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Vienen tiempos más complicados Juan Ochoa Vidal juan_ochoa45@hotmail.com Octubre casi llega a su fin, sin que a muchos les “caiga el veinte”. La actual pandemia se prolongará probablemente hasta 2022 y desde hace décadas se ha hablado de situaciones aún peores por venir, agravadas por la explosión demográfica, el mayor empobrecimiento de los pueblos, la […]
27 de octubre de 2020

Vienen tiempos más complicados

Juan Ochoa Vidal
juan_ochoa45@hotmail.com
Octubre casi llega a su fin, sin que a muchos les “caiga el veinte”. La actual pandemia se prolongará probablemente hasta 2022 y desde hace décadas se ha hablado de situaciones aún peores por venir, agravadas por la explosión demográfica, el mayor empobrecimiento de los pueblos, la incapacidad gubernamental para hacer atender la creciente demanda de bienes y servicios, así como la imparable delincuencia, la descomposición social y el comercio de drogas.

Por lo pronto, más allá del alivio que en Tabasco refieren los datos oficiales en cuando al Covid-19, debiera bastar con leer lo que está sucediendo en Europa y otras partes del mundo para entender que la pesadilla no tiene fechas ni habrá tregua duradera al corto plazo, porque además prevalecen el valemadrismo, la actitud de reto a la muerte, la creencia de que “esto no es más intenso que una gripe”. Y sucede, sobremanera, entre autoridades y líderes sociales o religiosos.

Ya puede darse como un hecho que en Tabasco, incluso si se mantiene o disminuye más la demanda de atención hospitalaria, no solo no estarán abiertos los panteones para el Día de Muertos sino que tampoco habrá festejos guadalupanos ni antorchistas albergados en santuarios como el de la colonia Primero de Mayo. Igualmente, las posadas serán en cortito: en familia. Y lo más seguro es que no habrá ferias en 2021.

La Secretaría de Educación Pública anticipó que en el mejor escenario habría regreso a clases presenciales en abril. Empero, las vacunas no estarán disponibles antes de mediados o finales de 2021, por lo que se correría el riesgo del repunte de contagios en el país tal como está sucediendo ahora mismo en Europa.

En el transcurso de los doce o dieciocho meses siguientes continuaremos viviendo en emergencia. El impacto económico apenas inicia. Si la Secretaría de Hacienda contempló para 2020 un presupuesto austero, para 2021 el apretón de cinturón será mayor. Aquí ya estábamos en severa crisis al finalizar 2018, sin que en 2019 se haya producido el alivio esperado, en gran parte como consecuencia de la contracción económica global. La pandemia empeoró todo.

Expertos en el tema advierten que la recuperación de la economía nacional hasta niveles en que nos encontrábamos antes de febrero, quizá se alcance a finales de la presente década. Lamentablemente, el tsunami todavía viene en camino.

Sin embargo, esta crisis que de momento se profundiza es oportunidad para reflexionar acerca de qué hemos hecho mal como individuos, como sociedad, como Estado Mexicano, para que no podamos salir del subdesarrollo, de condiciones en las que no se han aprovechado los vastos recursos naturales y humanos con que cuenta el país.

Cómo es que otras naciones, como Finlandia tras la caída de la Unión Soviética, la Alemania de la postguerra, Italia después de los caóticos y convulsionados años setentas e inicios de los ochentas, o Japón, al cabo de diez, quince, veinte años se convirtieron en potencias.

Descubramos el porqué hemos dejado escapar magníficas coyunturas como el boom petrolero de hace cuarenta años y pasamos a convertirnos en un pueblo que con frecuencia mendiga y arriesga la vida por diez mil pesos, y vende su voto a cambio de una miserable despensa.

Existe un fenómeno que se observa hasta en individuos que ostentan títulos de doctorado: se denomina analfabetismo funcional. A la par, insistimos en hacernos daño. En pocos meses, las heridas del 2018 en vez de curarse están al punto de gangrena.

¡Basta!
Twitter: @JOchoaVidal

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