El silencio de prensa
A 15 días de que sea el tiempo de Núñez Jiménez en Tabasco, tiempo habrá de caminar con él –sin el peligro de convertirse en estatua de sal–. De que las palabras recobren el espacio del silencio. Erwin Macario 161212 / Rumbo Nuevo. Transparencia Política Erwin Macario    erwinmacario@hotmail.com A mediados de diciembre pasado podría […]
25 de febrero de 2013

A 15 días de que sea el tiempo
de Núñez Jiménez en Tabasco,
tiempo habrá de caminar con él
–sin el peligro de convertirse en
estatua de sal–. De que las palabras
recobren el espacio del silencio.
Erwin Macario 161212 / Rumbo
Nuevo. Transparencia Política

Erwin Macario   
erwinmacario@hotmail.com
A mediados de diciembre pasado podría haber parecido profético. Las palabras, poco a poco, recobraron su espacio en la prensa tabasqueña. Mirar al pasado no hizo estatua de sal a nadie. Tal vez hubo exceso en la denuncia mediática. Quizás bullying.
“En realidad el silencio no ha sido total. Pero vale la pena aclarar que, ante la debacle priísta, callando se ha dicho más que las palabras. Tanto en el ámbito de los que se van como en el de los que llegan. Y es que la abundancia de comentarios, a toro pasado, no deja sino un mal sabor de boca en los actores políticos, en los lectores-electores”, dije ese día 16 de diciembre en mi texto.
De ese silencio se pasó, en muchos casos, al ruido. Nadie, ni el propio gobernador Arturo Núñez, imaginaba el tamaño de lo que él mismo calificó de desastre. En la mayoría de las dependencias del gobierno se presentó al pueblo de Tabasco una imagen que le lastimaba. El saqueo había sido terrible, según se leía en una prensa, que sólo en casos aislados había denunciado porque ni el más perspicaz reportero sospechó lo grave de la corrupción del gobierno granierista,  que todavía la semana pasada el jefe del ejecutivo estatal dijo, de acuerdo a documentación, ascendía a 17 mil 137 millones de pesos. ¡Y puede haber más!
El mal sabor de boca, para los acostumbrados a  la impunidad,  había empezado al asumir el cargo Arturo Núñez y dejar claro que su gobierno no LA permitiría. No gozarán libres el producto de hacienda mal habida, dijo.
Sentirse agraviado, lastima a los tabasqueños. Sentirse engañados, a muchos periodistas a los que se les ha querido colocar el sambenito de cómplices. Se olvida que la mayoría de la prensa son eso, medios: el intermediario de la comunicación. El vehículo, de ida y vuelta, entre el poder y el pueblo.
Bien que la cercanía de algunos al árbol del poder –con agradable y fresca sombra–  podría haberles tapado el bosque. Pero, en realidad,  la propia forma en que se han venido desarrollando las investigaciones por parte de gente especializada en auditorías, que tardaron más de 45 días en dar los primeros resultados, presuntamente documentados, es una prueba de lo difícil que es detectar –con pruebas—los actos ilícitos de una administración.
En aquella columna con la que rompía el silencio, que en parte se mantuvo en este espacio periodístico, –desde la derrota del PRI–, quedó escrito: “Podría decirse, con Jorge Luis Borges, citado por Pedro Sorela, –en Dibujando la tormenta– que esta columna ha prescindido de lo superfluo que, en gran parte, ha sido el acontecer político en estos días: una serie de especulaciones y de denuncias silenciadas mucho tiempo. Un exceso de ruido mediático que en nada ayudó a entender la llegada de la alternancia: gran parte del discurso periodístico se mantuvo en la frustrada adivinación política, en la práctica de la gabinetitis cuando no en suplantar la tarea de los jueces que, por cierto, es dudoso que actúen”.
Pasó la gabinititis, fallaron los especuladores, algunos se decepcionaron, las denuncias en algunos medios se tornaron en práctica oficial y oficiosa. El ruido mediático parecía confundir las intenciones de Arturo Núñez quien tuvo que salir al paso, pedir silencio a los de adentro y tranquilidad a los de afuera.
Después de 45 días, se pusieron las primeras demandas contra algunos presuntos saqueadores del pasado gobierno.
Ayer leí, en la prensa nacional, que el gobernador Arturo Núñez tuvo de nuevo que salir a poner orden. Que el presidente Enrique Peña Nieto, dice, apoya pesquisa por el saqueo. Con esto se desmienten versiones que señalaban que el presidente de la República, por haber llegado con las siglas priístas, apoyaba a los del gobierno pasado para que hubiera impunidad.
Se llegó a decir que el no juzgarlos era una condición impuesta para apoyar al actual gobierno perredista.
En una nota del Universal se refritea información ya servida en Proceso: “Las carencias del pueblo de Tabasco contrastan con el alto poder adquisitivo de la familia del ex gobernador priísta Andrés Granier.
“Según información en poder de El Universal —dice la nota— Fabián Granier Calles, hijo del ex mandatario estatal, adquirió un departamento en Miami, Florida, en Estados Unidos…”.
El Universal tampoco sospechó el saqueó, mientras gobernaba Granier.
¡Nos engañaron!

LADO OSCURO
Cuestiones personales me impidieron enviar por mail mi epigrama que apareció ayer domingo en Rumbo Nuevo. La mandé por celular a Jacinto López a quien, al reenviarlo al cotidiano, los duendes de la redacción convirtieron en un buen epigramista. Los versos son estos, con mi disculpas a los lectores: No andan huyendo los saqueadores. “No huyen y es verdadero. / Dicen —válgame señor—/ que están contando el dinero; / lo debían pesar, mejor.

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