Entreverado
Yo lo Viví, 19 de septiembre de 1985 Francisca Alamilla Ocaña entreverado_columna@yahoo.com.mx A como se titulaba la columna “Yo lo Viví” de aquel gran periodista (perdón, él siempre se dijo reportero) de la fuente policiaca en la ciudad de México, Eduardo Téllez Vargas, mejor conocido en el medio como “El Güero Téllez”, así me tocó […]
20 de septiembre de 2022

Yo lo Viví, 19 de septiembre de 1985

Francisca Alamilla Ocaña
entreverado_columna@yahoo.com.mx
A como se titulaba la columna “Yo lo Viví” de aquel gran periodista (perdón, él siempre se dijo reportero) de la fuente policiaca en la ciudad de México, Eduardo Téllez Vargas, mejor conocido en el medio como “El Güero Téllez”, así me tocó vivir el terremoto de 1985, donde perdieron la vida miles de personas de las cuales nunca se supo el numero exacto.

Era el jueves 19 de septiembre de 1985, cuando a las 7:17 de la mañana, el terremoto sacudió la Ciudad de México, alcanzando una magnitud de 8.1 grados en la escala Richter, teni8endo como epicentro del movimiento telúrico en el océano Pacífico, cerca de la desembocadura del río Balsas, en la costa del estado de Michoacán.

En el país las zonas más afectadas fueron, el centro, sur y occidente, provocando severos daños en cientos de edificios de la capital, lo que cambió por completo la imagen de la Ciudad de México, sin conocerse el número exacto de víctimas, mientras que las pérdidas económicas superaron los 4 mil millones de dólares.

Este es el terremoto más significativo y dañino, registrado en la historia contemporánea del país, la réplica ocurrió, la noche del 20 de septiembre, donde se terminaron de colapsar estructuras y edificios reblandecidos el día anterior.

Como si fuera una maldición, 32 años después, el 19 de septiembre de 2017, el Servicio Sismológico Nacional reportó un sismo con magnitud de 7.1 grados en la escala de Richter, localizado en el límite estatal entre Puebla y Morelos, a 120 kilómetros de la Ciudad de México, mismo que se sintió fuertemente en el centro del país y ocurrió a 1:14 de la tarde, dejando como saldo más de 100 personas fallecidas, incendios aislados, decenas de edificios derrumbados y alrededor de 2 millones de personas se quedaron sin electricidad durante varias horas.

Ante estos acontecimientos, ayer lunes 19 de septiembre se conmemoró el 37 aniversario del terremoto que sacudió a México en 1985 y marcó un precedente en la sociedad, motivo por el cual, a las 12:19 horas (tiempo del centro de México), el gobierno de la Ciudad de México llevó a cabo el macro simulacro para concientizar y preparar a los ciudadanos para este tipo de casos.

Sin embargo, y al igual que en 2017, minutos después de llevar a cabo el simulacro, a las 13:05 horas (tiempo del centro de México), un sismo de 7.7 grados azotó intempestivamente a México, recordando este triste aniversario que cobró más de 6 mil víctimas en 1985 y poco más de 300 en 2017.

Al inicio de esta entrega, les decía que yo lo viví, porque en esos entonces me encontraba estudiando y trabajando en la Ciudad de México, ese movimiento telúrico o terremoto fue el despertador de aquella mañana que parecía sería igual o mejor que otros días ya que se acercaba el fin de semana que a todos los estudiantes nos gustaba para irnos de reventón como se decía en aquellos tiempos.

Residía en la colonia del Valle donde el edificio parecía quebrarse, mientras que la litera donde dormía se zarandeaba como una hamaca mientras que el espejo ovalado se movía de un lado a otro c ogra fuerza.

Como jóvenes que éramos, no medimos las consecuencias, pensé que eso había sido todo, ya no fuimos a la escuela, pero a eso de la una de la tarde decidí irme a mi centro de trabajo en la Avenida Manuel González, donde colaboraba con Miguel Cantón en la revista “Quehacer Político”, ahí junto con los compañeros pasamos el resto de la tarde procesando información al respecto, cuando por la noche nos toca la replica también muy fuerte por lo que salimos despavoridos a la calle en el momento en que esta se partía en dos.

En esos momentos de angustia, para salir del edificio conté con el apoyo de Jorge Cantón y Hugo Galván si bien recuerdo su apellido, quienes me ayudaron a brincar la escalera que al momento también se partió en dos. Muchas son las anécdotas que aun recuerdo de este fatídico e inolvidable día.

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