Por. Elmer Jiménez Hernández

El caso de los “filigranas” en Jonuta y en la secretaría de salud, son muestras de evidentes acciones de ambiciones personales, malos administradores, corrupción política y espíritu de violencia, imposición y machismo. El primero no quiere en ningún momento dejar que su “vieja”, lo gobierne, no acepta que una mujer sea la presidenta municipal. Mientras que el otro, un abogado administrando el sector salud y poniendo orden en la dependencia pero con todas las acciones a su favor.
Hasta el cansancio la sociedad jonuteca y la opinión pública tabasqueña han exhibido al conocido político perredista, Tito Filigrana Castro, como un personero anti – político, amachado y retrógrada; pese a que durante el proceso electoral pasado, su partido el PRD decidió que la candidata a la presidencia municipal fuese su esposa Ana Lilia Díaz Zubieta, para cumplir la paridad de género establecida en la Constitución, el susodicho se aferra a que una vez que tome protesta su esposa, en enero próximo, él asumirá la presidencia, porque ese fue el acuerdo, con el partido y con su esposa, toda vez que como síndico de hacienda le corresponde asumir esa posesión, pero además, sostiene al viejo estilo machista que, ella debe asumir el papel de esposa, porque se vería mal que ella fuera la presidenta municipal y él un simple regidor.
Si antes de asumir los cargos, ya hay problemas familiares por las ambiciones de poder, seguramente cuando esta familia esté gobernando, ya se imagina usted como será su proceder, porque con toda certeza, se van a pasar los tres años (si es que los terminan) discutiendo y reprochándose unos a otros la pertenencia del cargo, ni tendrán tiempo ni les interesarán las gestiones y el desarrollo del municipio, lo único que este señor (Tito) está pensando es ser alcalde, lo demás no le interesa.
Siempre ha pugnado por ganar o arrebatar cargos políticos a costa de lo que sea, basta recordar que el año pasado en la elección interna de su partido por la dirigencia municipal, Tito Filigrana encabezó el zafarrancho que violentó el proceso e impidió la instalación del consejo político municipal, hizo destrozos, motivando de esta manera al dirigente estatal Candelario Pérez Alvarado, a expulsar del partido de  manera definitiva al ex – edil jonuteco, además de imponerle una demanda penal por los daños y perjuicios, pero no sucedió nada y pues, los perredistas y la sociedad jonuteca tendrán que soportar a esta familia en el poder.
Por su parte el actual secretario de Salud, Juan Filigrana Castro, desde su arribo a esa secretaría, ha revoloteado el polvorero, en principio fue bastante cuestionado que un profesional del derecho, ostente un cargo totalmente distinto a su perfil, es decir, que como abogado defina los rumbos adecuado del sector salud en el Estado, si ni siquiera sabe recetar un medicamento para una infección estomacal, luego entonces, como va a proveer de médicos y medicinas a los hospitales y centros de salud. Sin embargo está exigiendo que cada uno del personal de salud que labora en la dependencia que no cubra el perfil profesional, sean removidos al lugar que le corresponde, y es que en realidad existen personas que ocupan cargos en ese sector que no cubren el perfil.
Como se recordará en meses pasados hubo una manifestación del personal de salud que exigieron y aún están pidiendo que se les otorgue el estímulo por puntualidad y asistencia, mejores condiciones de trabajo, no a las represalias ni venganzas. Mientras que en los hospitales y centros de salud de los municipios, les están dando duro a los trabajadores de esa dependencia, en el sentido de que, ya no van a tolerar más aviadores, ni corrupción, ni tráfico de influencia y mucho menos nepotismo. Todo esto entendido como un pretexto para desviar la atención y los inconformes no volteen hacia la cabeza que es donde se encuentra el verdadero problema.
Lo cierto es que, en estos momentos, está creciendo una bomba que les va a reventar en las manos a las autoridades de salud, debido a que en cada uno de los centros salud y hospitales, les están limitando los recursos necesarios, los medicamentos, el mismo personal médico, hay conflictos internos, inconformidades que los mismos líderes sindicales no pueden resolver. “No hagas cosas malas que parezcan buenas”.