Jorge Núñez
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En los últimos días se publicó una encuesta con los mejor posicionados a la presidencia municipal de Centro. El problema es que no coincide con los estudios que han levantado los partidos y los propios soñadores a ese cargo de elección popular. Como en las próximas semanas continuarán apareciendo otros estudios, es importante diferenciar los datos verdaderos de los que tienen como propósito beneficiar exclusivamente a determinados postulantes.

Llama la atención que en el estudio de referencia Adán (Morena) aparezca en primer lugar de las preferencias con el 55.4%, seguido de su hermana Rosalinda (PRD) con el 52.2%, de Gerardo Gaudiano (PRD) con el 50.8%, Enrique Priego (PRI) con un 48.5%, Octavio Romero (Morena) en el 43.6%, y Evaristo (PRI) con el 34.3.

Y bien, estas opiniones favorables sobre cada uno de los mencionados no coinciden con las que los partidos y los suspirantes tienen en su poder. En todas ellas, Rosalinda aventaja en hasta en tres por uno a los postulantes de la izquierda, y hasta en cuatro por uno a los soñadores del PRI. Los partidos y los aspirantes se han abstenido de hacer públicos estos sondeos a fin de no infringir la ley electoral, pero en sus respectivos cuartos de guerra hay la información confiable de que Rosalinda es quien tiene una ventaja casi inalcanzable para sus competidores.

En las encuestas del PRI, PRD y Morena, la diputada local mantiene rangos de preferencia ciudadana superiores al 70% mientras que el más cercano de sus adversarios está en rangos inferiores al 25 por ciento. Estas cifras serán confirmadas una vez que la Ley electoral permita su divulgación.

Los estudios que marcan una “cerrada” lucha en la punta de las preferencias a la alcaldía de Centro parecen no ser muy confiables. En todo caso, se percibe la intención de favorecer públicamente a quienes están muy abajo en los sondeos, dándoles una ubicación artificial. Lo más probable es que los más cercanos a Rosalinda aparezcan más tarde superándole en los porcentajes. Los competidores de Rosalinda están buscando posicionarse por medio de los medios de comunicación, apareciendo como dignos competidores cuando lo cierto es que marchan muy abajo en los sondeos extraoficiales de los partidos.

Para los dirigentes de la izquierda está muy claro, desde hace varios meses, que la mejor posicionada en las encuestas es Rosalinda López Hernández. También de ello están convencidos el PRI, el PVEM y el Panal quienes le han buscado a fin de mantener acercamientos que permitan su postulación por esta alianza.

Pero Rosalinda no ha tomado ninguna decisión al respecto, sobre todo después de que Obrador le sugiriera no irse de la izquierda. Muchos entendieron esta declaración del Peje como una apertura de puertas en Morena, donde Adán y Octavio mantienen una encarnizada lucha por la candidatura a la capital tabasqueña.

Es bien sabido que la exsenadora de la República, y exdiputada federal, tiene un trato directo de muchos años atrás con Obrador. De ahí que el Peje sabe más que nadie la ventaja real que Rosalinda tiene en los sondeos. Pero también los altos dirigentes nacionales del PRD  tienen puestas sus miradas en ella, porque las encuestas internas reflejan el gran apoyo popular.

Rosalinda, pues, no mantiene una “cerrada” disputa con sus adversarios de la izquierda y mucho menos con los del PRI. La  presidenta de la Comisión de Gobernación está muy arriba en los porcentajes y por esta razón mantiene una actitud de tranquilidad y mesura. Por el contrario, sus competidores aparecen muy nerviosos y por ello usan estrategias mediáticas para colocarse como “dignos” rivales. Puro cuento, pues.

Confidencial
El presidente de la CEDH, Manuel Argáez, asegura que la reforma constitucional en materia de Derechos Humanos permite a los tabasqueños disfrutar a cabalidad de los derechos fundamentales y sus garantías, propios del constitucionalismo democrático, así como reordenar y reagrupar tales derechos en un solo numeral. También introduce el nuevo catálogo de derechos que incluye los de la Constitución Federal y aquellos otros de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que no habían sido recogidos por la Constitución Mexicana y se encontraban en el Derecho Jurisprudencial emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y demás tribunales federales.