En las Carpas de la Política
Respaldo ciudadano Florentino J. García Alcudia Tras unos días de asueto. El tema que estuvo en la boca de todos casi toda la semana. Es más todavía sigue dejando comentarios unos a favor, otros en contra. Muchos por que no decirlo, se volvieron especialistas en aeronáutica, midieron los terrenos, los espacios, cuantificaron los costos, unos […]
5 de noviembre de 2018

Respaldo ciudadano

Florentino J. García Alcudia
Tras unos días de asueto. El tema que estuvo en la boca de todos casi toda la semana. Es más todavía sigue dejando comentarios unos a favor, otros en contra.

Muchos por que no decirlo, se volvieron especialistas en aeronáutica, midieron los terrenos, los espacios, cuantificaron los costos, unos analistas económicos. Que incluso hasta casi declaraban en quiebra al país. Descalificaciones entre unos y otros que defendían diferente causa que tal vez hasta desconocían del tema.

Por más que la consulta sobre el nuevo aeropuerto tenga sus serios cuestionamientos, no puede dejar de considerarse como parte de lo que el nuevo gobierno está buscando. A través de mecanismos como la consulta se quiere conocer, de manera directa, qué es lo que piensan y quieren los ciudadanos en asuntos que les competen, los cuales tienen que ver con la gobernabilidad del país. Es decir, en pocas palabras y más claro López Obrador quiere “escuchar al pueblo”. Frase trillada tal vez de muchos políticos, con una diferencia, él la está haciendo realidad.

Para algunos analistas, piensan que la consulta incluso puede ser igualmente piedra de toque o un muy mal inicio que termine marcando el sexenio, que la relación entre gobernantes y gobernados se ha anquilosado y desgastado ha dejado de ser efectiva y productiva.

Pero las consultas aunque no son la panacea, López Obrador se ha propuesto hacer consultas de todo aquello que particularmente le genere dudas. Detrás de ello puede estar no querer tomar decisiones que le puedan traer consecuencias a su gobierno y a su imagen; o también, las dos caben, una genuina actitud democrática que busca mayor participación que derive en decisiones colectivas.

La votación del 1 de julio la sociedad votó para echar a unos, pero, de paso, quizá esto sea lo más importante, para que el nuevo gobierno haga las cosas de manera diferente. No sólo se trata de imaginar un nuevo gobierno; se trata, sobre todo, de que los ciudadanos puedan ver que existen nuevas formas de ejercer el poder, lo que al menos amaine la desesperanza y el hartazgo social.

Detrás del voto también estaba, y está, la exigencia de que la sociedad sea considerada como sujeto activo y se le rindan cuentas.

López Obrador, como opositor que fue durante muchos años, lo sabe, pero una cosa es ser candidato y opositor, y otra, ser Presidente electo, a quien ahora le llegan otras demandas y exigencias.

La construcción de nuevas formas democráticas es el gran reto. No se puede ser nuevo gobierno haciendo lo mismo que los gobiernos anteriores; hablamos de fondo y forma. Sin embargo, también resulta un sinsentido llegar y suponer que el país debe partir de cero, como si la verdad de las cosas estuviera del lado de quien llega.

La consulta sobre la construcción del nuevo aeropuerto hay que verla bajo este entorno. De por medio está una gran decisión, sin duda de enorme trascendencia; pero también están en juego las convicciones democráticas del nuevo gobierno.

Salieron a votar casi un millón de personas, de las cuales tal vez en su mayoría desconocían los beneficios de uno u otro aeropuerto. Tal vez su respaldo fue a López Obrador y a sus dichos de que el aeropuerto de Texcoco estaba plagado de corrupción.

Tal vez de ese millón de votantes donde casi el 70% estuvo a su favor, jamás en su vida se subirán a un avión, vimos creo todos, muchos, que quienes acudían a emitir su voto, muchas familias enteras de bajo, muy bajos recursos. Pero con una convicción. Apoyar a López Obrador.

El presidente electo cuenta con el respaldo de los mexicanos, que esperan no se equivoque y aunque brincó en su momento la iniciativa privada, el propio secretario de Economía Ildefonso Guajardo, aclaró que era exagerado decir que este nuevo proyecto provocaría una crisis en el país.

Y López Obrador habló de corrupción en el tema, que fue confirmado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que presentó seis revisiones a contratos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que aún se construye en Texcoco, en las que destacan irregularidades por 328 millones 259 mil pesos.

Compartir: