El país de Nunca Jamás
Vivimos en el país del Nunca Jamás, de la opereta o de la zarzuela. Aquí suceden las cosas más increíbles: vendemos petróleo para comprar gasolinas, vendemos naranjas y compramos jugo de naranjas en Waltmart. Tenemos decrecimiento, desempleo, inseguridad, las mayores carencia, pero como buenos masoquistas seguimos votando por el PRIAN y sus testaferros del PRD. […]
28 de abril de 2018

Vivimos en el país del Nunca Jamás, de la opereta o de la zarzuela. Aquí suceden las cosas más increíbles: vendemos petróleo para comprar gasolinas, vendemos naranjas y compramos jugo de naranjas en Waltmart. Tenemos decrecimiento, desempleo, inseguridad, las mayores carencia, pero como buenos masoquistas seguimos votando por el PRIAN y sus testaferros del PRD.

Por Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
Vendemos petróleo barato para comprar gasolinas caras, que en Estados Unidos compran a 11.00 el litro pero nosotros pagamos en 18.00, y aplaudimos al payaso corrupto del PAN cuando dice que no es negocio instalar refinerías, que los motores de gasolina ya no se van a utilizar, siendo que en USA están ampliando sus refinerías y construyendo nuevas.
El vaquero Fox, a pesar de disfrutar de la bonanza petrolera elevó en un 50% la deuda gubernamental para dejarnos una herencia de tres billones de pesos de hipoteca. Calderón y su Margarita, que disfrutó de los más altos precios del petróleo, elevó esta deuda a 5.8 billones de pesos, y en pleno despeñadero esta deuda ya rebasa los 10 billones de pesos, y dramáticamente este gobierno aún no termina. Tétrica obra del Secretario de Hacienda en dos sexenios. El país desmantelado y endeudado hasta nuestros tataranietos. A donde vamos a llegar?
Cada mexicano, adulto, pensionado, campesino, estudiante, bebé, tiene ya en promedio una deuda de 80,000 más intereses que se acumulen, más nueva deuda contratada este año y en los venideros si seguimos votando por “lo mismo”. Nos ahogamos como campeones en corrupción y decrecimiento. Afortunadamente, Tabasco y México vislumbran una luz que les anuncia el final del túnel. Tenemos que entonar nuestro “himno a la alegría”.
El epílogo triste, la dramática realidad, es que increíblemente hay “tabasqueños” que declaran abiertamente su apoyo a Meade o a Anaya, autores del desmantelamiento y endeudamiento de México, que aún quieren más de lo mismo, que no aceptan que un tabasqueño pueda llegar a la Presidencia, que se oponen a que Tabasco pueda tener una refinería, que se espantan de que este terruño tenga un liderazgo nacional.

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