El llamado de las autoridades para quedarse en casa
Aunque el conductor porta casco y chaleco fosforescente, la mujer, no. Ni siquiera el cubreboca Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo A la mínima velocidad, dos unidades del Ejército Mexicano pasan por la calle. En cada una de ellas van siete elementos con uniforme camuflajeado y mascarillas negras. Ellos también escuchan el perifoneo convertido ya en […]
26 de abril de 2020

Aunque el conductor porta casco y chaleco fosforescente, la mujer, no. Ni siquiera el cubreboca

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
A la mínima velocidad, dos unidades del Ejército Mexicano pasan por la calle. En cada una de ellas van siete elementos con uniforme camuflajeado y mascarillas negras. Ellos también escuchan el perifoneo convertido ya en pregón de auxilio: «Quedate en tu casa. La seguridad de Tabasco, la construimos todos».
No han pasado diez minutos de la aparición militar cuando una pareja, en motocicleta, abandona su casa. Aunque el conductor porta casco y chaleco fosforescente, la mujer, no. Ni siquiera el cubreboca obligatorio desde el miércoles para disminuir el efecto de la pandemia del coronavirus en el mundo.
En medio del rugir del motor de la motocicleta, se escucha el perifoneo de una gasera. Detrás del vehículo de carga, aparece otro. Es la competencia con la misma oferta difundida con música local de fondo. Sin embargo, la mayoría de las casas están cerradas. Probablemente el consumidor cautivo, duerme. Es sábado.
La diferencia entre el mensaje de la unidad militar, además de la invitación a mantener el recojimiento sanitario, es la sonoridad. En el acostumbrado de las empresas gaseras, ordinariamente es una mujer la que se escucha, a veces, no tan estridente. Contrasta con el perifoneo de la milicia donde la voz es masculina, parsimoniosa por no decir golpeada: «El Gobierno de Tabasco y el Gobierno de México…», sale de la unidad guía que porta mantas a los costados: «Plan DN—III», se alcanza a leer en la caligrafía en negro con fondo amarillo.
Mientras la pareja de la motocicleta se pierde entre las calles y avenidas de Villahermosa, la ruta de las gaseras inesperadamente sigue a las unidades verde olivo que ruedan despacio tratando de que el mensaje que tiene en las calles al Ejército Mexicano —como siempre pasa en cualquier contingencia del país; así fue en 2007 con la inundación—, sea escuchado por los vecinos de las colonias y fraccionamientos y demás comunidades para hacer conciencia entre la población a fin de combatir desde el confinamiento a la peste del siglo.
Avanza el sábado. Parece, otra vez parece percepción, que la inmovilidad funciona. No obstante, de vez en cuando el ruido de motores de las motocicletas donde jovenes reparten ya bien tortillas a las taquerías o restaurantes abiertos o medicinas o comidas de microempresas con servicio ahora a domicilio, rompen con el silencio de unas calles no tan limpias.
Una mirada al río Grijalva evidencia que la sequía será también escandalosa. Arrimadas al embarcadero de la rivera derecha, aparecen las famosas lanchitas. De la esquina de la calle Macuilís y Malecón Carlos Alberto Madrazo Becerra, se puede ver el vaiven de algunas personas usuarias forzadas del puente peatonal donde se enseñorea un mirador cerrado al público desde hace rato.
Al rodar de taxis y combis del servicio público de pasajeros, también se añade la entrega de muebles de Coppel; asi también la distribución disminuida de empresas refresqueras y de agua a comercios abiertos y domicilios particulares. De pronto, el peculiar pitido de un ruletero acompaña el caminar de una joven con un tapaboca azul marino, quizás de hechura casera. El agotador bochorno, recuerda, sin embargo, la estrofa final del Himno a Tabasco: «… Porque al cantar dice por mi el conquistador/es esta tierra, la mejor que alumbra el sol…»
Parece, se insiste en que esa es la percepción, que este sábado la población no es rejega al llamado de las autoridades sanitarias para quedarse en casa. El ruido silencioso se registra en lo que la Organización Mundial de la Salud bautizó como «infodemia». ¿Y esto? Es el vocablo con el cual se califica la deleznable pero incesante actividad de las redes sociales y sus bulos, fake news, falsas informaciones y…chismes por toneladas.
En los últimos días, por ejemplo, por Facebook y grupos de WhatsApp, se alerta a la población con un «las ratas andan sueltas…»
A partir de esa lectura, la incertidumbre sube. ¿Cuántos días trae la cuarentena? ¿Otro fin de semana acuartelado? ¡Suerte la de los soldados…!

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