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La historia de siempre Juan Ochoa Vidal juanochoavidal@gmail.com Acaso lo que cayó pueda calificarse como una tromba. Lo cierto es que la cantidad de agua que este lunes recibieron Villahermosa y otras partes del estado, nos permiten recordar no solo que debemos ser más cuidadoso en el manejo de la basura, sino que resulta ser […]
24 de septiembre de 2019

La historia de siempre

Juan Ochoa Vidal
juanochoavidal@gmail.com
Acaso lo que cayó pueda calificarse como una tromba. Lo cierto es que la cantidad de agua que este lunes recibieron Villahermosa y otras partes del estado, nos permiten recordar no solo que debemos ser más cuidadoso en el manejo de la basura, sino que resulta ser de alta prioridad invertir en materia de drenaje profundo y en las llamadas bocas de tormenta.

Desde hace más de cuatro décadas venimos escuchando diagnósticos y hasta anuncios en cuanto a que se destinarán abultados presupuestos a la reconstrucción de ese sistema de drenaje que hace dos milenios los romanos lo hicieron en muchos centros urbanos del viejo continente.

En el caso de Villahermosa, no hace mucho que Humberto de los Santos, Gerardo Gaudiano y desde luego Evaristo Hernández, prometieron que substituirían la obsoleta red de desagüe.

Han sido esos tres últimos quienes en respuesta a los reclamos ciudadanos se limitan a responsabilizar de las inundaciones urbanas a quienes tiran desperdicios en la vía pública, lo cual en mucho es cierto.

Leandro Rovirosa Wade, ingeniero y máximo experto en materia hidráulica, tomó previsiones al respecto con la construcción de las bocas de tormenta (pozos profundos para desagüe en situaciones excepcionales) en los pasos a desnivel que comunicaron a Tabasco 2000 con el resto de la ciudad.

Contradictoriamente, auspició asentamientos humanos en zonas bajas como las antes pantanosas Gaviotas, La Manga, ranchería Miguel Hidalgo, las orillas de la carretera a Nacajuca, los Espejos, etcétera. Gran parte del desarrollo urbanístico de ese sexenio se hizo en el área que era la laguna de El Espejo, lo mismo que en los alrededores de la laguna de las Ilusiones.

En esos años se construyeron redes de drenaje en Comalcalco, Cunduacán, Cárdenas y otras ciudades que de inmediato fueron insuficientes. Muchos se enriquecieron como producto de esa obra pública mal hecha, mal planificada.

Hace casi cincuenta años, el ayuntamiento de Centro ya contaba con máquinas barredoras de calles, las que realizaban su función cada noche. De pronto, desaparecieron. A la par, la gente dejó de barrer el frente de sus casas y todo se hizo permisivo, y también negligente por parte de la autoridad.

Al momento de la tormenta, mientras que había quienes compartían en redes videos en vivo e imágenes de la inundación urbana de la capital, leímos que algunos dijeron que una tormenta de tal intensidad nunca había ocurrido y que fue consecuencia del cambio climático.

Ese fenómeno es innegable, pero es falso que nunca hubiese llovido tanto. El punto medular es qué se ha hecho a lo largo de muchos años con el propósito de minimizar la afectación. Esa parte exterior de Plaza Olmeca se inunda siempre, aunque desde hace buen rato no afectaba tanto como ahora. ¿Será que no existe allí una boca de tormenta, o que la que hay se hizo sin cumplir especificaciones técnicas?

Quienes nacimos en los cincuentas o sesentas podemos recordar -a propósito del cambio climático- que en aquellos tiempos los “nortes” de finales de agosto o mediados de septiembre y hasta inicios de noviembre, significaban tormentas incesantes y fuertes a lo largo de muchos días.

También entonces había sequías. La gran sequía de 1912 dio paso a la más terrible epidemia de cólera de que se tenga memoria en Tabasco.

No olvidemos que, al final de cuentas, vivimos en clima extremo. Curiosamente, todavía este lunes escuchamos a personas quejándose del interminable calor.

De parte de quienes nos gobiernan, se espera que hagan lo mejor posible a fin de minimizar el daño en situaciones como esta y que ya no se permitan más asentamientos en lugares inadecuados. Los ciudadanos, hagamos nuestra tarea.

Agua de Tabasco
Del maestro Carlos Pellicer, un fragmento de Cuatro Cantos de Mi Tierra:
…Más agua que tierra. Aguaje/ para prolongar la sed./ La tierra vive a merced/ del agua que suba o baje.
Brillan los laguneríos;/ en la tarde tropical/ actitud de garza real/ torna el aire de los ríos.
La noche en lluvia y batracio/ retiñe el nocturno verde/ y al otro día se muerde/ verde el verde del espacio.
Agua de Tabasco vengo/ y agua de Tabasco voy./ De agua hermosa es mi abolengo;/ y es por eso que aquí estoy/ dichoso con lo que tengo.
Twitter: @JOchoaVidal

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