Por Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
Hace 95 años, aquel 4 de marzo de 1929, nace el PRI que perpetraría una larga carrera criminal, que comenzó siendo apenas un bebé de un año, cuando encomendó a aquel cruel y mezquino asesino, el general Maximino Ávila Camacho, la masacre de los jóvenes vasconcelistas en Topilejo, en 1930.
Si, Maximino, hermano de Manuel, al que premió el farsante Lázaro Cárdenas impulsándolo para Presidente de la República, despreciando al verdaderamente revolucionario General Francisco J. Múgica e inaugurando el abandono de los principios de la revolución y el inicio de la entrega de los recursos nacionales a los extranjeros.
Pero podría escribirse un libro sobre la serie de masacres, prácticamente anuales, pero solo mencionaré como ejemplo el holocausto de más de 350 jóvenes aquella tétrica noche de Tlatelolco en 1968, la masacre de jóvenes por los llamados “halcones” en 1971, y la infame desaparición forzada, crimen de Estado, de los 43 jóvenes de Ayotzinapa.
Pero no hay sector de la población que se haya salvado de la represión. Lo mismos maestros en Nochistlán, que ferrocarrileros, electricistas o hasta médicos.
Pero las masacres más constantes y crueles, la han sufrido nuestros indígenas, y baste recordar las matanzas de Acteal o la de Aguas Blancas, para terminar con la más reciente de Atenco, en que lo único que faltó , en un elogio al absurdo, fue que las mujeres sobrevivientes encarceladas fueran acusadas también de haber violado a sus verdaderos violadores.
Pero lo esperanzador es que los actuales “dirigentes” del PRI, del PAN y de los huesitos o pellejos quedan del PRD, están haciendo muy bien su trabajo para enterrar y borrar del mapa a estas organizaciones corruptas y entreguistas.
Y lo deprimente y decepcionante, es que puedan existir algunos ciudadanos ilusos o conscientes, que militen en estas organizaciones criminales. Y los hay académicos y también doctorados, pero en retraso mental.