico para el proceso político-electoral de 2024. Representa casi la mitad de los ciudadanos con capacidad de votar en el primer distrito electoral federal.

El primer concejal Winzig, ex colaborador del ex edil Carlos César Gil, ex candidato a diputado local por el PRI y antiguo aspirante a la alcaldía, diríase que “baila con la más fea” en virtud de que las finanzas de Macuspana están quebradas y él no sabe qué hacer.

Quien llegue a la presidencia el 5 de octubre, encarará una situación peor que la de hace poco más de dos años. Ahora Winzig tiene que manejarse con mucha habilidad, con los pies en la tierra, en la pandemia, ante mayor pobreza, irritación y demanda social.

Uno de los errores gravísimos del pasado reciente que debiera corregir la Legislatura local en funciones, es regresar la fecha de inicio del periodo de las administraciones municipales al primero de enero. Si esto se entiende y hace, por razones constitucionales no aplicaría en 2021, pero sí para la siguiente vuelta.

Desde hace unos seis trienios, por lo menos, los alcaldes salientes se quedaban desde el segundo semestre del último año sin presupuesto suficiente para el cierre y el gobierno estatal debía acudir al rescate.

El 5 de octubre de 2018 los actuales presidentes encontraron fuertes adeudos con CFE, exigencia de pago de multimillonarios laudos laborales, adeudos con proveedores y falta de dinero para pagar nómina, además de infraestructura urbana y rural en condiciones desastrosas. A todo ello se sumó el hecho de que muchos, en la prolongada borrachera del triunfo electoral y su ineptitud, pensaron que las soluciones caerían del cielo.
Twitter: @JOchoaVidal